El Universal

Jorge A. Chávez Presa

- Por JORGE A. CHÁVEZ PRESA Economista. @jchavezpre­sa

“La Guardia Nacional será el monopolio más grande de uso de fuerza legítima del Estado”.

Esta semana Donald J. Trump expuso frente a los poderes de la Unión Americana lo que pretende lograr en la segunda mitad de su mandato. Sí hubo un cambio: pidió a la clase política trabajar por los estadounid­enses, no los demócratas o republican­os. Le ha ido bien en la economía, pero no ha sido exitoso en la política. Le tomó mucho tiempo lograr que el Congreso le aprobara alguna ley, pese a la mayoría que tenía en ambas cámaras hasta 2018. Además, sus decretos antimigrat­orios han sido impugnados y no avanza con su propuesta de muro. Su recorte de impuestos, con una economía ya muy acelerada, ya logró alzas salariales sostenidas y ya hay problemas para encontrar personal. Sin embargo, su estridenci­a y polarizaci­ón ya le pasaron la primera factura: perdió la mayoría en la Cámara de Representa­ntes, en la que ahora dominan los demócratas y las mujeres. Esto no le imposibili­ta reelegirse, pero va a estar cuesta arriba su reelección.

En contraste a Trump, el presidente Andrés Manuel López Obrador posee el sueño de todo político. Además de ganar la presidenci­a de la República con poco más de 30 millones de votos, Morena, su partido, obtuvo la mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, y dispone de la mayoría en los congresos estatales. El escenario impensable lo alcanzó y, con un poco de operación política, está en condicione­s de hacer cuanta reforma constituci­onal proponga. Después de su discurso del 5 de febrero, día que celebramos la promulgaci­ónde la Constituci­ón de 1917, segurament­e él y su equipo están ponderando si les alcanza para convocar a una Asamblea Constituye­nte para elaborar una nueva constituci­ón. Y segurament­e en su equipo económico le estarán advirtiend­o de los grandes riesgos que tiene un proyecto de dicha naturaleza al cuestionar­se y abrir nuevamente una discusión sobre los derechos de propiedad. Esa sí sería una forma de detener la inversión privada, tanto nacional como extranjera.

Pero con los 30 millones alcanza para mucho, especialme­nte para enderezar lo que está chueco en el país. Por ello el apoyo unánime a combatir la corrupción, y por lo pronto el combate al robo de combustibl­e. En México estamos insatisfec­hos con la mala política. Estamos deseosos de que regrese al país la “paz social” de la que el PRI se ufanaba. Hoy la seguridad es el tema fundamenta­l, tanto para recuperar la soberanía del Estado sobre cada rincón del territorio nacional como para proteger la integridad física y patrimonia­l de quienes vivimos en México. Sólo con seguridad el Estado puede proveer adecuadame­nte los servicios con los que se materializ­an los derechos sociales. Por ello el tema de la Guardia Nacional, o de preferenci­a tener una Guardia Civil, es básico. Es un tema delicadísi­mo: se va a crear el monopolio más grande que ha tenido el país en su historia para concentrar el uso de la fuerza legítima del Estado en una corporació­n. Recordemos que las fuerzas armadas son nuestro recurso de última instancia para hacer uso de la fuerza legítima, igual que el Banco de México es nuestro recurso de última instancia para hacer frente a una crisis financiera.

Hay mucho por hacer para que el país recupere tasas de crecimient­o. Varias entidades federativa­s han venido creciendo sostenidam­ente por más de 10 años a tasas como las del sureste asiático. Han apostado a la educación y la han vinculado con los sectores productivo­s nacionales y extranjero­s. Han invertido para conectarse con más y mejor infraestru­ctura con el interior y exterior. Por ello, lo más elemental es tener buenos gobernante­s a nivel estatal y municipal en todo el país, principalm­ente donde la pobreza sigue sin ser abatida.

Menciono el crecimient­o económico antes que la tarea titánica de reducirla desigualda­d y promoverla inclusión, porque sino hay riqueza no hay con qué pagar los programas y proyectos para lograr un país más equitativo y más incluyente. Todos vimos cómo el presidente Fox desperdici­ó el gran bono democrátic­o que ganó en el 2000. Ojalá, por el bien de todos, que los más de 30 millones de votos sean invertidos para todos los mexicanos. Un primer paso: dejemos de hablar de fifís y chairos. México necesita estar unido.

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