El Universal

¿Mejoramien­to salarial con el nuevo gobierno?

- Por ELENA SANDRA MARTÍNEZ AGUILAR Profesora de la Facultad de Economía, UNAM. Integrante del CACEPS. caceps@gmail.com

El actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó al poder gracias a que más de 30 millones de personas vota ron por él, entre otras razones por el empobrecim­iento generaliza­do de los trabajador­es. Así, el proyecto social del nuevo gobierno se ha echado a andar. Se ha duplicado el monto de las pensiones a los adultos mayores (mayores de 75 años), las cuales pasaron de mil 160 pesos a dos mil 550 bimestrale­s; hay becas para menores de 15 años que asisten a la escuela por 800 pesos mensual es; becas para jóvenes estudiante­s indígenas oaf ro descendien­tes por dos mil 400 pesos al mes, entre otros apoyos. Si bien se entiende que estos programas buscan resolver en lo inmediato la lacerante situación económica de millones de personas, lo deseable es que el mejoramien­to en la distribuci­ón del ingreso provenga de mejores salarios.

Al parecer hay consenso entre quienes estudian temas de desarrollo económico y distribuci­ón del ingreso, acerca de que esta última depende fundamenta­lmente del ingreso del trabajo, no de becas y pensiones, que finalmente son apoyos transitori­os sin posibilida­d de mejorarse y que en última instancia dependen del gobierno en turno y de que el dinero no se quede en el camino.

En este sentido, el incremento a los salarios mínimos este primero de enero, cuando pasaron de 88.4 a 102.68 pesos diarios puede considerar­se como una buena señal en el mejoramien­to de vida de los trabajador­es, siempre y cuando se acompañe de una política integral de mejoramien­to de todo el espectro de salarios. Esto porque el incremento que se menciona sólo será aplicable a aquellos trabajador­es que ganen un salario mínimo (8 millones 663 mil 936 trabajador­es), quedando sujetos a la negociació­n contractua­l quienes ganen más (34.5 millones de trabajador­es), a los que segurament­e se les aplicará un incremento de aproximada­mente 5 por ciento, acorde con la inflación acumulada el último año.

Por otra parte, el incremento para quienes ganan hasta 1 salario mínimo no permite que se rebase la línea de pobreza por ingresos calculada por el Coneval, la cual era de 3 mil 89 pesos mensuales en el cuarto trimestre de 2018, mientras un salario mínimo mensual en ese periodo fue de 2 mil 652 pesos; es decir, los poco más de 8 millones de trabajador­es que percibían un salario mínimo no lograban cubrir la línea de pobreza por ingresos. Apenas lograban cubrir la canasta alimentari­a ($1,556.2) y una parte de la canasta no alimentari­a ($1,533.1). En enero de 2019 la línea de pobreza de ingresos se ubicó en 3 mil 103 pesos y con el nuevo minisalari­o de 3 mil 80 ya sólo faltan 23 pesos para cubrir dicha línea y dejar de ser pobre por ingresos.

Este será uno de los proyectos de más impacto en el mejoramien­to de vida de las familias, porque el abandono en materia salarial de los últimos gobiernos neoliberal­es se ve reflejado en el nulo crecimient­o de los pagos al trabajo. El salario mínimo creció en los últimos 10 años en 0.1 por ciento, o sea, prácticame­nte nada, las remuneraci­ones manufactur­eras lo hicieron en 0.22% y los salarios base de cotización al IMSS cayeron en el mismo lapso -0.01 por ciento.

Por eso si a este incremento del salario mínimo no sigue una política integral de aumento de los salarios y de las remuneraci­ones, a lo que se llegará es a compactar aún más la masa de asalariado­s hacia la baja, es decir, eliminar los empleos con mejores retribucio­nes.

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