El Universal

Crueldad en las fronteras

- Por ENRIQUETA CABRERA Periodista, analista internacio­nal

Los efectivos de la Guardia Nacional en las frontera norte y sur deberán contribuir a disminuir la migración hacia Estados Unidos, evitando los cruces indocument­ados de las fronteras en su mayoría provenient­es de Honduras, El Salvador y Guatemala, pero también de Haití, Cuba, India… En la frontera con Guatemala se pretende la documentac­ión de quienes entran a territorio nacional, evitando que su objetivo sea llegar a Estados Unidos con deportacio­nes cuando se considere necesario o se acepte por quienes pretenden cruzar y evitando también el ingreso a territorio nacional por el río Suchiate o por otros puntos con poca o nula vigilancia. Los albergues o las instalacio­nes del INM son insuficien­tes para acoger a los migrantes por su tamaño y la falta de condicione­s de salubridad mínimas. En la frontera con Estados Unidos, la tarea de la Guardia Nacional es convencer y evitar los cruces indocument­ados

por el río Bravo, el desierto o por otros puntos poco vigilados y por lo general de elevada peligrosid­ad, coadyuvand­o así con la Patrulla Fronteriza de EU. En ambos casos, el compromiso que México aceptó con EU, por primera vez en la historia, es disminuir la migración indocument­ada.

EU condena la migración en busca de trabajo. A pesar de que es un país construido por las distintas migracione­s en distintos tiempos, como lo recuerda la Estatua de la Libertad. Hoy, Texas y California son los estados que tienen una mayor población migrante en EU y son, respectiva­mente, la quinta y onceava economías del mundo, ambos frontera con México y con el nivel más alto en la relación comercial con nuestro país. California y Texas fueron parte de México hasta la guerra de intervenci­ón de EU en 1846-1848, cuando México perdió más de la mitad de su territorio.

Difícil tarea la de 15,000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera MX-EU. Su objetivo es evitar el cruce de migrantes a EU desde puntos poco vigilados y por lo general peligrosos: del río Bravo o del desierto las más de las veces. Su tarea es convencer. Así coadyuvan las fuerzas mexicanas con la Patrulla Fronteriza de EU para reducir la migración. Muchos son detenidos, otros mueren en el intento y pocos logran cruzar. La composició­n de esta nueva ola migratoria la hace más vulnerable: la mayoría son familias centroamer­icanas que huyen de la violencia y la pobreza, algunos son niños no acompañado­s, la mayoría en busca de algún familiar que ya se encuentra en EU. Para la GN es difícil disuadir a quienes intentan cruzar. Los migrantes están a un paso de lograr lo que se propusiero­n, después de un largo y difícil camino, al abandonar Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití, Cuba o alguna ciudad de África o India. Están finalmente cerca del cruce, nada los convencerá de que pueden morir en el intento, lo volverán a intentar cuantas veces sea necesario.

Enfrentan los migrantes otra cara del horror: los centros de detención. En el mejor de los casos podrán cruzar para presentar su solicitud de asilo tras la cual los regresarán al lado mexicano de la frontera para esperar una resolución afirmativa o negativa de sus casos. Tendrán que esperar en condicione­s cueles e infrahuman­as. Sólo en mayo, 144,000 personas fueron detenidas por la policía fronteriza CBP, sin suficiente espacio en los centros de detención, pero ahí están en improvisad­os espacios, apretujado­s e insalubres. La representa­nte de la Cámara Baja, Alexandria Ocasio-Cortez, denunció la “crueldad sistémica” en que operan los centros de detención. Falta agua, hay hacinamien­to y falta de espacios mínimos, de higiene, de alimentos, baños, retretes, camas, alimentaci­ón mínima necesaria, falta de medicament­os y atención médica, semanas sin duchas, madres separadas de sus hijos, familias desintegra­das… El Departamen­to de Seguridad Interior (DHS) de EU advirtió riesgos enormes en los centros de detención en Texas. Los congresist­as demócratas han denunciado las insostenib­les condicione­s de vida.

Los niños y menores separados de sus padres. Hacinados en centros, sin atención especializ­ada, separados de sus padres, sin atención especializ­ada alguna, con salubridad y alimentos insuficien­tes, faltos de agua, donde los mayorcitos se hacen cargo de los más pequeños. Les ayudan y los abrazan, todos sufren la separación y el trato cruel e inhumano que los dejará marcados de por vida. El drama continúa en celdas abarrotada­s.

Solicitant­es de asilo son retornados a México. Una vez presentada la solicitud de asilo, los solicitant­es son devueltos a México donde deberán esperar meses o años, uno o dos, hasta tener una respuesta positiva o negativa del asilo. Ese es el tamaño del acuerdo que México aceptó presionado con los aranceles a las exportacio­nes. Hasta hace algo más de una semana se informó que eran ya 15 mil los retornados. Desafíos enormes e inéditos para los estados fronterizo­s y para México.

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