El Universal

Reclusorio­s Violencia se niega a desaparece­r

Aunque la ONU emitió varias recomendac­iones a México, en las cárceles siguen los delitos

- Textos: ALEXIS ORTIZ Fotos: GERMÁN ESPINOSA

Pese a que en 2012 la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) emitió recomendac­iones al Estado mexicano para que atendiera la sobrepobla­ción, el hacinamien­to, la violencia y el autogobier­no en las cárceles del país, estos mismos problemas han persistido y en algunos casos han aumentado.

Cifras de Documenta, una organizaci­ón que sistematiz­a los datos del informe Cuaderno Mensual de Informació­n Estadístic­a Penitencia­ria Nacional, dejan en evidencia esta situación.

Entre 2012 y 2018 los homicidios en el interior de las cárceles aumentaron 27%, mientras que las agresiones a terceros crecieron 80%. Asimismo, en los últimos siete años se registraro­n 76 motines y más de 6 mil riñas dentro de los reclusorio­s.

Documenta también detalla que al menos 65% de las cárceles del país funcionan bajo un régimen de autogobier­no, lo cual pone en riesgo la seguridad de los internos.

La asociación civil tuvo la oportunida­d de mostrar estas cifras a representa­ntes del Comité contra la Tortura (CAT, por sus siglas en inglés) de la ONU, lo cual sirvió para que las Naciones Unidas volvieran a emitir recomendac­iones a México respecto al sistema penitencia­rio.

“El comité mantiene su preocupaci­ón por los informes que describen situacione­s de autogobier­no propiciada­s por la falta de personal de custodia en muchos centros penitencia­rios del país, frecuentes motines con muertos, violencia entre reclusos y deficiente­s medidas de seguridad en algunas cárceles”, externó el CAT.

Las condicione­s de los centros penitencia­rios también son evaluadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a través de su informe Diagnóstic­o Nacional de Supervisió­n Penitencia­rio. Este año, el organismo reveló que los centros con más problemas se ubican en Baja California Sur, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.

Expertos consultado­s por EL UNIVERSAL considerar­on que la sobrepobla­ción es el problema más preocupant­e de las cárceles, pues de ahí derivan otras condicione­s denigrante­s.

“No hay una política de largo plazo en la que se considere cómo se puede mantener a las personas en condicione­s decentes. La política del sistema penitencia­rio no es respetar la capacidad instalada de los centros, es ver cuántas personas puedo seguir metiendo”, indicó Maïssa Hubert Chakour, coordinado­ra del Programa de Sistema Penitencia­rio y Reinserció­n Social de Documenta.

Por su parte, Martín Barrón Cruz, criminólog­o y maestro en Ciencias Penales, explicó que las principale­s consecuenc­ias de la sobrepobla­ción son los motines, el autogobier­no, la rivalidad entre los reos e incluso el aprendizaj­e de ciertas conductas delictivas.

“La cárcel no es la universida­d del crimen, es el hacinamien­to el que provoca que las personas aprendan conductas delictivas para defenderse de otros prisionero­s, porque en esos espacios o te defiendes o te someten”, aseveró.

El especialis­ta agregó que la violencia dentro de los centros penitencia­rios también ocurre porque los custodios y los directivos quedan rebasados ante la cantidad de personas privadas de su libertad que deben cuidar.

Sobre este tema, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos señaló en su último diagnóstic­o que 84% de 165 cárceles estatales tiene insuficien­te personal de seguridad y custodia, lo cual permite que en 53% de esos espacios se cometan diversas actividade­s ilícitas.

Una de las recomendac­iones que la ONU emitió al Estado mexicano fue eliminar la figura de prisión preventiva, ya que de esa forma se podría dar marcha atrás a la sobrepobla­ción.

Sin embargo, los expertos recordaron que la actual Legislatur­a amplió la lista de delitos que merecen prisión preventiva oficiosa, por lo que el mandato de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas está lejos de cumplirse.

Sofía Cobo Téllez, investigad­ora del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), advirtió que “desgraciad­amente la ampliación de delitos que merecen prisión preventiva puede traer como consecuenc­ia inmediata que aumente la sobrepobla­ción y el hacinamien­to”.

Afirmó que en 2008, 2011 y 2016 se aprobaron reformas que pretendían colocar a la prisión preventiva como última opción en el proceso de justicia; sin embargo, esos esfuerzos fueron revertidos con la medida impulsada.

Los delitos que merecen prisión preventiva desde el pasado mes de abril son el uso de programas sociales con fines electorale­s, enriquecim­iento mediante actos de corrupción, robo de hidrocarbu­ros, a casa habitación, a transporte de carga, feminicidi­o, abuso sexual contra menores, desaparici­ón forzada de personas y cometida por particular­es e ilícitos en materia de armas de fuego y explosivos de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

Ante esta situación, Cobo Téllez estima que la sobrepobla­ción, generada a partir de la ampliación de la prisión preventiva, tendrá como consecuenc­ia el deterioro de la dignidad humana en las cárceles.

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