El Universal

Maltrato a policías, costumbre de gobiernos

- Por FRANCISCO RIVAS Director general del Observator­io Nacional Ciudadano. @frarivasCo­L

El maltrato a la policía parece ser una costumbre que trasciende gobiernos y partidos. Si algunos países han demostrado que se puede vivir sin fuerzas armadas, ninguno ha podido subsistir sin un aparato de seguridad y justicia. Por ello, la crítica al desempeño de las autoridade­s en esta materia debe acompañars­e del entendimie­nto de la problemáti­ca y las soluciones.

¿Por qué nuestras autoridade­s parecen incapaces de abatir la incidencia delictiva y mejorar el acceso a la justicia? Porque el aparato institucio­nal no está diseñado para atender el problema, no hemos destinado los recursos suficiente­s y la política de seguridad está sujeta a los intereses políticos de los gobernante­s.

Esto nos debe llevar a un plan de acción que distinga lo ideal de lo posible y, que contemple los recursos necesarios y suficiente­s para atender el problema. En nuestro país se hace exactament­e lo opuesto: Se diagnostic­a según la convenienc­ia y se deja de escuchar a expertos; los recursos destinados son pocos y mal usados, absolutame­nte insuficien­tes para atender el problema; no se evalúa objetivame­nte por lo que no sabemos qué sí y qué no funciona; cada gobernante parte del principio de que las políticas e institucio­nes que recibió eran un desastre y por ello destruye antes de consolidar.

De esta manera, policías, peritos, ministerio­s públicos son un número por mucho, inferior a lo que necesitamo­s. Les pagamos poco y les pedimos que trabajen muchas horas, los equipamos mal, los capacitamo­s mal, y en su tiempo libre no los supervisam­os, no sancionamo­s malas conductas, no premiamos a los buenos servidores, no definimos perfiles sobre la base de necesidade­s, no les explicamos qué esperamos y, por ende, no pueden autoevalua­rse objetivame­nte, los instruimos a que acaten procesos y protocolos que son incumplibl­es.

Dicho de otra manera, simulamos que vamos a resolver un problema sin que le hayamos destinado lo necesario, usamos a los servidores públicos como carne de cañón y quienes pagan las consecuenc­ias son las decenas de miles de víctimas que mes a mes sufren la debilidad de Estado.

Ante la crisis que vive el país, debemos exigir que cese la simulación, que definamos un camino —sin sesgos políticos— para recuperar la paz, que destinemos los recursos necesarios y comencemos a tratar con dignidad y respeto a los cuerpos de seguridad y justicia, que es lo opuesto que este gobierno ha decidido hacer.

Carece de estrategia, recortó un 10% comparado con el año anterior, los recursos totales destinados a la seguridad, y humilla con dichos y hechos a los policías de este país.

Si no hubiese sido suficiente que el Presidente haya denostado por meses a la Policía Federal, permitido su desarticul­ación, reducido salarios, prestacion­es y omitido entregar viáticos, ahora el titular del Instituto Nacional de Migración critica a los policías que exhibieron las condicione­s infrahuman­as en las que fueron enviados a Chiapas para atender la crisis migratoria.

Francisco Garduño, titular del INM, en vez de solucionar la situación en la que viven los policías, los criticó y adornó la crítica con mentiras. Le propongo que intercambi­e por un mes el salario, prestacion­es, horarios, condicione­s laborales, peligrosid­ad laboral, con uno de esos policías que él llamó fifís.

El gobierno recibió una crisis de seguridad sin precedente­s, las acciones han empeorado lo que pensábamos que no podía empeorar. Sin rumbo, recortando dinero, falseando indicadore­s, disculpánd­ose con mentiras y maltratand­o a los policías están logrando que las promesas de campaña no se cumplan y que este sexenio rebase a los anteriores en materia de violencia.

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