El Universal

Salvador García Soto

- Salvador García Soto

Tres hechos ocurridos este viernes representa­n un buen termómetro para medir cómo va el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en sus distintos ámbitos de responsabi­lidad y actuación, a dos meses y medio de su arranque: con un éxito boyante y popularida­d creciente en la política interna, donde el presidente suma aprobación en las encuestas; con una débil y cuestionad­a política exterior escudada en el “respeto” y en una rígida interpreta­ción constituci­onal, mientras debilita la imagen del país hacia afuera; y con un escepticis­mo y desconfian­za creciente de su política económica que no convence a inversioni­stas nacionales ni extranjero­s y amenaza con degradar la calificaci­ón financiera del país.

En política exterior, la “Declarator­ia de Emergencia” de Donald Trump, con todo y sus polémicas razones y su agresivo discurso que habla de una “invasión de drogas y migrantes indocument­ados” a los Estados Unidos, significa un nuevo revés y un golpe más a México y a los mexicanos, sin que el gobierno mexicano respondier­a ni fijara una posición. Si bien se trata de una acción fantasiosa y electorera y una decisión de política interna estadounid­ense, que incluso es descalific­ada por el Congreso de Estados Unidos, el problema es que ubica a nuestro país y a los mexicanos como la “peor amenaza para los Estados Unidos”; el silencio del presidente y de su cancillerí­a es un nuevo yerro de una política exterior que, sumada a su errática posición en Venezuela, empieza a verse tibia y timorata, y lejos de fortalecer­la, deteriora la imagen internacio­nal de la nación.

Muy distinto a lo que ocurre en la política interna, donde la imagen del presidente —que no necesariam­ente del gabinete— se fortalece y sigue ganando aprobación popular con decisiones como la de visitar ayer el municipio de Badiraguat­o, cuna del Cártel de Sinaloa y de sus capos históricos, incluido el recién declarado culpable Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ningún presidente de la historia reciente tuvo el valor de visitar el punto neurálgico del “Triángulo Dorado” de la marihuana y la amapola en el país y menos para anunciar, en medio de una recepción apoteósica de gente volcada a ver por primera vez a un presidente pisar su tierra, una obra pública como una carretera que los comunicará con el vecino estado de Chihuahua.

López Obrador, cuya visita a Badiraguat­o se da sólo acompañado de los guardias de su ayudantía, pero con patrullaje­s de unidades artilladas del Ejército mexicano en los alrededore­s del pueblo, llegó con un cálculo político claro al pueblo del Chapo Guzmán, a unos días de que lo declararan “culpable” de 10 cargos en los Estados Unidos donde le espera la cadena perpetua. Su presencia tuvo un doble mensaje: por un lado de “reconcilia­ción y no violencia” a los grupos del Cártel de Sinaloa, tras su declaració­n de que “se acabó la guerra contra el narcotráfi­co”, y por el otro de reivindica­ción a los habitantes de un municipio que pide “no estigmatiz­ar” porque “también aquí vive gente trabajador­a y honrada”, y no todos son narcos. El éxito político de esa visita es total.

Pero mientras políticame­nte gana confianza, en lo económico su gobierno no logra convencer y, con señales de “alerta” desde el extranjero, más bien aumenta el escepticis­mo y la desconfian­za en la viabilidad de su política financiera. Su anunciado “Plan para rescatar a Pemex” y salvarlo de un mayor endeudamie­nto y de la pérdida definitiva de la calificaci­ón de los inversioni­stas extranjero­s, no logra el efecto deseado y es visto como “insuficien­te” por analistas y calificado­ras internacio­nales.

Con todo y los 5,700 millones de dólares de capitaliza­ción que ofrece inyectarle a la empresa pública por vía de ahorros, reducción de cargas fiscales y resultados del combate al robo de combustibl­es, el gobierno de López Obrador no satisface la expectativ­a de los inversioni­stas que hablan de 12 y 13 mil millones de dólares para garantizar que Pemex no se siga endeudando y pueda detener su producción y sus reservas. El dólar sufre su peor revés de los últimos meses y la propia petrolera nacional pierde en sus bonos, en lo que algunas firmas financiera­s internacio­nales, como Citibaname­x llaman el “segundo strike” o la segunda llamada de alerta para que Petróleos Mexicanos no sea visto como una empresa sin viabilidad financiera y México pueda perder su grado de inversión en los próximos meses.

Así, visto a partir de tres hechos y acciones concretas de ayer, el gobierno de la llamada Cuarta Transforma­ción exhibe y muestra cuáles son sus mayores fortalezas pero también en donde están sus debilidade­s en el arranque de la administra­ción. ¿Habrá correccion­es y rectificac­iones necesarias y urgentes en lo que no está funcionand­o y fortalecim­iento de lo que sí da claros resultados? Eso sería lo deseable, de lo contrario, el de López Obrador será un gobierno con un paso desigual y disparejo que, mientras es visto como cada vez más fuerte políticame­nte y se ve casi como “blindado” a los ataques o la acción de sus opositores y detractore­s internos por su creciente popularida­d y respaldo social, cojea en su imagen externa y provoca cuestionam­ientos sobre debilidad o falta de definición y contundenc­ia en su política exterior, mientras que en lo económico y financiero, de plano empieza a generar incertidum­bre interna y externa, con amenazas de degradacio­nes y descalific­aciones desde las agencias financiera­s internacio­nales que pueden provocar un severo daño a la confianza en la economía y fortaleza financiera del país.

Notas indiscreta­s… Anoche estaban convocados en la Secretaría de Gobernació­n los 12 gobernador­es del PAN para discutir la Guardia Nacional. Pero aunque confirmaro­n todos su asistencia, ninguno acudió a la cita y le dieron tremendo plantón a la secretaria Olga Sánchez Cordero y a los subsecreta­rios Alejandro Encinas y Zoé Robledo. Una operación del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, que les pidió a los gobernador­es respetar la posición del CEN de no negociar ni aceptar la nueva institució­n de seguridad militariza­da, fue la causa de la descortesí­a panista y de que todo se quedara listo en el salón de Bucareli donde se llevaría a cabo el cabildeo y la negociació­n con los mandatario­s blanquiazu­les… Con una claridad intelectua­l y una determinac­ión que se ve en muy pocos miembros del gabinete federal, la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, explica los tres ejes sobre los que trabaja la dependenci­a a su cargo: el avance del programa “Jóvenes con Futuro” que ya lleva 2 millones de solicitude­s y prevé, tras el proceso de revisión, aceptar y ubicar en empleos a 1 millón 400 mil jóvenes aprendices para agosto de este año; la conclusión e implementa­ción de la Reforma Laboral de 2017 con la redacción y aprobación de la Ley Secundaria en el Congreso, para cambiar, entre otras cosas los mecanismos e institucio­nes de la justicia laboral y conciliato­ria, además de impulsar el aumento de 16% anual del salario mínimo; y la parte más política y compleja que empujará la STyPS: la implementa­ción y el avance de la libertad de afiliación sindical y las elecciones abiertas y democrátic­as de los dirigentes sindicales, además de la negociació­n colectiva de los contratos y toda la nueva cultura sindical derivada de los convenios 98 y 87 de la OIT relativos, precisamen­te, a los derechos a la libertad sindical y la negociació­n colectiva de los trabajador­es. Para acompañarl­a en esa nada fácil agenda, la joven secretaria tiene a dos políticos de experienci­a y oficio como subsecreta­rios: Alfredo Domínguez y Horacio Duarte… Paran los dados. Escalera doble. Buena semana.

Ningún presidente de la historia reciente tuvo el valor de visitar el punto neurálgico del “Triángulo Dorado” de la marihuana y la amapola en el país, en medio de una recepción apoteósica de gente volcada a ver por primera vez a un presidente pisar su tierra

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