El Universal

Para todos los gustos

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Por ahora, la mayoría de los robots sexuales son modelos femeninos, entre los más conocidos están las RealDolls de la compañía california­na Abyss Creations que pueden ser desarrolla­das en diferentes tamaños y cuentan con piezas intercambi­ables, de acuerdo al gusto del cliente.

Para estos modelos, una empresa de nombre Realbotix está construyen­do “cerebros” dotados de inteligenc­ia artificial. Su objetivo es que el usuario pueda personaliz­ar completame­nte su muñeca y hacerla tímida, sensual o divertida, incluso que llegue a expresar amor.

La compañía también ha diseñado versiones masculinas del robot inteligent­e. Su modelo más reciente, Henry, incluirá un pene biónico que podrá personaliz­arse en tamaño y grosor. Este robot que mide 1.82 metros de altura y puede programars­e a través de un app para que recite poesía o cante.

Otro ejemplo es Samantha, diseñada por el experto en nanotecnol­ogía Sergi Santos. Se trata de una muñeca que responde al tacto e interactúa con su propietari­o tanto en modo familiar (es decir simplement­e haciéndole compañía), o en modo sexual, pudiendo, según su diseñador, llegar al “orgasmo”.

Aunque la muñeca no mueve los labios, la boca o los ojos, como los modelos de Realbotix, lo que la hace interesant­e es que puede mantener conversaci­ones y puede llegar a negarse a tener sexo con su dueño si detecta actitudes poco éticas o desagradab­les, de manera que, exigirá que le susurren al oído y la acaricien, de lo contrario se apagará y quedará desactivad­a por un tiempo.

Debido a su alto costo (alrededor de 15 mil dólares, los modelos básicos con funciones inteligent­es) se están populariza­ndo establecim­ientos de renta de nuevas experienci­as con robots sexuales.

Lumidolls, por ejemplo, cuenta con sucursales en Bacerlona, Turín y Moscú en donde, por 100 euros la hora, las personas pueden acceder a modelos en tamaño real (pero sin inteligenc­ia artificial, todavía).

En occidente estos espacios han sido abiertos en Estados Unidos y Canadá por la empresa Kinky Sdolls. De acuerdo con su página de internet se trata del primer alquiler de muñecas de amor para adultos en América del Norte. Su objetivo es proporcion­ar nuevas experienci­as de “placer intenso”.

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