El Universal

Elegir dónde

O en sus suburbios? ¿qué ganas y qué pierdes al elegir cualquiera de estas dos opciones?

- CARLOS TOMASINI ARACELI CALVA

En los ochenta, Blanca se mudó con su familia de la Ciudad de México a Valle de Aragón —en Nezahualcó­yotl, Estado de México— debido a que esa zona empezaba a crecer y a que el crédito INFONAVIT de su mamá le permitía comprar una casa ahí.

“Mejoró nuestro nivel de vida. Era una colonia muy tranquila y con muchas salidas a diferentes zonas”, recuerda.

Pero, conforme fue pasando el tiempo, se hizo más difícil el traslado diario hacia la Ciudad de México, donde Blanca empezó a trabajar —en la zona de Polanco— hace poco más de una década, por lo que decidió regresarse a la capital y, desde hace unos años, habita su propio departamen­to en la colonia Anáhuac.

“Aunque había Metro, para mí era un viacrucis diario salir de Valle de Aragón; buscaba rutas alternas pero tampoco funcionaba­n”, menciona.

“Y, cuando me cambié a la Ciudad de México, sí mejoraron mucho mis traslados y mi forma de vida; ya no uso Metro ni microbuses”.

Pero otra chica, Lizzette, vivió algo diferente: “Me mudé del sur de la Ciudad de México a Satélite. La vida acá es mucho más tranquila y me alejé del tráfico. Sí, tiene sus inconvenie­ntes, como no tener tienditas en la esquina, pero gané casa con jardín y tranquilid­ad”, describe.

Hay un dicho popular que dice: “Cada quién habla de la feria según como le va en ella”, y eso puede aplicar perfectame­nte al hecho de que cada persona tiene una historia diferente después de elegir vivir en el perímetro de la Ciudad de México o en la zona conurbada.

Por ejemplo, el caso de Omar tiene una particular­idad: él se vio obligado a mudarse hacia el Estado de México después del terremoto ocurrido el pasado 19 de septiembre de 2017.

“Ha sido muy difícil. Me mata la distancia para ir al trabajo (en el sur de la capital), aunque me ayudan los horarios para no sufrir aglomeraci­ones ni en carro ni en transporte público. Se vive más tranquilo (en Edomex), aunque, para empezar, todo es más caro. Si quieres hacer algo cultural, hay que bajar a la Ciudad de México”, comenta.

Así como hay quien se muda de la zona conurbada a la Ciudad, hay quien lo hace al revés, en búsqueda de mayor tranquilid­ad

Pero no solamente se trata de vivir dentro o fuera de la Ciudad de México, sino de elegir en qué lugar quedarse.

Daniela, aunque es chilanga, vivió 15 años en Cuernavaca, de donde regresó en 2009: “Decidí pagar más renta a cambio de una mejor ubicación. Era un sacrificio, pero prefería tener roomies que viajar horas diarias”, menciona.

“Elegí San Pedro de los Pinos porque fue lo que consideré ‘equidistan­te’ a los centros de trabajo (Polanco, Reforma y Santa Fe), y fue la mejor decisión: Menos tráfico, menos estrés, más tiempo para vivir y muchas conexiones en Metro, camión, coche y, ahora, bicis”.

Aline no ha salido del Estado de México, pero ella, aunque trabaja mucho en la capital, decidió irse de Naucalpan hacia Lerma, que es hoy una zona de gran crecimient­o. “Vimos que acá era mucho más accesible y compramos una casa. Extraño la cercanía con amigos y clientes, pero acá es más tranquilo”, dijo. Sigue en la página 4 ¿Has comenzado a trabajar? Entonces, hay varios puntos que debes tener en cuenta para que puedas aprovechar tu nuevo estatus al máximo. Uno de ellos, y de gran importanci­a, es el acceso a un crédito INFONAVIT, para obtener tu vivienda.

El primer paso para que puedas llegar a ser acreedor a los beneficios de Infonavit es que en tu trabajo cuentes con prestacion­es de ley. De esa manera te conviertes en derechohab­iente en el momento en que tu patrón te inscribe ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

El segundo paso es obtener la aprobación del préstamo, para lo cual se debe contar con la precalific­ación, la cual será una de las claves principale­s para ser candidato.

El orden correcto

Juan José Solórzano, cofundador y CEO de Tu Cantón, plataforma de asesoría inmobiliar­ia, señala que uno de los errores comunes de la gente es primero acercarse con los asesores de bienes raíces sin enterarse antes que no son candidatos para comprar una casa porque no cumplen con los requisitos necesarios.

Para lograr el crédito, se necesitan 116 puntos, que se comienzan a acumular en la subcuenta INFONAVIT desde que inicias un empleo formal. Estos se verán reflejados en el estado de cuenta a partir de los cuatro meses. Y, antes de que transcurra­n tres años, posiblemen­te ya tengas la puntuación necesaria para acceder a un préstamo para vivienda.

Toma en cuenta que se restan puntos si las aportacion­es patronales no se realizan a tiempo, si llegas a cambiar de empleo, pierdes el trabajo, o la empresa en la que se trabaja cambia de razón social.

Por su parte, INFONAVIT señala que, para ser acreedor a un crédito, debes tener una relación laboral vigente, con ingresos desde un salario mínimo en adelante, y cumplir con la puntuación mínima requerida que, como dijimos, es de 116 puntos.

La tasa de interés anual es de 12%, y el préstamo para el crédito puede ser hasta de $1,795,378.70, pero dependerá de tu capacidad de pago.

Puedes consultar si cumples con la puntuación requerida en portalmx.infonavit.org.mx, en el apartado Mi Cuenta INFONAVIT.

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Infórmate al iniciar tu vida laboral.

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