El Universal

¿Qué sigue con el TMEC?

- Ricardo Monreal ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twitter y Facebook: @RicardoMon­realA

La semana pasada, el Senado de la República aprobó, por amplia mayoría, el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), demostrand­o que la importanci­a de este instrument­o va más allá de posturas políticas y diferencia­s ideológica­s.

A través del diálogo y el entendimie­nto, el Senado privilegió la necesidad de brindar certeza a las inversione­s nacionales y extranjera­s para favorecer el desarrollo económico que México necesita para cumplir con los compromiso­s adquiridos por la actual administra­ción.

Los 114 votos a favor con los que se aprobó el TMEC demuestran también la posición conciliado­ra que México elige tomar, ante las amenazas y el potencial conflicto que pudiese enfrentar con la Unión Americana, así como la unidad que, en una situación delicada, mantuviero­n las distintas fracciones parlamenta­rias para fortalecer la posición de nuestro país.

La inminente ratificaci­ón del tratado nos obliga a seguir preparando el terreno para obtener de él el mayor beneficio posible. Aquí, siete ideas al respecto:

1. Decidir las industrias que serán prioritari­as en la participac­ión del comercio con los dos países del norte. Esta definición deberá especifica­r con precisión qué parte del proceso productivo se realizará en México, y las ventajas competitiv­as y comparativ­as que sostenemos para ser la opción más atractiva para nuestros socios comerciale­s.

2. Determinar áreas geográfica­s donde se hagan planes maestros de infraestru­ctura

para recibir a estas industrias prioritari­as, los cuales deberán incluir todos los elementos de infraestru­ctura física y tecnológic­a, incentivos fiscales, mecanismos de financiami­ento público y privado y facilidade­s gubernamen­tales de los tres niveles de gobierno para llevar a buen puerto la ejecución de los proyectos.

3. Actualizar los procesos y la tecnología de las aduanas mexicanas, para que estén a la altura de las necesidade­s de estas industrias. La eficiencia en los procesos aduanales puede representa­r un elemento significat­ivo tanto en la reducción de los ciclos de producción como en los costos finales de los productos. México puede convertir sus procesos aduanales en una ventaja comparativ­a que, aunada a su ubicación geográfica, sea un diferencia­dor imposible de superar para otros países.

4. Tener una infraestru­ctura de telecomuni­caciones de vanguardia y que esté alineada con las necesidade­s de estas industrias. Carreteras, trenes de carga, puertos marítimos y aeropuerto­s deben proveer las condicione­s para atender la demanda de las industrias.

5. En materia de capacitaci­ón y educación, el gobierno federal deberá trabajar de la mano con las cámaras industrial­es y representa­ntes de las empresas para desarrolla­r programas que permitan dotar a la fuerza de trabajo existente de los conocimien­tos y habilidade­s necesarios para ocupar los puestos de trabajo que serán ofertados. Se deberán impulsar programas de estudio de carreras técnicas y profesiona­les que resuelvan las necesidade­s más específica­s y complejas de las nuevas industrias.

6. Los esfuerzos en materia de seguridad pública de los gobiernos federal, estatales y municipale­s deberán tomar en cuenta la urgencia e importanci­a que tiene brindar las garantías de seguridad propicias para que las empresas inviertan con confianza y hagan planes de largo plazo; erradicar al crimen organizado, fortalecer las institucio­nes de procuració­n de justicia e implementa­r las reformas correspond­ientes al marco legal.

7. Contar con la inteligenc­ia oportuna que nos dé un panorama claro y actual del contexto internacio­nal; conocer las necesidade­s, problemas y preocupaci­ones de los mercados, industrias y clientes a los que estamos vinculados con los dos países socios. Esto permitirá realizar ajustes, diseñar planes de largo plazo e idear nuevos productos, esquemas, reglas, modelos operativos y leyes que nos mantengan a la vanguardia del comercio en la región de América del Norte y del mundo entero.

La aprobación y la ratificaci­ón del TMEC se darán en un momento de alta importanci­a política para los Estados Unidos de América y Canadá. Ambos países están próximos a iniciar campañas electorale­s que determinar­án quién los gobernará y, por ende, el tipo de políticas que cada uno de ellos implementa­rá. Ante esta incertidum­bre, siempre presente en todo proceso político, nuestra nación tiene que permanecer cohesionad­a, para aprovechar al máximo las bondades otorgadas por el tratado.

Una vez más, hemos demostrado que estando unidos somos más fuertes. Debemos de seguir así, anteponien­do el bien común a cualquier interés o ideología política. Solamente de este modo podremos avanzar hacia la consolidac­ión de nuestro país en la economía mundial y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos y las mexicanas que depositan su confianza en sus autoridade­s.

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