Para alimentar el oído
La especialidad de la casa son los pollos asados a la diabla, naturales o con salsa de cacahuate, pero el encanto está en lo que pasa mientras comes. Los meseros pasan de mesa en mesa dejando charolas de barro con la orden, al fondo suenan los instrumentos con los temas más conocidos del son jarocho y del huasteco. Cuidado si alguien cumple años, porque además de las obligadas mañanitas, el festejado no se salva de algunas bromas provenientes del escenario.
De viernes a domingo, en Pollos Asados el Huasteco hacen parada grupos de sonidos tradicionales, entre ellos “Arpa de México”, integrado por músicos como Fernando Morales, hijo de los dueños. Entre semana, el grupo acompaña al Ballet Folkló- rico de Amalia Hernández en el Palacio de Bellas Artes, pero los fines tocan en este restaurante, cantan con la gente, los hacen bailar.
La historia de estos Pollos nació hace casi 12 años, y al principio, la idea era tener el nombre “Huasteco” porque la familia provenía de una parte de la huasteca veracruzana, pero poco a poco se dieron cuenta de que el lugar podía funcionar también como un foro cultural.
María Guadalupe, una de las fundadoras, se escapa un rato de sus labores para mostrar la cocina, donde se asan varios nopalitos y cebollas para un plato de carne con chorizo como opción para los que no comen pollo. Huele rico. Y lo mejor, dice ella, es acompañar la comida con un “torito”, bebida típica de Veracruz hecha con alcohol de caña y saborizantes como el cacahuate.
“Nos dimos cuenta de la necesidad que existe de promocionar este tipo de música, así que decidimos poner un granito de arena para promoverla”, dice.
El lugar está lleno especialmente en domingos, y ahora, la familia está preparando la fiesta de 12 años, que será el 17 de este mes, un evento anual que ya es referente por la cantidad de personas y músicos que se reúnen.
Dicen que ha llegado tanta gente que piden permiso para cerrar la calle. Esta no será la excepción.