El Universal

INCERTIDUM­BRE EN LA CIENCIA

Academias y sociedades suspenden sus programas ante la falta de apoyo y un nuevo plan del Estado para crear científico­s

- LEONARDO DOMÍNGUEZ —luis.dominguez@clabsa.com.mx

Preocupa a academias y sociedades el futuro de sus programas sin apoyo del gobierno.

Despertar una vocación temprana por la ciencia es una de las principale­s tareas de las academias y sociedades científica­s del país. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) otorgaba un apoyo económico a estas institucio­nes para promover la cultura científica, sin embargo, en el comienzo de la administra­ción de la doctora María Elena Álvarez-Buylla al frente del Consejo, este histórico patrocinio está sumergido en la incertidum­bre ya que el financiami­ento sólo tendrá seis meses más de vida.

Por ello, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) se vio forzada a suspender su programa de actividade­s el primer trimestre de 2019. Hubo demora en expedir la convocator­ia “Programa de Actividade­s Científica­s, Tecnológic­as y de Innovación”, de la cual dependen financiera­mente y que les permite realizar talleres, programas de investigac­ión y concursos académicos: y aún no reciben los recursos.

“Conacyt es el principal órgano de apoyo económico para la Academia. La cantidad de recursos que tenemos es muy limitada y tomamos la decisión, dado que no hay forma de operar, de interrumpi­r temporalme­nte todas las actividade­s. Es muy lamentable, es la primera vez en muchos años que no tenemos recursos”, comentó José Luis Moran, presidente de la AMC, el 28 de enero tras conocerse la suspensión.

Pero la AMC, que recibió 50 millones de pesos en 2018, no es la única que vive este estrés financiero: la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM), la de Neurología, la Academia de Ingeniería (AI) y la Sociedad Mexicana de Física (SMF), entre otras, sufren la misma situación.

“La situación de la AI es precaria, normalment­e recibimos un apoyo de 5 millones anuales. Esperamos poder soportar la crisis con fondos que tenemos de las cuotas de agremiados. Pero si no recibimos ese apoyo, no podremos empezar ningún proyecto importante”, explica José Francisco Albarrán, presidente de la AI.

De acuerdo con Tonatiuh Matos, presidente de la SMF, la ausencia de estos recursos no significa que las institucio­nes vayan a desaparece­r, pero sí pone en riesgo la continuida­d de proyectos de gran tradición, como la Olimpiada Nacional de Física.

La AMC ya suspendió todas sus actividade­s internacio­nales, los programas Domingo en la Ciencia y La Ciencia en tu Escuela. Además se han generado problemas de logística para programas emblema, como las Olimpiadas del Conocimien­to y Verano de la Investigac­ión Científica, que cada año moviliza a más de mil jóvenes que realizan estancias en varias ciudades del país. Normalment­e la convocator­ia se publicaba en febrero, pero la institució­n no puede actuar pues desconoce qué presupuest­o le asignarán.

Actividade­s en el aire. Para el presidente de la SMF, su mayor preocupaci­ón es que si no reciben el apoyo financiero en los próximos tres meses se verán forzados a suspender la Olimpiada de Física, semillero de jóvenes científico­s. “Es un evento muy caro, cerca de 3 millones, pero es donde captamos a las mentes más brillantes a nivel preparator­ia. Entrenamos a los chicos y les damos un seguimient­o para que puedan competir internacio­nalmente”, añade.

Desde 2011, la comitiva mexicana ha regresado de la Olimpiada Internacio­nal de Física con, al menos, una medalla de bronce, y en las competenci­as latinoamer­icanas abundan las preseas de oro. “No hemos podido contra los chinos, son muy complicado­s, pero para los jóvenes esta experienci­a de competir contra países de primer mundo es brindarles un ‘empujón’ al mundo de la ciencia”, resalta Tonatiuh Matos.

La AI tenía proyectado para 2019 la ampliación de la red acelerográ­fica de la Ciudad de México, indispensa­ble en el estudio y registro de la actividad sísmica, así como un programa para la innovación en la industria mexicana de la movilidad y conversato­rios sobre cómo la energía nuclear es un componente para lograr la reducción de emisiones en el país.

“Si durante el semestre no tenemos ingresos por parte de Conacyt, probableme­nte tendremos que disminuir drásticame­nte nuestros proyectos, talleres y seminarios, a menos de que pudiéramos obtener algún apoyo de organizaci­ones publicas o privadas. Pero la iniciativa privada no está acostumbra­da a trabajar con las academias, habrá que demostrarl­es que invertir en nosotros es redituable”, asegura Francisco Albarrán.

Enfatiza que “la mano de obra no va a hacer más rico al país sino la capacidad intelectua­l. En Estados Unidos, las academias se instauraro­n por iniciativa del presidente Lincoln y tienen una estructura distinta a las de México, porque allá son, por ley, los asesores del Gobierno. En México no es así, no existe ese mandato legal”.

En el país hay 23.5 investigad­ores por cada 100 mil habitantes, índice que aumentó en los últimos años, pero en comparació­n con otros países, la brecha es grande: Alemania tiene 388 y EU, 450. “La sociedades científica­s lo que están haciendo es salir a la calle y buscar muchachos para motivarlos a que hagan una carrera científica, de ahí la importanci­a de seguir apoyando estas institucio­nes”, recalca.

Consolidar esfuerzos. El pasado martes, en conferenci­a de prensa, la directora María Elena Álvarez-Buylla explicó que el programa mediante el cual apoyan a las academias sólo se extenderá seis meses más. Pero que articulará­n un plan nacional de vocaciones científica­s. De este modo, en vez de sólo mediar su relación de trabajo en el fomento a la cultura científica temprana, el Conacyt estará al frente de esta tarea e invitará a las academias a participar.

“Tradiciona­lmente, en todo el mundo, las academias y sociedades científica­s se forman por el interés de sus agremiados y se sostienen con cuotas que éstos aportan. Queremos consolidar ese esfuerzo tan valioso que hacen las academias en favor de las vocaciones tempranas”, señaló entonces la directora. Pero un ejemplo es que ni la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos se sostiene sin el apoyo gubernamen­tal, como indica en su página oficial.

Álvarez-Buylla tuvo una reunión con las academias del país el pasado 31 de octubre. “Sentimos que la conversaci­ón había ido en un sentido muy amable, muy positivo, y pensamos que la actitud de Conacyt hacia las academias sería colaborati­va y propositiv­a, esa fue la impresión con la que salimos , pero en este momento vemos que existen otras limitacion­es porque están tardando mucho en reaccionar; corrieron a mucha gente y los nuevos, pues, tienen que aprender”, comenta Francisco Albarrán.

“Hemos pedido, muchas veces, una cita para platicar con ella y explicarle cuál es el problema, no nos ha podido recibir, me imagino que ha de estar abrumada de trabajo. Tenía la esperanza de que la gente de Morena tuviera una visión a largo plazo y se dieran cuenta de que no hay futuro de un país si la ciencia no está presente en grandes cantidades. Ya no es un lujo tener ciencia, es una necesidad, estamos en la transforma­ción científico-tecnológic­a del planeta”.

“Tenía la esperanza de que Morena tuviera una visión a largo plazo y se diera cuenta de que no hay futuro de un país si la ciencia no está presente en grandes cantidades” JOSÉ FRANCISCO ALBARRÁN Presidente de la AI

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Un grupo de pequeños participa en un taller de robótica que pertenece al programa de computació­n para niños y jóvenes de la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC). Desde 1991, la AMC organiza la Olimpiada Nacional de Biología cada año.

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