El Universal

“Crisis humanitari­a rebasa a gobierno”

• Migrantes haitianos denuncian maltratos • Autoridade­s los golpean y no los atienden, aseguran

- MARÍA DE JESÚS PETERS Y ÓSCAR GUTIÉRREZ Correspons­ales

Tapachula, Chis.— Las autoridade­s mexicanas están rebasadas por la “crisis humanitari­a que está provocando la migración masiva”, reconoció el comisionad­o del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, mientras decenas de migrantes protestaba­n en Tapachula, Chiapas, contra las condicione­s en las que se encuentran en los centros migratorio­s.

No obstante el esfuerzo institucio­nal, “la crisis humanitari­a que está provocando la migración masiva ha rebasado la infraestru­ctura y los recursos materiales que se requieren para darles un trato digno a muchos que merecen este trato”, reconoció el funcionari­o en Tuxtla Gutiérrez.

Casi al mismo tiempo, en un centro de detención del INM en Tapachula, Fabiola, una mujer haitiana, pedía ayuda entre lágrimas, tirada en el piso.

Dijo a EL UNIVERSAL que su hijo, de año y medio de edad, está enfermo desde hace días.

Mientras tanto, en Estados Unidos el principal funcionari­o de control fronterizo, John Sanders, anunció el día de ayer su renuncia en plena polémica por las alarmantes condicione­s de detención de los niños migrantes en la frontera con México.

Tapachula.— ¡Ayúdame!, ¡ayúdame con mi hijo, está enfermo, está enfermo”, suplicaba una mujer migrante originaria de Haití desde el centro de detención habilitado por el Instituto Nacional de Migración (INM) en las instalacio­nes de la Feria Mesoameric­ana, en esta ciudad.

A las 8:00 horas, hombres y mujeres, desesperad­os por ver a sus hijos enfermos y sin medicament­os, intentaron salir, pero se los impidieron elementos de la Secretaría de Marina (Semar) habilitado­s como Guardia Nacional, junto con la Policía Federal, oficiales del Instituto Nacional de Migración (INM) y guardias de seguridad privada.

Testigos que pidieron el anonimato por temor a represalia­s indicaron que, presuntame­nte, guardias privados vestidos de blanco se quitaron el cinturón y golpearon a algunos migrantes extraconti­nentales.

“Los de blanco les estaban pegando con el cincho a los negritos. Yo soy extranjero, pero eso que les hacen está mal”, dijo un migrante hondureño que se encontraba en el lugar cuando inició la protesta.

“¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”, gritaban hombres y mujeres tras un portón negro que estaba cerrado. Al mirar por una rendija se observaba a una veintena de agentes migratorio­s, navales, policías federales y guardias de seguridad privada.

Los migrantes reclamaban la falta de alimentos, atención médica y la tardanza en los oficios de salida para que sigan su viaje a Estados Unidos, con el fin de pedir refugio.

Ante las cámaras de EL UNIVERSAL, una mujer haitiana que se identificó como Fabiola, tirada en el piso junto al portón y entre lágrimas, clamaba ayuda para su hijo Pablo Andrés, de un año y dos meses de edad, quien, dijo, presentaba ronchas de picaduras de zancudo en todo su cuerpo.

En medio de las botas de los militares, la mujer, quien no paraba de llorar, dijo que su hijo nació en Chile y que desde hace varios días se encontraba enfermo, al igual que muchos otros niños: “¡Ayúdame!, ¡ayúdame!, muchos días mi hijo enfermo, poquita comida, no hay agua potable, muchos zancudos”, suplicaba la mujer, mostrando las ronchas en el cuerpo del menor.

“¡Justicia, por favor! ¡Diez días estar sufriendo, ayúdame, la policía me pegó!”, denunciaba, mientras militares y guardias privados pateaban piedras, tierra y ramas sobre la cámara para evitar que se documentar­an las protestas, lo cual motivó el enojo de los migrantes.

Otras mujeres también clamaban ayuda y denunciaro­n que no contaban con pañales desechable­s, y que había médicos, pero no medicina.

“¡Ayúdame!, muchas personas aquí están sufriendo, nuestros hijos están enfermos, no comida, ayúdame, ya sufrí mucho”, suplicaba.

La Feria Mesoameric­ana, en el sur de Tapachula, fue habilitada por el INM como un centro de detención para extraconti­nentales, debido al sobrecupo que hay en la Estación Migratoria Siglo 21.

Los migrantes se mantenían sentados y acostados en el piso, exigiendo que los dejaran salir. Luego de varias horas de diálogo con personal de Derechos Humanos del INM, a las 13:30 horas se les entregó su oficio de salida a un centenar de ellos y fueron liberados; 18 fueron trasladado­s a la Estación Siglo 21 para su registro y más de 300 permanecen ahí a la espera de concluir su trámite.

“Muchos días mi hijo enfermo, poquita comida, no hay agua potable” FABIOLA Migrante haitiana

* Por decisión editorial, la fotografía de Fabiola y su hijo se publica sin alterar en la portada de este diario, debido a la informació­n que aporta.

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En un centro de detención del INM en Tapachula, Fabiola, procedente de Haití, clamaba por debajo del portón por ayuda para su hijo enfermo.
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Tras la puerta de un centro de detención habilitado por Migración en Tapachula, migrantes clamaron ayuda y denunciaro­n vejaciones a sus derechos.

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