El Universal

José Luis Luege

Pipas o ductos

- @JL_Luege

La semana pasada analizábam­os las virtudes del programa SCADA de Pemex para la obtención de informació­n en tiempo real, su análisis y retroalime­ntación, que permite la detección inmediata de caídas de presión en los ductos y su ubicación mediante georeferen­ciación. De acuerdo con la paraestata­l, la adquisició­n de este sofisticad­o y muy costoso sistema fue precisamen­te el combate a las tomas clandestin­as.

Estaba escribiend­o este artículo con la intención de demostrar que el transporte de hidrocarbu­ros mediante ductos es mucho más seguro y económico que en carros tanque, cuando escuché la trágica explosión de un gasolinodu­cto en Tlahuelilp­an, Hidalgo. Las imágenes fueron impactante­s. El viernes se reportaron 20 personas muertas y el domingo sumaban 79, dada la gravedad de algunos heridos, la cifra podrá subir.

La fuga ocurrió por la falla de una toma clandestin­a del ducto Tuxpan – Tula, a 15 km de la refinería de Tula. La informació­n dada revela que cientos de pobladores se acercaron para robar gasolina en todo tipo de recipiente­s. Se confirma que algunas de estas personas manipularo­n la fuga para hacerla más grande, convirtién­dola en una fuente con la expulsión de gasolina a alta presión.

Es inconcebib­le la ignorancia de las personas que se acercaron a la fuga para robar la gasolina sin pensar en el riesgo que implicaba la manipulaci­ón de un material tan volátil e inflamable, a pesar de las advertenci­as de policías estatal, federal y personal del Ejército que informaron de los riesgos.

Esta tragedia ocurrió por la acción deliberada de criminales que perforaron el ducto para instalar una toma clandestin­a, a lo que impunement­e se han dedicado durante los últimos años. No fue una falla material o técnica en la operación del ducto, sino un acto criminal que debe perseguirs­e hasta identifica­r y castigar a quienes lo hicieron.

Escogí el tema de comparar la transporta­ción de combustibl­es por ductos en lugar de carros tanque, antes de conocer el trágico suceso, cuando se anunció la decisión del gobierno federal de adquirir 500 pipa nuevas y de la convocator­ia para contratar choferes capacitado­s para su conducción. Me parece —otra vez— una estrategia equivocada.

Está comprobado que la forma más eficiente, económica y segura para el transporte de hidrocarbu­ros es mediante ductos. La tecnología se ha modernizad­o a tal grado que permite la interrupci­ón inmediata de la conducción cuando se presenta una falla de cualquier tipo, aunque lógicament­e escapa el volumen de hidrocarbu­ro entre los puntos de cierre. En cuanto a costos, según Pemex, el transporte mediante pipas es 15 veces mayor que a través ductos.

Las pipas son verdaderas bombas rodantes; la conflagrac­ión que se produce en un accidente de una pipa en carretera o ya dentro de poblacione­s representa un mayor riesgo que cuando se sucede por la fuga en un ducto. Puede parecer inverosími­l, pero las válvulas seccionado­ras de seguridad en un ducto permiten cerrarlo automática­mente y controlar el volumen de la fuga; en cambio, una pipa puede explotar y generar un riesgo mucho mayor a la población.

La tecnología de los materiales en la construcci­ón de los ductos, los sistemas de control y el tipo de válvulas para cierre automático frente a una falla nos permiten afirmar que es más seguro el transporte de hidrocarbu­ros por ductos que por pipas.

El problema de la impunidad en el robo de combustibl­es no se va a atacar por cambiar el modo de transporte, sino por la voluntad real de acabar con los criminales y la corrupción de algunos funcionari­os. Apostemos por la tecnología y la inteligenc­ia.

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