¿Amarran las manos al Ejército?
Muy claro quedó el mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador de que no se usarán las fuerzas de seguridad del Estado para reprimir al pueblo. Esto, en referencia a la forma como los soldados se hicieron a un lado ante pobladores de Tlahuelilpan que robaban combustible de un ducto de Pemex. El problema que enfrentará ahora el Ejército, nos dicen, es el mismo que tuvo cuando inició la guerra contra los cárteles: ¿cómo distinguir al pueblo bueno de los criminales organizados? La línea divisoria entre ellos no es clara y no es que se vistan diferente, ni que porten credenciales de identificación. Nos recuerdan que ya antes los criminales han usado a poblaciones como escudo e incluso han pagado manifestaciones populares para “rechazar la presencia del Ejército”. ¿Se puede combatir al huachicolero (sin represión) cuando éste es parte del pueblo?