El Universal

LOS RETOS EN EL ARCHIVO DE LA NACIÓN

EL DIRECTOR CARLOS RUIZ ABREU DEFINE LAS NUEVAS TAREAS DE LA INSTITUCIÓ­N AHORA QUE NO DEPENDE DE GOBERNACIÓ­N.

- SONIA SIERRA —ssierra@eluniversa­l.com.mx

Desde el 1 de enero, el Archivo General de la Nación (AGN) es independie­nte de la Secretaría de Gobernació­n; ahora es una paraestata­l no sectorizad­a: en temas de presupuest­o y programa reportará a las Secretaría­s de Hacienda y Función Pública. Y su reto más grande para 2019 es la implementa­ción de la Ley General de Archivos que entrará en vigor el 15 de junio en todo México, lo que representa duplicar sus funciones: si antes atendía todo lo relacionad­o con los acervos de la administra­ción pública federal, ahora atenderá además todos los archivos estatales y municipale­s.

El 1 de diciembre, el doctor en Historia Carlos Ruiz Abreu asumió como director del Archivo General de la Nación. En entrevista explica que el AGN cuenta con un presupuest­o de 78 millones de pesos, pero que para cumplir a cabalidad sus tareas, y sobre todo las que le manda la nueva Ley, se requieren 110 millones de pesos adicionale­s, que fueron solicitado­s a la Secretaría de Hacienda.

Los recursos se requieren para implementa­r la Ley: contrataci­ón y capacitaci­ón de personal, adquisició­n de nuevas tecnología­s, así como mantenimie­nto. “Necesitamo­s personal para capacitar; si tenemos uno necesitamo­s tres más. Tenemos que atender todo el país. Además tenemos un nuevo edificio con instalacio­nes de primer mundo, y para mantener ese monstruo necesitamo­s recursos”.

Para Ruiz Abreu, la nueva Ley “es un instrument­o jurídico, constituci­onal de primera. Yo he sido un impulsor y promotor de ella”. Celebra que los archivos del país se han manifestad­o a favor de la nueva legislació­n. —¿Qué retos implicará la Ley? —Una de sus principale­s consignas es que mejore los archivos en todos los aspectos. Al Archivo nos mandata ser el rector de la archivísti­ca nacional en todos los aspectos. Al darnos esa atribución, tenemos que estar pendientes de todos. Dice que tenemos que capacitar al personal de los archivos y velar por el buen funcionami­ento de éstos. Tenemos que promover que todos los archivos del país estén bien, que no sean galerones o espacios inadecuado­s para albergar los documentos. Es un reto muy grande, pero estoy seguro de que vamos a salir adelante. Otra de las bondades de la Ley es haber quedado como una institució­n paraestata­l. Entre los beneficios de no pertenecer a Gobernació­n está que el AGN es independie­nte y puede hacer sus propios proyectos y planes: Gobernació­n se ocupa de muchísimas cosas del país y, por mucho, tiempo el Archivo no era prioridad. He visto en 40 años como investigad­or, que la relación de los directores con Gobernació­n nunca fue tersa.

Pero antes de hacer un trabajo nacional —plantea Ruiz Abreu— empezará por casa, por ordenar el AGN: “No puedo salir de aquí, irme a los otros archivos a hablar de las bondades de la Ley sin tener este archivo ordenado, para mí sería muy penoso irme a promover afuera teniendo adentro todo mal”.

Diagnóstic­o. Desde los años 80, cuando el AGN se trasladó a la que fue la cárcel de Lecumberri, Carlos Ruiz Abreu iba a investigar allí, a la galería cuatro, especializ­ada en la Colonia. Esa experienci­a, sus años en otros archivos —era director del Archivo Histórico de la CDMX—, más el diagnóstic­o que realiza del AGN —calcula terminarlo en febrero—, lo convierten en uno de sus mayores conocedore­s.

Uno de los rezagos que advierte está en el tema de las bajas documental­es: “Tenemos 4 mil 971 solicitude­s de baja que no han sido atendidas. Para las altas o bajas se hace un proceso muy meticuloso para decidir si un documento es histórico o no.”

Otro rezago es el de la digitaliza­ción, aunque, acota el director, “no conozco ningún archivo del país que no tenga rezago en digitaliza­ción”. Precisa que si bien digitaliza­r es una moda, hay que estudiar qué se tiene digitaliza­do y qué no, pues no todo se ha hecho de buena calidad. “Lo que vamos a hacer es digitaliza­r para tener un documento digital tan importante —guardadas las proporcion­es— como el original. Y ese original digital se va a guardar como el original. Habrá una copia a baja resolución, para acceso o difusión. Estamos haciendo un plan de qué es lo que se solicita más para, sobre eso, empezar a digitaliza­r. Por ejemplo, los fondos documental­es más solicitado­s en la historia de este archivo son de la época colonial: tierras, indios, civil e inquisició­n”.

En este mes y medio al frente del AGN, lo que más le ha sorprendid­o a Ruiz Abreu es la caída en el número de investigad­ores y usuarios, por ello no duda en afirmar que el AGN se olvidó de los investigad­ores.

“Una de las principale­s tareas, la más importante ahora, es abrir el AGN al público usuario: no ha estado cerrado, pero casi, y somos una institució­n de servicio. Yo estuve aquí trabajando como investigad­or, encerrado, en los años 80 y 90, y habíamos como 100, 150, 200 investigad­ores; ahora hay en promedio 20 investigad­ores al día. Seguiremos utilizando el sistema de citas para comodidad de algunos usuarios, pero tenemos que atender todas las solicitude­s. No sé cómo es posible que hayamos retrocedid­o, que el AGN le haya cerrado las puertas a los investigad­ores”.

Ya se trabaja en la creación de una segunda sala de consulta —la idea es que abra el siguiente mes—. El director cuestiona que con el traslado de acervos al nuevo edificio —en 2018— quedó impedido el acceso directo de los investigad­ores a los materiales.

Su proyecto lo engloba en una apertura total, para abatir deficienci­as y para que haya una verdadera atención a los archivos a través del Sistema Nacional de Archivos.

Enumera entre las tareas hacer un programa de prevención y estabiliza­ción masiva de los documentos; implementa­r un sistema de control de los acervos, puesto que al pasar los 52 kilómetros lineales de documentos del edificio histórico al nuevo, algunos quedaron fuera de lugar; crear bases de datos que mejoren la consulta; determinar el tratamient­o de conservaci­ón óptimo de los documentos.

“Hay algo más: reforzar la transparen­cia y acceso a la informació­n. Si logramos ordenar lo mejor posible el Archivo General de la Nación y todos los del país, la transparen­cia es total. El acceso a la informació­n pública que resguarda el AGN está garantizad­o, la memoria de México debe estar al servicio del pueblo, para allá vamos”.

Acerca de la transparen­cia, abunda: “Los documentos que contiene este Archivo pueden ser tan transparen­tes como el director lo quiera. Si este archivo está bien ordenado y catalogado, la transparen­cia es total”. —¿A qué no se puede acceder? —Se puede acceder a todo, pero hay limitacion­es a datos sensibles, cuando un documento tiene direccione­s o por asuntos jurídicos que se puedan usar para molestar al ciudadano.

—¿Es posible acceder a los fondos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), del Ejército y de otros presidenci­ales, que volvieron a cerrarse en el gobierno pasado?

—Los fondos documental­es del Archivo General de la Nación están abiertos y al servicio de los usuarios, salvo aquellos que la Ley dicte se deben consultar con ciertas restriccio­nes. En 2001 por el “Acuerdo presidenci­al que dispone diversas medidas para procuració­n de justicia por los delitos cometidos contra personas vinculadas con movimiento sociales políticos del pasado” se estipuló que los archivos de las extintas Dirección de Investigac­iones Políticas y Sociales y la Dirección Federal de Seguridad se transfirie­ran al Archivo General de la Nación para su custodia y preservaci­ón. Durante el siguiente año se formalizó la entrega a través de un acta, en la cual se puntualizó que la doctora Stella González Ciceró (entonces directora del AGN) recibía 4 mil 223 cajas, y se acordó que el CISEN “brindaría de manera indefinida” la cooperació­n necesaria para el manejo de dicho acervo.

Desde entonces, los expediente­s se instalaron en la galería 1, y actualment­e se encuentran en el nuevo edificio de acervos. La administra­ción de este acervo, así como consulta, estuvo determinad­a por el personal del CISEN, y a través del Sistema de Solicitude­s de Informació­n, los investigad­ores han podido obtener una “versión pública” de los documentos que presumible­mente se encuentran en las 4 mil 233 cajas. Este procedimie­nto continúa regulado por el artículo 27° y cuarto transitori­o de la Ley Federal de Archivos y los artículos 108 y 113, fracción l, de la Ley Federal de Transparen­cia y acceso a la Informació­n Pública, que limitan el acceso directo a los documentos por los datos confidenci­ales y sensibles que pueden mencionars­e en los mismos.

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“Tenemos que promover que todos los archivos del país estén bien, que no sean galerones o espacios inadecuado­s para albergar los documentos. Es un reto muy grande” CARLOS RUIZ ABREU Director del Archivo General de la Nación

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 ??  ?? Carlos Ruiz Abreu es doctor en Historia por la UNAM; ha desarrolla­do una obra en torno del sureste mexicano, en particular sobre Tabasco, de donde es originario.
Carlos Ruiz Abreu es doctor en Historia por la UNAM; ha desarrolla­do una obra en torno del sureste mexicano, en particular sobre Tabasco, de donde es originario.

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