El museo MUMEDI,
En el centro histórico, añade a su oferta un hotel boutique, en la misma propiedad, que hace honor a sus viejos muros
La propiedad donde se encuentra contenido el proyecto del MUMEDI (Museo Mexicano del Diseño), perteneció al conde de Nuestra Señora de Guadalupe del Peñasco y a sus descendientes por varias generaciones, y parte de ésta hoy se convierte en un interesante recinto para el diseño nacional e internacional bajo el nombre de Hotel MUMEDI.
Sobre la historia de la renovada vitalidad de este espacio, Mi Casa, Tu Casa conversó con Álvaro Rego, director del Museo Mexicano del Diseño, y artífice del proyecto del hotel que se encuentra en los pisos superiores del museo: “Los cimientos del edificio datan de 1400, porque son parte de la arquitectura prehispánica: se trata de lo que fue parte de la casa del emperador Moctezuma Ilhuicamina (1398-1469). Cuando llegaron los españoles, para demostrar su poderío, destruyeron edificaciones existentes y con esos materiales construyeron las primeras casas. Aquí vivieron los primeros dos virreyes de la Nueva España.
“Cuando se trasladaron al Palacio Nacional, decidieron dividir ésta, que era una extensa propiedad, en pequeños lotes. Mi familia compró uno de esos lotes en aquel tiempo. Por supuesto, desde entonces ha sufrido muchas modificaciones. Aún se conservan piedras prehispánicas, tiene diversas arcadas y muros coloniales construidos con éstas; y añadidos de los siglos XVIII y XIX”, añade.
“A finales de ese siglo, mi bisabuelo era director de obras de Porfirio Díaz y justamente en esa época, como gran tecnología, traían las estructuras al estilo de la Torre Eiffel para construir en México, algunas de ellas también se pusieron como refuerzos en el edificio, algo que lo ayudó a conservarse hasta ahora. El edificio, entonces, es un collage de épocas”, dice el director de MUMEDI.
Respetar la solera
Con la intención de estar acorde con su carácter de ser un recinto vinculado a lo mejor del diseño, se ha destacado lo mejor de cada época en una reconstrucción puntual, que también tuvo que subsanar periodos de descuido cuando los arrendatarios de giros diversos abusaron de las políticas de rentas que prevalecieron durante muchos años en la ciudad.
Ahora, en palabras de sus impulsores, además del espacio de tienda, exhibición de productos y el propio museo, es un hotel de seis habitaciones, cada una con un estilo propio, equipadas con tecnología de vanguardia. Ecléctico. Eficiente.
Comenta Álvaro Rego: “Con este proyecto, concluimos la última fase de reconstrucción después de 18 años de haber iniciado el proyecto. En esta larga búsqueda tuvimos en cuenta varios factores. Uno, muy importante, es que el edificio sea seguro.
“Es un recinto protegido por el INAH y por el INBA (hoy INBAL), es decir, es patrimonio histórico y artístico de la nación. Y, por ello, necesitábamos lo mejor: impermeabilizantes y pinturas de la más alta calidad. Asimismo, la estética era muy importante; así que encontramos los mejores acabados y colores”.
En el corazón de la CDMX
Con un precio de alrededor de 5 mil pesos la noche por habitación, el hotel abrió sus puertas este año. “Esperamos que los huéspedes encuentren una integración tecnológica que no es invasiva. Incluso, se puede hacer un cambio sencillo de lo digital a lo analógico, de acuerdo con el gusto del cliente. Por igual, hemos buscado que las habitaciones sean lo más ecológicas posibles, no solo en su construcción, sino en la experiencia del usuario”, señaló Rego.