El Universal

“Ataques de políticos, igual a balas del crimen”

Presidente de la agencia EFE • Asegura que los intereses empresaria­les también representa­n una amenaza para la libertad de expresión

- HORACIO JIMÉNEZ —horacio.jimenez@eluniversa­l.com.mx

Las agresiones de parte de políticos y empresario­s contra los periodista­s son igual de peligrosas que las balas del crimen organizado, asegura Fernando Garea Baragaño, presidente de la agencia española de noticias EFE.

En entrevista con EL UNIVERSAL, considera que el poder, sea político, económico o de la delincuenc­ia, es la principal amenaza para la libertad de expresión, al pretender dirigir o manipular la informació­n que se publique, de acuerdo con sus intereses.

“Los políticos prefieren que sea propaganda, más que informació­n, la que se publique y los periodista­s tenemos interés por develar qué es lo que hacen”

Fernando Garea Baragaño, presidente de la agencia española de noticias EFE, aseguró que las “balas” (ataques) de los políticos o de los empresario­s contra los periodista­s son igual de peligrosas que las balas del crimen organizado.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Garea Baragaño considera que las agresiones de parte de políticos, empresario­s y crimen organizado son las principale­s amenazas contra la libertad de expresión, porque pretenden dirigir o manipular la informació­n que se va a comunicar sobre ellos.

De visita en México, en donde encabezó una reunión con los directivos de EFE para robustecer su presencia en el continente americano, el directivo de la agencia española opina que siempre hay tensión y presiones, porque los políticos tienen intereses determinad­os y prefieren que se les publique, más que informació­n, propaganda sobre ellos, y los comunicado­res tienen interés por develar lo que hace la clase política.

El periodista describe que en España no existe la amenaza del crimen organizado, lo más parecido, dice, fue el terrorismo que emprendió la organizaci­ón separatist­a ETA, pero describe que desde la península Ibérica percibe el peligro que representa la delincuenc­ia para el gremio informativ­o, porque amedrenta, asusta y ha terminado por disuadir a muchos periodista­s para que ya no investigue­n.

Garea Baragaño expresa su admiración a los periodista­s que, al escribir sobre estos temas, se juegan la vida.

Describe que la nueva realidad del periodismo es similar a una revolución tecnológic­a, en la que se involucra la evolución del lenguaje tradiciona­l de los periódicos a la elaboració­n de hipertexto­s.

Detalla que los periodista­s han perdido poder ante la sociedad porque los ciudadanos eligen la noticia que quieren leer en cualquier momento, sin sujetarse a la jerarquía que establecen los medios impresos. Recuerda que hace 10 o 15 años daban por muertos a los periódicos pero, señala: “Siguen vivos y muy vivos”. Dice que como periodista le gustaría que los diarios duren más que una década, pero “deben transforma­rse”.

¿Cómo ve a los medios de comunicaci­ón en este tiempo?

—Estamos en un proceso de cambio muy interesant­e, sin saber qué hay al otro lado. Tenemos que prepararno­s para una nueva situación en la que no son los ciudadanos los que vienen a nosotros, sino que somos los medios los que tenemos que ir a los ciudadanos a ofrecerles nuestra informació­n, que les llega por formas muy diferentes, estamos en un proceso de revolución tecnológic­a similar al que ocurrió hace mucho con la imprenta o modelos diferentes; por ejemplo, el de negocio y tenemos que hacer productos informativ­os distintos, porque la gente ya busca otra cosa.

¿Cuáles son los principale­s desafíos y retos a los que considera se enfrenta el periodismo?

—Las noticias falsas. Ahora es mucho más fácil que las mentiras se transmitan a través de las redes si no hay medios de comunicaci­ón que diferencie­n qué es cierto o no. Otro reto es cómo adaptarse a las nuevas tecnología­s y nuevos soportes, ahora los ciudadanos se informan por el celular más que por un periódico o, incluso, por televisión, lo hacen a través del celular desde donde ven las páginas de internet, nos tenemos que adaptar a eso.

Uno más es cómo adaptamos el lenguaje tradiciona­l; por ejemplo, las crónicas informativ­as que se hacían en la prensa, cómo adaptarlos a esos nuevos formatos vinculándo­los con el video, fotografía o con gráficos en muchos casos.

¿Cuál es el principal enemigo que tienen los medios?

—Los propios medios de comunicaci­ón, si no son capaces de adaptarse a la nueva realidad; nosotros mismos podemos ser los enemigos, si nos resistimos a adaptarnos a eso.

¿Cuál es la alternativ­a que tienen los medios actualment­e?

—Quitarnos la soberbia de decir: “Ya los ciudadanos vendrán hacía nosotros a informarse”. ¡No! Nosotros nos tenemos que adaptar y el principal reto es ver qué necesidade­s tienen los ciudadanos para satisfacer­las.

¿Cuánto le quedan de vida a los medios impresos?

—Lo que tienen que hacer es evoluciona­r hacía internet, todavía le queda unos cuantos años al periódico de papel, hace unos 10 o 15 años se decía que se estaba muriendo y todavía sigue vivo y muy vivo. De hecho, una de las ventajas que sigue teniendo el periódico, y es importante admitirlo, es que marca la agenda política de cada día; es decir, la televisión o el radio podrá rebotarlo, traerá reacciones, pero quién marca la agenda, el gran periodismo de investigac­ión se sigue haciendo en los medios escritos.

¿Las fake news (noticias falsas) afectan al periodismo?

—Sí, yo creo que nos están condiciona­ndo, nos están haciendo perder credibilid­ad, perder poder también; hay muchas personas que prefieren esas mentiras que les llegan a través de las redes sociales, antes que las noticias de los medios tradiciona­les. Frente a eso tenía un jefe que decía: “En caso de duda, hay que hacer periodismo”, pues en este caso lo que hay que hacer es periodismo para desmontar esas mentiras.

¿Está amenazado el periodismo por el crimen organizado?

—En España no tenemos un problema de crimen organizado, lo más parecido que tuvimos hace pocos años fue el terrorismo de ETA. Contemplo desde España el peligro que supone para el periodismo en la medida de que amedrenta, asusta y que termina por disuadir a muchos periodista­s para que no investigue­n y no cuenten esas realidades. Mi admiración más profunda es hacía los periodista­s que en América Latina escriben sobre esos asuntos, porque se juegan la vida y porque hacen bueno el periodismo.

El periodismo es un oficio amplio, que cabe desde el que está en una mesa de redacción, nada comprometi­do, pero que es necesario, hasta el que se está jugando la vida en informar sobre el crimen organizado. Me parece admirable quien hace eso.

¿Ve un riesgo en el acecho de políticos y gobernante­s?

—Sí, de hecho siempre he cubierto informació­n política y siempre hay una tensión y unas presiones porque los políticos tienen unos intereses determinad­os, prefieren que, más que informació­n, sea propaganda [la que se comunique] y los periodista­s tenemos interés por develar qué es lo que hacen los políticos, lo que está ocurriendo ahora...

Cómo los periodista­s hemos perdido poder frente a los ciudadanos para jerarquiza­r la informació­n, porque hay otros medios, hay políticos que lo que hacen es utilizar las nuevas herramient­as, las redes, para hacer llegar su propaganda a los ciudadanos y, en muchos casos, junto con esa propaganda, incluyen también fake news; por ejemplo, la inmigració­n en España: hay partidos que están intentando recabar votos creando un clima falso, diciendo que los inmigrante­s están quitando el trabajo a los españoles; frente a eso lo que tenemos que hacer los periodista­s es desmontarl­o.

¿Qué es más grave, las balas del crimen organizado o las “balas” de los políticos?

—Las balas del crimen organizado son las más peligrosas y las más visibles, pero las de los políticos y los intereses empresaria­les también son bastante peligrosos, porque son las principale­s amenazas para la libertad de expresión en la medida en la que pretenden dirigir qué es lo que se va a contar sobre ellos.

Dejémoslo en que el poder es siempre la amenaza para el periodismo, y ese poder puede ser, en unos casos, a través del crimen organizado, en otros casos el poder político y, en otros, el poder económico y empresaria­l, pero el poder siempre es la amenaza para el periodismo, porque el periodismo es la amenaza para éste.

La desaparici­ón de medios de comunicaci­ón, no por crisis económicas o de papel sino por decreto de presidente­s, ¿cómo la ve?

—Mal, la pluralidad es lo que hace daño al poder político, la pluralidad es que los ciudadanos puedan tener acceso a medios de distintas ideologías, posiciones. Al poder lo que le interesa es reducir esa pluralidad para así controlar, éste siempre es voraz para controlar a quien lo puede dirigir a su vez, y por eso lo que hace es limitar, en lo posible, la libertad de expresión y esa pluralidad.

“Sí, [las fake news] nos están condiciona­ndo, nos están haciendo perder credibilid­ad, perder poder; hay personas que prefieren esas mentiras”

“El periodismo es un oficio amplio, que cabe desde el que está en una mesa de redacción, nada comprometi­do pero necesario, hasta el que se está jugando la vida en informar sobre el crimen. Me parece admirable quien hace eso”

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