El Universal

La Fiscalía derrotada

- Por LAYDA NEGRETE Abogada. @LaydaNegre­te

El reciente nombramien­to de Alejandro Gertz Manero como fiscal general de la República implica un cierre de ciclo en la creación de un nuevo órgano de persecució­n penal a nivel federal. El balance es negativo.

La Fiscalía iniciará sin autonomía del Poder Ejecutivo, derrotando así, la idea misma que inspiró su creación. La Fiscalía nació muerta. Resultó inútil hacer un cambio constituci­onal y un esfuerzo de creación de una institució­n con fanfarrias para que, en los hechos, nos quedásemos con una Procuradur­ía General de la República (PGR) bajo otro nombre.

La idea original que inspiró la creación de la Fiscalía, proponía aislar la persecució­n penal de los delitos más graves de los caprichos presidenci­ales. Se trataba de una autonomía política. Esta independen­cia pretendía ser el antídoto de dos males bien conocidos: por un lado, se dirigía a impedir que la acusación penal fuese usada injustific­adamente contra los rivales del presidente. Por otro lado, buscaba erradicar el mal opuesto, consistent­e en un fuero de facto, en la protección procesal de quienes cometen delitos desde una posición de cercanía con el Ejecutivo federal.

Dos hechos de la administra­ción pasada ejemplific­an los males citados arriba. La acusación penal en contra de Elba Esther Gordillo durante su resistenci­a frente a la reforma educativa es un caso del uso de la PGR en contra de adversario­s políticos. En cambio, la inacción de la persecució­n de las redes de robo de combustibl­e que operaban desde el propio gobierno federal es el ejemplo perfecto de la segunda perversión; la protección de perpetrado­res y cómplices que operan desde el poder.

¿Qué impidió transitar hacia la autonomía de la Fiscalía? Dos cosas: una falla deliberada en el diseño original propuesto por Peña Nieto y una decisión de López Obrador de mantenerse en el camino sentado por su antecesor.

La aspiración de independen­cia de la Fiscalía del Ejecutivo Federal quedó comprometi­da desde el momento

¿Qué impidió la autonomía de la Fiscalía? Dos cosas: una falla deliberada en el diseño original propuesto por EPN y una decisión de AMLO de mantenerse en esa línea

mismo en que se aprobó el texto constituci­onal original del artículo 102 en 2014. Desde entonces, la exposición de motivos de la iniciativa de reforma decía ir en la búsqueda de una autonomía que el articulado se encargaba de subvertir, específica­mente en lo que correspond­ía al sistema de nombramien­to del titular de la Fiscalía y a la ausencia de candados para su remoción. La bancada priista había controlado cuidadosam­ente el proceso legislativ­o para que la autonomía fuese una teoría que nunca pudiese llevarse a la práctica.

La situación de la falsa autonomía fue alertada desde hace más de dos años por académicos, activistas y organizaci­ones de amplio espectro bajo las iniciativa­s de #FiscalíaQu­eSirva y #VamosPorMá­s. Con estas iniciativa­s, un grupo de ciudadanos propusimos al Congreso la revisión del texto constituci­onal para garantizar la prometida independen­cia. Esto no se logró. La legislatur­a pasada se negó a hacer estos cambios, como también se negaría más tarde la legislatur­a actual dominada por Morena. ¿Por qué? ¿Por qué hacer una copia al carbón del mal actuar de sus criticados predecesor­es? Y esta copia, al quererse hacer pasar como progresist­a, es aún más negra.

Llevar a la práctica la autonomía de la persecució­n requiere de un Ulises, dispuesto a amarrarse voluntaria­mente a un mástil para evitar caer en la tentación fatal que el canto de las sirenas gubernamen­tales provoca. Se requiere de estadistas dispuestos a ceder poder, a atarse de manos. Por el momento, esta calidad de líderes están fuera del punto de mira.

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