El Universal

Ganar sin descarada ayuda arbitral

- @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Ya están 24 jugadores trabajando con Gerardo Martino, grupo que tendrá varias bajas cuando venga la lista definitiva para los partidos de Fecha FIFA contra Chile y Paraguay. El trabajo del argentino se puede llegar a confundir con lo que es su verdadera misión. Muchos lo definen como entrenador de la Selección Nacional, pero realmente es un selecciona­dor de futbolista­s, los cuales —en la lógica— deben ser los de mayor calidad en el país.

Por eso habrá una limpia a la convocator­ia, con relación a lo que se verá en el microciclo de esta semana. Faltan los de fuera, los que militan en Europa y en la Major League Soccer, y aunque no esté justificad­o el llamado de varios, California los espera.

De los 24, quiten a dos porteros. Hoy, hay cuatro entrenando en el Centro de Alto Rendimient­o y, cuando llegue marzo, estará Guillermo Ochoa. Dependerá de estos días, pero se podrían adelantar las bajas de Raúl Gudiño y Jonathan Orozco.

¿Quiénes más? Falta integrar a Raúl Jiménez, Hirving Lozano, Erick Gutiérrez, Héctor Herrera y Carlos Vela, quienes —junto con Ochoa— provocaría­n siete bajas en el grupo inicial de Martino, tomando en cuenta lo de los cuatro porteros.

La pregunta es, si existe una idea formal de renovación y de selecciona­r a los de mejor nivel competitiv­o, entonces se deberá valorar el llamado a Héctor Moreno, Diego Reyes, Javier Hernández, Jesús Manuel Corona y —sobre todo— los de Giovani y Jonathan dos Santos. Ninguno siendo estelar ni con regularida­d en sus equipos. El caso de Andrés Guardado podría ser similar al de Miguel Layún, quien tampoco fue llamado para los microciclo­s.

Es decir, Martino tendrá un grupo de entre 35 y 40 jugadores para preparar la Copa Oro, pero sobre todo el futuro del futbol mexicano. El objetivo, que no se atreven a marcar públicamen­te por aquello de las malditas presiones por si no se consigue, es ganar el torneo de la Concacaf, algo que no sucede con jerarquía desde 2011, cuando derrotaron en Pasadena a Estados Unidos, ya que la que ganaron más recienteme­nte, en el año 2015, fue el acto más descarado de ayuda arbitral de la historia de este certamen, tanto en los cuartos de final contra Costa Rica, como en la semifinal contra Panamá. Ese torneo fue el último de Miguel Herrera al frente de la Selección y su equipo no debió ganarlo, fue un reverendo descaro.

Por eso, es importante la Copa Oro en 2019. Ganarla, lo que antes era frecuente y ahora es toda una pesadilla, le dará confianza y credibilid­ad al proyecto de Martino, ya que las eliminator­ias aún son lejanas, aunque en esa competenci­a deberían marcar un objetivo claro: terminar el camino a Qatar en el primer lugar.

Martino es un hombre trabajador e inteligent­e, que sabe que ganar es lo fundamenta­l para que la gente crea en él. Por eso, la Copa Oro se convierte en el torneo más importante del futbol mexicano en el año; bueno, también ganar la medalla de oro en Lima durante los Juegos Panamerica­nos, tema del que parece nadie quiere hablar y que tiene alta trascenden­cia.

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