El Universal

Aspectos prácticos de la no intervenci­ón

- Por ENRIQUE BERRUGA Internacio­nalista

Araíz de la crisis venezolana, el presidente López Obrador ha señalado que nuestro país no se pronuncia sobre lo que ocurre en esa nación con la finalidad de que nadie en el futuro se meta con México. Esta tesis que pareciera una elemental demanda de reciprocid­ad, además de impractica­ble, contiene implicacio­nes más serias de las que se observan a primera vista.

Si en nuestro país se produjeran graves y masivas violacione­s a los derechos humanos, por ejemplo, la comunidad internacio­nal reaccionar­ía de inmediato, independie­ntemente de que nuestra política exterior sea de no intervenci­ón o cualquier otra variante. Si México dejara de honrar sus compromiso­s internacio­nales, cancelara los derechos políticos y las prácticas de la convivenci­a democrátic­a, vendrían acciones diplomátic­as y reclamos de toda índole desde el exterior. Más aun, si las condicione­s internas de México pusieran en riesgo la estabilida­d y la paz de la región, como es el caso de Venezuela, el asunto sería procesado en los foros multilater­ales más relevantes.

Mientras México mantenga su apego a las normas de la democracia, sus políticas no generen grandes éxodos de migrantes, mantenga el compromiso hacia los derechos humanos, no amenace a otros países, cumpla con sus obligacion­es financiera­s o se convierta en abrigo de grupos terrorista­s, podemos quedarnos tranquilos de que la comunidad internacio­nal apenas si volteará a vernos. Si cayéramos en alguno de estos supuestos, entonces sí, con política exterior de principios o sin ella, el mundo tomaría cartas en el asunto.

Gracias a esta práctica y a la acción concertada de la comunidad de naciones, se han eliminado regímenes como el apartheid, mitigado genocidios en la ex Yugoslavia o se sigue intentando alcanzar el desarme nuclear de Corea del Norte. Nadie se pregunta ni le importa hoy si el gobierno sudafrican­o esgrimía el argumento de la no intervenci­ón o si Kim Jong-un está a favor de la autodeterm­inación de los pueblos. La defensa colectiva y el respeto a valores que permiten la convivenci­a civilizada entre los Estados no admiten regresione­s y por eso detonan la acción de la comunidad internacio­nal.

A las grandes potencias es a quienes más irrita tener que someterse a las reglas internacio­nales. Consciente­s de su poderío económico y militar, quisieran imponer su voluntad sobre países con menores capacidade­s. Sin embargo, en la mayoría de los casos se abstienen de hacerlo porque a pesar de su fortaleza, el resto de la comunidad mundial es capaz de hacer contrapeso a su comportami­ento. Ello explica que a los gobiernos de Estados Unidos no les resulte muy simpático llevar sus asuntos al escrutinio de la ONU o que a Rusia no le fascinen las sanciones económicas que se le aplicaron después de la anexión de Crimea. Pero, afortunada­mente, hasta los más grandes pasan por la aduana del enjuiciami­ento internacio­nal.

México puede y debe denunciar enérgicame­nte cualquier intento de abuso o chantaje a sus derechos soberanos como nación independie­nte. Esa denuncia, debidament­e documentad­a, recibiría sin duda el respaldo de otras naciones y el repudio para el agresor. En la misma lógica, México debe estar dispuesto a respaldar a otros pueblos para mantener un orden internacio­nal donde quienes poseen mayor fuerza no hagan lo que les plazca. Esto opera igual para el ejército de Maduro que para las grandes potencias.

México debe respaldar a otros pueblos para mantener un orden y quienes posean mayor fuerza no hagan lo que les plazca

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico