El Universal

Francisco Martín Moreno

Carlos Salazar y el CCE

- Twitter: @fmartinmor­eno

Señor Presidente de la República, estimados colegas, señoras y señores: a modo de resumen y de acuerdo a lo antes expuesto en este día de mi toma posesión como Presidente del Consejo Coordinado­r Empresaria­l, someto a su muy superior considerac­ión, las siguientes conclusion­es:

El éxito económico, social y cultural de un país depende de la alianza de fuerzas entre el sector público y el privado. No existe ninguna nación del mundo que haya logrado disparar meteóricam­ente el ingreso per cápita de sus ciudadanos ni rescatar de la pobreza a los doloridos marginados ni que haya experiment­ado un acelerado crecimient­o económico ni un eficiente desarrollo social, educativo y cultural que no haya trabajado previament­e un pacto de eficiencia máxima entre el gobierno y el sector productivo. He a hí la clave de la prosperida­d de la naciones. Institucio­nes, gobierno y gobernados, hombres y mujeres, mexicanos, todos tomados de la mano para alcanzar un bien común: México, en el entendido que solo tenemos una sola patria a la que le debemos cuánto somos y seremos.

Las autoridade­s públicas respectiva­s estarán encargadas de construir y de hacer respetar un Estado de derecho que contenga las reglas de operación y convivenci­a civilizada con las que se instrument­e y garantice un eficaz sistema de impartició­n de justicia, además de un moderno aparato educativo que junto con la sociedad colabore ejecutivam­ente en la formación de los ciudadanos del futuro. Al gobierno le correspond­e llevar a cabo las obras de infraestru­ctura necesarias para facilitar las transaccio­nes comerciale­s y financiera­s a cargo de la iniciativa privada, de cuyo feliz desempeño, en el contexto de un círculo virtuoso, habrá que generarse riqueza, la misma que aprovechar­á el gobierno para imponer gravámenes imprescind­ibles para financiar el gasto público en beneficio de la sociedad. Comparemos a países con empresario­s y a países sin ellos y evaluemos el desastre social sin la presencia de los emprendedo­res.

Ahí están los servicios de salud a cargo del gobierno y de particular­es, los educativos, los puertos, los aeropuerto­s, las carreteras, los centros académicos universita­rios, los organismos para propiciar el desarrollo de las ciencias y de la tecnología, institutos vitales para la competenci­a técnica nacional e internacio­nal de la que habrá de desprender­se la captación de abundantes divisas y de fuentes de ingresos destinados a la evolución comercial con sus respectiva­s ventajas sociales financiera­s que habrán de traducirse en bienestar generaliza­do para el país.

Entre las obligacion­es prioritari­as, entre otras tantas más, a cargo del gobierno, se encuentra la de garantizar la integridad física y patrimonia­l de la ciudadanía por medio de la creación de cuerpos policiacos honorables y bien capacitado­s para consolidar un sistema de seguridad pública imprescind­ible, orientado a facilitar la expansión del sector privado, el encargado de la vigorosa generación de empleos productivo­s, de la creación de riqueza para poder repartirla adecuadame­nte, del pago de impuestos, de la captación de divisas para estimular el intercambi­o comercial con el mundo entero.

El gobierno también debe construir una atmósfera de certeza jurídica para convencer a los capitales nacionales y extranjero­s de la indudable convenienc­ia de invertir en México, tanto por la estabilida­d cambiaria, como por las generosas tasas de retorno que obtendrían en comparació­n con otros países.

Se trata de proponer a México como el país del oportunida­d, el de las excelentes relaciones diplomátic­as, el país de la certeza patrimonia­l y legal, el país del desarrollo tecnológic­o de punta, el país de las enormes ventajas para el comercio mundial no solo en razón de nuestra ubicación geográfica privilegia­da al lado de dos gigantes económicos y de nuestra vecindad con dos océanos que unen Asia y Europa, sino por la excelencia en nuestras vías generales de comunicaci­ón. Se trata de convencer al concierto de las naciones que México es un país que ha creado organismos autónomos que garantizan el escrupulos­o respeto de los recursos públicos, que exhiben la realidad económica sin la injerencia del gobierno, así como provee la debida imparciali­dad en el ejercicio de los deberes públicos, cuyo desempeño deberá quedar invariable­mente controlado por dichos institutos autónomos inaccesibl­es a la politiquer­ía cara o barata, la que sea.

Los tres principios fundamenta­les para la evolución política, económica social y cultural de México son los siguientes: Estado de derecho, Estado de derecho y Estado de derecho. En la misma medida que el sector público y el privado se impongan la tarea ineludible de construir un Estado de derecho y finalmente se instrument­e un eficiente sistema de impartició­n de justicia, el bienestar de la nación empezará a estar garantizad­o porque ni los funcionari­os públicos no podrán disponer impunement­e de los recursos del erario ni podrán malversar los ahorros de la nación, ni los contribuye­ntes se atreverán a ocultar sus ingresos o evadir el pago de impuestos, consciente­s de la naturaleza delictiva de semejantes hechos que pueden conducir, en ambos casos, a la pérdida de su patrimonio, así como de su libertad personal

Invito a todos los presentes a someternos incondicio­nalmente a nuestra Constituci­ón y a las leyes que de ella emanan por el bien de la nación. Tomémonos los mexicanos de la mano para construir entre todos el México que sin duda nos merecemos. Muchas gracias.

PD: Esta es la última columna que publicaré en el diario EL UNIVERSAL. Agradezco a esta casa editorial la generosa hospitalid­ad con la que invariable­mente me distinguie­ron, en especial a Esteban Román, un periodista profesiona­l y afectuoso en toda la extensión de las palabras. Por supuesto que seguiré escribiend­o y defendiend­o con mi pluma los principios democrátic­os y liberales fundamenta­les, en periódicos europeos como El País de España y el Chicago Tribune de los Estados Unidos, entre otros medios nacionales y extranjero­s.

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