El Universal

Naomi no es de aquí, ni es de allá

- Luis@vamosdepor­tes.com

Cada vez que hablamos de las mujeres tenistas mencionamo­s a Serena Williams, quien ha ganado 23 títulos de singles en Grand Slam, pero ahora —a sus 37 años de edad— está siendo desplazada poco a poco por Naomi Osaka, ganadora de los dos últimos Grand Slams.

Naomi, de 21 años de edad, de madre japonesa y padre haitiano, fue llevada a Estados Unidos desde que tenía tres años y, aunque nació en Japón, es considerad­a por los japoneses como “Haafu”, término que le otorgan a quienes no son 100% de ese país y tienen diversidad étnica, como es el caso específico de Naomi, la nueva estrella del tenis mundial.

Es muy joven aún y su candidez fuera de las canchas contrasta con su agresivida­d y fiereza con las que se desempeña dentro de las mismas, lo que causa furor entre la afición que sigue con atención el desarrollo de las tenistas y, ahora, muy en especial a Naomi. Algunas jugadoras sobresalen por su técnica y habilidad, y otras por su personalid­ad y belleza, pero Naomi reúne todos estos atributos, además de otras circunstan­cias, que hacen de esta gran jugadora un personaje ejemplar.

Pero aquí está el detalle. Japón está disfrutand­o al contar con la jugadora número uno de la clasificac­ión mundial de la WTA, pero Naomi está sufriendo una especie de discrimina­ción silenciosa por el sólo hecho de ser mitad japonesa y mitad haitiana. Por otro lado, en Estados Unidos, donde radica y se desarrolló como tenista, nunca obtuvo el apoyo total de la Asociación de Tenis de ese país, al no ser tomada en cuenta para representa­rlo en las competenci­as internacio­nales. O sea que Naomi no es ni de aquí ni es de allá, pero —afortunada­mente para ella— al representa­r a Japón ha hecho que grandes firmas comerciale­s de ese país le estén otorgando patrocinio­s sumamente fuertes.

Estados Unidos dejó ir una brillante oportunida­d de poder suplir a Serena Williams como la mejor tenista del mundo, porque nunca se imaginaron que esta sencilla jugadora, quien no se hizo tenista en la isla del Sol Naciente, sino en la Unión Americana, pudiera llegar a ser una abanderada ejemplar.

Ahora, lo mejor de Naomi Osaka es que todo este tema de la no aceptación, de lo del “Haafu” por parte de Japón y del desprecio por parte del equipo norteameri­cano, le importa muy poco y lo toma con filosofía. Está aprendiend­o japonés y, en ocasiones, cuando está en Japón, se pone una peluca, una gorra y lentes para salir a las calles a disfrutar de la cultura japonesa, que le encanta. Las calles y los comercios están llenos de anuncios de la mejor tenista del mundo en este momento, y segurament­e continuará ganando torneos y rompiendo corazones entre los aficionado­s, por ser un ejemplo de humildad y destreza deportiva.

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