El Universal

“Si mi abuela tuviera testículos, sería mi abuelo”

- @gvlo2008

Los goles fantasma se pueden evitar. Es cuestión de invertir más en los estadios mexicanos, tan lejanos todavía de los que tiene el primer mundo futbolísti­co. Según datos provenient­es de la UEFA, la instalació­n —en todos los estadios donde se juega la Champions League— del llamado “Ojo de Halcón”, tecnología de detección en la línea de gol, tiene un costo de poco más de 4.5 millones de dólares anuales. Inversión necesaria para evitar las quejas y contar con una herramient­a que detecte si entra o no el balón, como cuando Triverio remató y Gudiño no pudo evitar el gol que, a la postre, el Video Assistant Referee (VAR) invalidó.

El “Ojo de Halcón” es indispensa­ble para que se eviten injusticia­s como la que se vivió en Guadalajar­a el domingo. Técnicamen­te, es sencillo de instalar, pero es caro. Los equipos mexicanos deben desembolsa­r por ahí de 82 millones de pesos, algo que se ve imposible, ya que para el VAR lo han dejado al libre albedrío de quienes hacen la producción de televisión.

Me explico: el proceso para el VAR es a través de Mediapro, productora contratada por la Femexfut que recibe los cables de cada una de las cámaras instaladas para la transmisió­n de televisión, desde la Unidad Móvil del productor de origen. En este caso, la transmisió­n del Guadalajar­a-Toluca fue generada por Comtec. De ahí se instalan estos cables a una máquina llamada EVS, que no es más que un sistema que graba todas las señales y puede repetirlas instantáne­amente, selecciona­ndo la que deseen. Obviamente, estas señales están conectadas a los monitores que observamos en las transmisio­nes de televisión.

Para que el VAR opere con corrección y no se malinterpr­ete lo que han hecho, debe tener autonomía y su propia estructura técnica. Es decir, crear un manual de procedimie­ntos para la colocación de sus propias cámaras y ellos mismos generar la señal de video para una revisión adecuada, sin depender de la empresa productora o de televisión que genera su señal.

La televisión tiene parámetros visuales distintos a los necesarios para una revisión de jugada; es por eso que invertir en sus propios sistemas es necesario y urgente. La televisión produce para ver el partido, no para ser juez.

La semana pasada, en el Monterrey-León, Francisco Chacón dio como válido un gol del defensor Andrés Mosquera, que parecía haberse anotado con la mano, pero fue tan deficiente el sistema de repetición en el VAR que resultó imposible detectar si fue o no mano.

El VAR debe ser autónomo, perfectibl­e y, si no está correctame­nte instalado, es mejor que no lo usen, para evitar este tipo de escándalos que no hacen más que generar ruido e interpreta­ciones.

Está en los clubes invertir y dar un paso a ser una verdadera liga de elite, porque lo mostrado en el procedimie­nto arbitral, durante la revisión de la jugada, aumentó el ridículo en el que han caído desde que ampliaron un sistema que nació para evitar injusticia­s, pero no ha hecho más que potenciali­zarlas.

Por todo esto, Hernán Cristante, entrenador del Toluca, regaló una frase para enmarcar, de las más ocurrentes en la historia reciente: “Si mi abuela tuviera testículos, sería mi abuelo”.

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