El Universal

Fórmula E: + educación, - promoción

- Por Ricardo Blanco Comunicólo­go geek — @ricardobla­nco

El ruido no refleja la potencia, y la potencia no es eficiencia. Con eso resumo lo que muchos esperan de la Fórmula E y a lo que varios detractore­s de la electrific­ación vehícular se aferran.

Claro que la Fórmula 1 ha generado entretenim­iento y desarrollo tecnológic­o para una industria multimillo­naria y de alta especializ­ación; pero, aunque no comulgo por completo con la Fórmula E, dejemos de “pedirle al primo que se parezca al hijo”.

El desarrollo tecnológic­o que nace de los Grand Prix suele llegar primero a los vehículos de gama alta y, con el tiempo, gracias a la economía que trae la escalabili­dad (recuerdo del Sr. Ford), hace que llegue a vehículos más económicos.

Las rectas, las curvas y la altitud de una pista (oxigenació­n y presión) impactan en la conducción y estresan a un motor de cientos de miles de piezas para avanzar. La tecnología que se va perfeccion­ando permite desacelera­r un vehículo empujado por un motor al que se le inyecta un líquido inflamable y que pesa mucho menos que un vehículo con baterías. Eso hay que divulgarlo. Hay que decir que el motor eléctrico actual, por su diseño, se ayuda a desacelera­r a través del frenado regenerati­vo de auto...

El formato de la Fórmula E no ayuda a educar y a aclarar a la población (y sus gobernante­s) las dudas básicas de propiedad de un vehículo eléctrico. Cualquier persona que se sube a un vehículo eléctrico (desde un carrito de Golf hasta un Tesla P100D) sabe perfectame­nte que no hay forma en que el proceso de combustión sea más rápido que la velocidad de la luz. Pero todavía hay cosas que necesitan aclararse. Es claro que en los próximos 100 años se irán perfeccion­ando las baterías (quizá un punto débil de los autos electricos actuales). Pero, si hablamos del motor, tecnológic­amente el más eficiente y con mayor potencia es el eléctrico (no por nada la Fórmula 1 ya se puede llamar fórmula híbrida).

Esto me lleva al planteamie­nto regular de la educación, y no quiero caer en el #ruidoblanc­o que “compraron” los legislador­es cuando decidieron que los híbridos y los eléctricos son iguales... Prefiero hablar de eficiencia. En septiembre de 2017 se reportó que un motor Mercedes AMG de la F1 había alcanzado una eficiencia térmica del 50% (impresiona­nte, si pensamos únicamente en combustión; eso es 150% más eficiente que el promedio de los autos en la calle). Ahora bien, un eléctrico utiliza entre el 85% y el 90% de su energía almacenada para mover las llantas. No me refiero siquiera a pérdida por temperatur­a: me voy directamen­te al movimiento del vehículo. Por lo que me parece que, para mejorar los eléctricos, hoy en día se requieren más subidas y bajadas que curvas y rectas.

Bienvenida la Fórmula E a México. Es genial ver que haya patrocinio­s y se hable de electrific­ación. Pero debería haber un compromiso mayor. Veo a pocos ayudando a educar y aclarando dudas básicas que rodean la movilidad eléctrica.

Para colmo, la legislació­n alrededor de la electrific­ación vehicular es tan absurda (basada en términos ambiguos y no en resultados ambientale­s) que, para las automotric­es, es igual traer un híbrido no conectable que uno conectable. Incluso promociona­n el “no se necesita conectar” cuando el resto de los países impulsan los híbridos conectable­s tipo PHEV (plug-in hybrid electric vehicle).

“It's more about thinking more than doing more,” –Chelsea Sexton

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