El rey del glamour
Lleva más de 50 años vistiendo estrellas y tan solo este año recibió un Tony y un premio del CFDA. Gracias a esto y a su impresionante legado, Bob Mackie está más vigente que nunca
Fascinado por el cine
El primer contacto de Bob Mackie con la moda ocurrió a través del cine. En su infancia y adolescencia, él frecuentaba los cines en Alhambra, California. Luego, complementó esa pasión con cursos en el Pasadena City College y el Chuinard Art Institute, dos instituciones locales que le permitieron adquirir conocimientos sobre diseño que le serían útiles durante el resto de su carrera.
Fábrica de sueños
En 1960, Mackie se unió al departamento de vestuario de los estudios Paramount, y trabajó bajo las órdenes de los legendarios creadores Edith Head y Jean Louis. Este último diseñó uno de los vestidos más icónicos de Marilyn Monroe, y Mackie fue el responsable de bocetarlo. Posteriormente, se independizó y diseñó para Judy Garland y Marlene Dietrich.
Un gran legado
Las atrevidas creaciones que diseñó para Cher se han vuelto una referencia constante para la alfombra roja. Alessandro Michele y Tom Ford lo han señalado como una influencia constante en sus diseños, y celebridades como Kim Kardashian, Beyoncé y Jennifer Lopez han usado sus creaciones o recreado los vestidos con plumas y transparencias que fueron su sello en los setenta y ochenta.
Una amistad eterna
Su clienta más famosa ha sido Cher, a quien conoció a finales de los sesenta. Desde 1972, Mackie ha sido responsable de vestirla, y juntos han creado una estética que los convirtió a ambos en referentes dentro del mundo del espectáculo y la comunidad LGBT. El trabajo con Cher atrajo a otros iconos, como Diana Ross, Elton John, Madonna y RuPaul, quien lo introdujo a nuevas generaciones al invitarlo como juez en su programa de televisión.
Triunfo absoluto
Este año, logró dos grandes reconocimientos por primera vez: un premio a su trayectoria en los CFDA Awards y un Tony por sus diseños para el musical The Cher Show. “Cuando tenía 10 años dije que quería ser diseñador de vestuario en Broadway. Setenta años después, recibí mi primera nominación a un Tony y gané. No hace falta decir que estoy encantado”, dijo a WWD.