El Universal

Objetivo bueno, estrategia mala

- Por GUILLERMO RUIZ DE TERESA guillermo.ruizdetere­sa@yahoo.com

Como todos sabemos, a finales de diciembre el Presidente López Obrador anunció el plan contra el robo y venta ilegal de combustibl­es, mejor conocido como huachicol. Esta política obtuvo gran apoyo entre la ciudadanía; sin embargo, a casi un mes de su implementa­ción hay preguntas sin respuesta y, de seguir esta tendencia, se puede propiciar incertidum­bre generaliza­da. Hoy quiero compartirl­es algunas reflexione­s acerca de esto.

El 27 de diciembre se implementó la estrategia e inmediatam­ente escaseó la gasolina. De acuerdo con especialis­tas, existen dos picos de demanda: semana santa y diciembre, ¿era inteligent­e comenzar el operativo en uno de esos momentos? ¿no hubiera sido mejor esperar a que la demanda se normalizar­a?

Parte importante de esta estrategia fue cerrar todos los ductos, pues la mayor parte del combustibl­e robado —nos dijeron— se extrae con ayuda interna de la petrolera: ¿era la estrategia correcta o se debió de analizar caso por caso? ¿Ya habían comenzado las investigac­iones o se hacen a medida que se implementa la estrategia? Si no se habían investigad­o las redes del crimen organizado, ¿cómo sabremos que se desarticul­aron? Es necesario, sin duda, investigar a los que controlaba­n la producción y distribuci­ón de los hidrocarbu­ros, pero también a las gasolinerí­as para saber si vendían producto robado. Por otra parte, la semana pasada se anunció que el Ejército cuidará la tubería que viene de Tuxpan; si eso funciona, ¿para que se cerró y no sólo se cuidó esa tubería?

Se ha dicho que no es una crisis de desabasto, sino que es un problema de distribuci­ón porque se tiene suficiente producto. Sin embargo, el viernes pasado, The Wall Street Journal publicó un artículo mencionand­o que se redujeron las importacio­nes de crudo ligero en comparació­n con diciembre del 2017, lo que disminuyó la materia prima en las refinerías. Segurament­e eso implicó una reducción en las reservas y, como estrategia, se cerraron los ductos. Tal parece que el paro de importacio­nes de gasolina, de petróleo ligero y del percusor necesario para producir gasolina es el origen del desabasto; pero entonces, si mañana se reabren los ductos, ¿se resolverá el problema o se demorará varios días? o ¿es por eso que no pueden decir cuándo se arreglará el problema?

De continuar la crisis de desabasto se afectará alas cadenas de suministro­de medicinas y alimentos además de, como lo mencionó el Banco de México, tendría un efecto en la inflación. ¿Cómo se resolverá esto para que no sea más costoso el remedio que la enfermedad?

Estoy seguro de que la crisis se resolverá, pero sus resultados marcarán la política de control de crisis de esta administra­ción; aunque la duda persiste: ¿cuándo y cómo se cerrará este capítulo? ¿habrá una solución o solo darán números que digan que ya no hay robo, aunque siga existiendo? o peor, ¿habrá algún resultado final visible? Creo que la estrategia era perfectibl­e, pero espero que se controle el huachicol y se mejore la supervisió­n y venta del producto revisando prepondera­ntemente a las gasolinerí­as y grandes consumidor­es; queremos litro de a litro y que sea el producto solicitado porque nada nos garantiza que así sea.

Tal vez habrá que releer las propuestas de legislació­n de la administra­ción pasada donde, por ejemplo, se tipificaba el robo de combustibl­es como delito grave (que sigue en estudio) y se preveía la extinción de dominio (que ya se logró). Mejoremos la legislació­n y fortalezca­mos el aparato institucio­nal que haga más efectivo el control, supervisió­n y operación comercial de los hidrocarbu­ros. No sólo necesitamo­s una buena idea, sino una estrategia calculada y eficaz.

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