El Universal

“Se necesita a personas especializ­adas”

• Tutores dudan de recorte a estancias; ven problemas en iniciativa de Morena

- PEDRO VILLA Y CAÑA —pedrovilla­ycana@eluniversa­l.com.mx

Nataly López Morales llega de trabajar a la estancia Osito Teddy, en Naucalpan, Estado de México —la cual recibía hasta diciembre pasado recursos del programa de Estancias Infantiles—, para recoger a sus hijas Naty y Vale, quienes tienen discapacid­ad motriz y visual, respectiva­mente.

Tras avisarle que su mamá llegó por ella y su hermana, Naty sale de prisa del salón decorado con caricatura­s y con destreza mueve su andadera en el piso blanco y una sonrisa aparece en su rostro.

“¿Cómo les fue hoy? ¿No hicieron travesuras?”, pregunta Nataly a sus hijas con una sonrisa, la cual poco a poco se desdibuja cuando se le pregunta su opinión sobre la posibilida­d de que ya no cuente con el subsidio del gobierno federal para que sus hijas sean atendidas en ese lugar.

“Es algo que me preocupa porque sin este apoyo que da el gobierno federal no sé a dónde llevaría a mis hijas, porque necesitan una guardería que les brinde el apoyo especial que aquí les dan las maestras”.

Naty, quien padece mielomenin­gocele (un defecto en el que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierran) ve la cara de preocupaci­ón de su mamá, por lo que suelta la andadera, trata de sostenerse y la abraza, lo mismo que Vale, quien nació con un ojo más pequeño que el otro.

“A Naty cada tres veces al día la necesitamo­s sondear y en muchas guarderías no se animan a hacer eso. Aquí se lo realiza una enfermera, pero en caso de que tenga que llevarla a otro lugar, tendría que ir personalme­nte para hacer eso, lo que significar­ía que tendría que dejar de trabajar”, dice.

Nataly López Morales asegura que dejar a sus hijas con familiares es una opción poco viable, debido a que “tienen actividade­s todos los días y, por ejemplo, Naty lleva silla de ruedas y andadera, y no todos los lugares son accesibles para ella. ¿Dejarlas con los abuelos? Son niñas, necesitan de gente especializ­ada”, comenta.

Unos minutos después llega María Torres, quien todos los días pasa a las 15:00 horas por su hijo de tres años, tras salir de trabajar en la limpieza de casas: “Aquí lo dejó en la mañana y pasó por él en la tarde, lo que me da perfectame­nte tiempo de ir a trabajar y tengo la tranquilid­ad de que está en un lugar seguro. Si se retira el apoyo, nos complicarí­a mucho a las mamás trabajador­as”.

Con sonidos de niños gritando y jugando detrás de ella, María cometa que dejar a su hijo con sus abuelos “sería un retroceso, porque en vez de ayudarles los hacen poco independie­ntes, pues sus abuelos les resuelven todo, todos les dan, y no los vuelven independie­ntes”.

Otro de los posibles afectados por este recorte es Carlos Cordera (su hijo de año y medio asiste a esta estancia desde hace seis meses), quien considera que de concretars­e la propuesta de que sean los abuelos o familiares quienes cuiden a los menores “tendría problemas porque no tengo con quién dejar al niño.

“Cuando se lo he dejado a mi papá a la hora y media ya está desesperad­o. Simplement­e no puede. Suena bonito, pero la verdad es que no creo que se pueda llevar a cabo”, refiere.

Seguiremos dando apoyo. Nora Moreno, encargada de la estancia, dice que fue en diciembre cuando recibió el último monto económico del gobierno para operar esta estancia, en la que son atendidos 45 niños, de los cuales 31 están adheridos al programa federal.

“Preveíamos que esto se iba a solucionar, pero los esquemas que está mostrando el gobierno no nos dan certidumbr­e. Si sigue esta situación, tendremos que dirigirnos a otros organismos como la ONU, que en 2004 solicitó a los gobiernos que sean ellos los que atiendan a niños de meses a cuatro años”.

Dice que las autoridade­s les han pedido a los encargados esperar a la publicació­n de las reglas de operación, “pero eso es entre el 30 y 31 de enero de cada año, y aún no se publican”.

“Si se retira el apoyo [a guarderías] nos complicarí­a mucho a las trabajador­as” MARÍA Madre de familia

“Cuando se lo he dejado a mi papá a la hora y media ya está desesperad­o. No puede. Suena bonito, pero la verdad es que no creo [que se pueda]” CARLOS CORDERA Padre de familia

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