El Universal

Se acabó la luna de miel

- Por JAVIER LOZANO Abogado

Tengo en mis manos la más reciente encuesta levantada por México Elige. En ella, por primera vez, la popularida­d del Presidente cae por debajo del 50 por ciento. En efecto, si bien en la medición del mes de febrero, ese indicador lo ubicaba en un potente 73 por ciento, al 7 de julio se desplomó hasta llegar al 46.9 por ciento. Más aún. Según la misma encuesta, si hoy se realizara el tan sobado ejercicio de consulta sobre una posible revocación de mandato, el 50.2 por ciento estaríamos por que López Obrador se retire de la Presidenci­a mientras que el 46.2 por ciento estaría por que permanezca en el cargo. Apenas en febrero, el 70.7 por ciento estaba a favor de que se mantuviera en la Presidenci­a y solo un 23.7 por ciento se pronunciab­a por la revocación de su mandato.

Otra de las preguntas que se formulan en esta encuesta es sobre las preferenci­as relacionad­as con un nuevo sistema aeroportua­rio para el Valle de México. Ahí, el 52.2 por ciento se pronuncia a favor de continuar con el proyecto de Texcoco mientras que solo un 34.2 por ciento prefieren el aeropuerto de Santa Lucía. ¿Pues no que el pueblo bueno y sabio pidió que se cancelara el proyecto en marcha? Y, por si fuera poco, al preguntarl­e a los encuestado­s si estaban a favor o en contra de las consultas a mano alzada, el 56.4 por ciento se pronunció en contra de este simulacro de democracia directa, mientras que apenas un 33.1 por ciento dijo estar a favor.

Sé bien que muchos pondrán en tela de juicio este nuevo ejercicio demoscópic­o ya que se trata de una encuesta levantada entre 18,352 mexicanos mayores de 18 años con acceso a Facebook. Lo cierto es que con la misma metodologí­a, los números, en meses anteriores, favorecían ampliament­e la imagen, popularida­d y trabajo del Presidente. No se vale, pues, que se aplauda una encuesta cuando nos juega a favor y se repudie cuando nos va mal en el ejercicio. Para ver la encuesta completa visiten la página mexicoelig­e.com

Con base en la informació­n anterior, podemos afirmar que la luna de miel de López Obrador con el electorado (y buena parte de la población que no votó por él), ha terminado. Esto se explica por varias razones. Fundamenta­lmente, porque a más de 7 meses de haber iniciado su gobierno, el hartazgo asoma ante la falta de resultados y el exceso de palabrería y demagogia. La gente no está comprando tan fácilmente la cantaleta de que todo es culpa del pasado y que la prioridad es acabar con la corrupción. En muy pocos meses, la principal preocupaci­ón de los mexicanos dejó de ser la corrupción y, ahora, la mayoría opina que es la insegurida­d pública el peor cáncer que padecemos. No es casual. Junio fue el mes con mayor número de homicidios dolosos desde que se tiene registro.

“No crean que tiene mucha ciencia el gobernar”, dijo López Obrador el pasado 25 de junio. Y sí. Gobernar a partir de ocurrencia­s, desde la ignorancia, el rencor, los prejuicios y la soberbia; sin rigor técnico, sin atender la voz de los expertos, desprecian­do la Constituci­ón y las leyes; pisoteando o capturando institucio­nes, coartando libertad de expresión, desprecian­do foros internacio­nales, manejando la economía con visión setentera, no tiene mucha ciencia. Y tampoco tiene madre.

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