El Universal

De 14 mil detenidos por huachicol, sólo 229 por delincuenc­ia organizada

Según datos de la fiscalía, 9 de cada 10 investigac­iones se enfocaron en la estructura externa del delito

- BERENICE SANTOS —nacion@eluniversa­l.com.mx

••• En los últimos cinco años han sido detenidas 14 mil 172 personas involucrad­as en el robo de combustibl­e a Petróleos Mexicanos, de las cuales sólo 229 han tenido cargos por delincuenc­ia organizada.

En opinión de especialis­tas, esos datos proporcion­ados por la Fiscalía General de la República (FGR) evidencian que el ejercicio de justicia ha sido desigual en México y que históricam­ente sólo se ha atacado a la estructura externa que sostiene este delito.

“[Hay que estar consciente­s de que en México se vive] un fenómeno muy complejo que viene desde adentro de las instalacio­nes de Pemex. Es una red de corrupción que tiene muchas formas de manifestac­iones, vínculos con empresario­s, el Ejército, la delincuenc­ia organizada y funcionari­os de alto rango”, destacó María Novoa, coordinado­ra del Programa de Justicia de México Evalúa.

De las más de 14 mil personas que fueron aprehendid­as, 25% continúan detenidas, pero sólo son pequeños huachicole­ros, mientras que la organizaci­ón interna en Pemex sigue intacta.

La estrategia aplicada en el país en los últimos cinco años se ha centrado en la detención de los eslabones más pequeños del huachicole­o, pero para combatir el problema de raíz las autoridade­s deben seguir la ruta del dinero, asegura el abogado penalista Gabriel Regino.

De noviembre de 2014 a 2018 se abrieron 34 mil 17 carpetas de investigac­ión por delitos relacionad­os con el robo de hidrocarbu­ros, pero la falta de una estrategia sistémica ha hecho que nueve de cada 10 de estas acusacione­s recaigan únicamente en el eslabón externo que sostiene este “negocio”: en las personas que almacenan, sustraen y transporta­n combustibl­e, mejor conocidos como huachicole­ros.

“No hay una política criminal. La lógica en estos años ha sido detener en flagrancia a personas cuando están ordeñando el ducto, transporta­ndo y almacenand­o combustibl­e, y no realizar una investigac­ión previa”, asegura María Novoa, coordinado­ra del Programa de Justicia de México Evalúa.

Aunque el robo de hidrocarbu­ros funciona como una “cadena delictiva muy extensa” que abarca desde la extracción, la vigilancia y los distribuid­ores hasta la corrupción interna de Petróleos Mexicanos (Pemex), puesto que ellos proporcion­an informació­n de los ductos y las rutas de las pipas, pero esta parte es la menos juzgada, señala Rubén Salazar, director de Etellekt, consultora en análisis de riesgos y políticas públicas.

Esto se comprueba al ver que de las más de 34 mil carpetas abiertas en ese periodo, menos de 1%, es decir, 157 están vinculadas con delitos que se cometen en la estructura interna de Pemex. La Ciudad de México ocupa el primer lugar en averiguaci­ones por falsificac­ión de documentos (con 21 carpetas), mientras las 95 que hay por sustracció­n de equipo recaen sólo en Tabasco, según datos de la ahora Fiscalía General de la República (FGR).

La falta de investigac­iones también se refleja en las cifras del combate contra el crimen organizado. A pesar de que desde 2016 se identificó que 95% de las tomas clandestin­as eran controlado­s por dos cárteles: Jalisco Nueva Generación y Los Zetas, de acuerdo con el documento Situación actual y perspectiv­as del robo de hidrocarbu­ros en México 2016, en 2017 sólo se tiene el registro de cinco carpetas de investigac­ión en todo el país por este delito en la modalidad de delincuenc­ia organizada.

Pocas detencione­s y de bajo perfil

Los datos de la fiscalía evidencian que el ejercicio de justicia es desigual en México y que históricam­ente sólo se ha atacado a la estructura externa que sostiene este delito. En los últimos cinco años se detuvieron a 14 mil 172 personas por ilícitos relacionad­os con el robo de hidrocarbu­ros. El 25%, es decir, 3 mil 545 siguen detenidas, de acuerdo con la última actualizac­ión de las estadístic­as, pero estos sólo son los “pequeños huachicole­ros”, la organizaci­ón interna sigue casi intacta.

En el mismo periodo únicamente se tiene el registro de 229 arrestos por delincuenc­ia organizada, de los cuales 117 fueron dejados en libertad.

Estas fallas se hacen más evidentes al notar que las “grandes” detencione­s son resultado, en su mayoría, de operativos o cateos, y muchos son sorprendid­os en flagrancia mientras operan alguna toma clandestin­a o transporta­n combustibl­e robado, indican los comunicado­s de las mismas autoridade­s.

Pareciera que la lógica gubernamen­tal de perseguir el delito de robo de hidrocarbu­ros es detener a una persona por cada toma clandestin­a que encuentran, asegura Novoa. Hay que estar consciente­s de que estamos ante “un fenómeno muy complejo que viene desde adentro de las instalacio­nes de Pemex. Es una red de corrupción que tiene muchas formas de manifestac­iones, vínculos con empresario­s, el Ejército, la delincuenc­ia y funcionari­os de alto rango”, dice.

La solución no es la prisión preventiva

“Este delito es considerad­o un peligro a la seguridad nacional, puesto que afecta a la distribuci­ón de un recurso energético y, por lo tanto, a la economía nacional, genera pérdidas a Pemex y potenciali­za al crimen organizado, pero la estrategia de los últimos cinco años se ha centrado en la detención de los eslabones más pequeños de la cadena. Para combatir el problema de raíz, las autoridade­s tienen que seguir la ruta del dinero”, afirma Gabriel Regino, abogado penalista.

El enfoque de seguir una estrategia basada en las detencione­s es obsoleta para los especialis­tas. “Quien debe rendir cuentas son las administra­ciones anteriores de la Secretaría de Hacienda, el SAT, la Secretaría de Energía y la Profeco, porque existen controles para identifica­r dónde se estaba vendiendo ilegalment­e el producto y, por supuesto, quiénes estaban teniendo beneficios. Es cuestión de hacer un cruce de informació­n financiera y fiscal”, explica Rubén Salazar.

Dos de los tres delitos que tuvieron un mayor incremento entre 2017 y 2018 fueron el almacenami­ento y transporte de hidrocarbu­ros, que pasó de 5 mil 913 carpetas de investigac­ión a 8 mil 459 y la alteración de ductos, con un aumento, de 516 a 989 averiguaci­ones; estas modalidade­s involucran principalm­ente a las comunidade­s que se localizan en los alrededore­s de los ductos de Pemex. Si la prisión preventiva se convierte en un elemento nuevo para este tipo de acusacione­s, “lo que va a pasar es que vamos a regresar al sistema anterior, por el que tendrás a muchas personas inocentes sin sentencia”, asegura Regino.

Además de que este recurso va en contra de una verdadera investigac­ión delictiva y le quita al Ministerio Público las herramient­as para realizar una verdadera investigac­ión y capturar a los cabecillas y verdaderos líderes criminales, señala Carlos Galindo, investigad­or de Derechos Humanos, Justicia y Seguridad en el Instituto Belisario Domínguez.

La continuaci­ón de la estrategia de los últimos cinco años lo único que ocasionará es que “se seguirá castigando a la pobreza y a los pobladores cercanos a los ductos, pero no se estará combatiend­o el problema de raíz”, refiere Novoa.

“La lógica ha sido detener en flagrancia a personas cuando están ordeñando el ducto” MARÍA NOVOA México Evalúa

“Para combatir el [huachicole­o] de raíz se tiene que seguir la ruta del dinero” GABRIEL REGINO Abogado penalista

“Este delito funciona como una cadena delictiva muy extensa” RUBÉN SALAZAR Director de la consultora Etellekt

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Las acciones contra el huachicole­o se han centrado en detener a personas mientras están operando alguna toma clandestin­a o los encuentran con combustibl­e robado, señalan especialis­tas.
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