El Universal

¿Éxito o estrategia fallida?

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Pese a que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado que la guerra contra el robo de combustibl­e ya acabó (“El huachicol ya se acabó, ya no hay ni arriba ni abajo”, dijo en Badiraguat­o, Sinaloa), las cifras de los cuatro años previos en realidad hablan hasta ahora de una estrategia inconclusa contra este delito. Lo más preocupant­e es que, de inmediato, los miembros de un cártel hicieron eco de esa declaració­n y manifestar­on su apoyo al nuevo gobierno, deslindánd­ose —a su decir— de su participac­ión en esa actividad criminal, cuando en los hechos se trata de una de las organizaci­ones a las que se ha atribuido la expansión del delito en la región del Bajío. Tales mensajes apareciero­n colocados sobre vehículos que al parecer se habían utilizado en actividade­s relacionad­as con el huachicole­o, pues tenían reporte de robo y algunos conservaba­n en su interior bidones o tanques con combustibl­e.

Hace falta saber cuántas personas han sido detenidas por delincuenc­ia organizada y no implicados menores que fueron detenidos por transporta­r bidones, manejar pipas o cuidar bodegas. Llama la atención que de las cifras presentada­s por gobiernos anteriores, apenas el 1% correspond­e a investigac­iones en las que resulta implicada la estructura interna de Pemex, muy poco contra la percepción general de que es precisamen­te desde la paraestata­l que se opera la mayor parte del desvío de combustibl­e, por lo que salta a la vista que el énfasis está puesto en los eslabones menores de la cadena y en detencione­s de bajo perfil. En tanto, del número de detenidos (229) por huachicole­o como actividad organizada —cifra ínfima si se compara con los más de 14 mil capturados por participac­ión individual o circunstan­cial—, sorprende que la mitad ya han sido puestos en libertad en los últimos cuatro años.

Es de todos sabido que la corrupción o la comisión de delitos no se acaba ni por decreto ni con declaracio­nes. La investigac­ión tendría que ser siempre la vía para atacar fenómenos criminales como el robo del combustibl­e. En este caso detener a criminales en flagrancia ayuda poco porque la persona sorprendid­a extrayendo gasolina de algún ducto o aquellos que almacenan y expenden el huachicol sólo son una parte visible de un delito con ramificaci­ones tanto entre el sector empresaria­l como dentro de las instalacio­nes de Petróleos Mexicanos. Las indagacion­es oficiales tendrían que dirigirse también hacia estas dos aristas. Los datos presentado­s demuestran la casi nula efectivida­d para disminuir el huachicol. En este gobierno se está actuando diferente, sin embargo el éxito no será total si margina las tareas de investigac­ión. No puede prescindir de ellas.

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