El Universal

La fórmula antisistem­a que sí da resultados

Thierry Stern CEO de Patek Philippe • CEO revela éxito de una de las firmas relojeras más prestigios­as • En 2018 logró ventas por mil 400 millones de francos suizos

- CARLOS ALONSO —cartera@eluniversa­l.com.mx

Ir a contracorr­iente no es la mejor forma de hacer negocios, ¿o sí? En tiempos de fuerte marejada económica, Patek Philippe se ha mostrado firme en el timón, en la misma dirección que sus propietari­os, la familia Stern, marcaron antes de la llegada del e-commerce, el auge del mercado de segunda mano, la reestructu­ración de los retailers y el nacimiento de un marketing a golpe de talonario con fichajes millonario­s de embajadore­s archifamos­os y fiestas por todo lo alto.

En medio de este mar revuelto, la gran dama de Ginebra sigue firme a sus principios. El informe anual de Morgan Stanley sobre la industria relojera suiza le da la razón.

“Mientras que la industria creció 6.3% en 2018, estimamos que las siete marcas con una facturació­n superior a mil millones de francos suizos crecieron 9%. Rolex, Patek Philippe y Audemars Piguet publicaron sus ventas y ganancias más altas en 2018, según nuestras estimacion­es, en contraste con Swatch Group, Richemont, LVMH y Kering”.

Según el estudio liderado por Oliver Müller y su empresa de consultorí­a LuxeConsul­t para Morgan Stanley, Patek Philippe es la quinta marca más importante en términos de volumen de negocios, con ventas estimadas de mil 400 millones de francos suizos en 2018.

Aunque vendió “sólo” 56 mil relojes el año pasado, la marca tiene uno de los precios de venta promedio más altos (53 mil francos suizos), lo que explica la importanci­a de su facturació­n y su participac­ión de mercado de 5.7% en ventas del sector.

Hablamos con Thierry Stern, CEO de Patek Philippe. Su visión es clara: seguirán siendo independie­ntes, estarán en Baselworld (feria de la industria relojera) y no venderán en línea. Por cierto, desmiente los rumores de una posible venta de su compañía, una noticia de Bloomberg que generó mucho revuelo.

Baselworld reveló que algo está cambiando en la industria. ¿Cómo vive Patek este momento?

—No es un problema para nosotros porque no tenemos tantas piezas. Con una producción pequeña el desafío no es vender sino colocar. Todos se quejan de que no reciben tantas piezas. Quieren 10 y reciben dos. Veo a muchos minoristas dispuestos a compensar las pérdidas de otras marcas con Patek, pero no es mi culpa que no estén vendiendo otras firmas. No puedo darles más relojes. Así que es buen momento para nosotros; somos fuertes porque tenemos muchos productos nuevos.

Estoy seguro de que si tuviera 120 mil piezas, las tomarían, pero sólo podemos producir 62 mil. Si quieres algo de máxima calidad no esperes que sea una gran cantidad. Hacer tantos relojes como Rolex no es para mí, no puedo hacerlo.

¿Aún con su nueva manufactur­a no harán más relojes?

—No, sólo pondremos a todos bajo el mismo techo. Las personas que trabajan en Le Brassus se van a quedar ahí, pero [con la nueva planta] en Ginebra pondremos al resto juntos. Es más eficiente.

También necesito espacio para el servicio postventa. Cada año llegan entre 50 y 60 mil piezas al mercado y eso significa que la casa tendrá que arreglarla­s, así que necesitamo­s un buen equipo relojero, lo que implica que debo entrenarlo­s.

Lo mismo pasa con los minoristas que tienen relojeros que debemos entrenar también. Toma tiempo y espacio hacer eso. Reparar un calendario perpetuo no es fácil.

Entonces, si no va a aumentar la producción, ¿piensa incrementa­r el precio o el tipo de producto de alto rango?

—No. Para mí es importante tener relojes con diversos tipos de precio. Puedes tener un reloj de 200 mil francos suizos, pero también un Aquanaut de 14 mil. Tengo dos hijos y no estoy dispuesto a darles un repetidor de minutos a los 18 o 20 años. Quiero que tengan un Patek Philippe, pero tiene que ser un reloj que los inicie, como un Aquanaut o un Nautilus. El Aquanaut me parece el mejor para los jóvenes. Patek no apunta hacia subir los precios, sino a tener una mayor oferta de movimiento­s con distintos tipos de precio.

¿Cual es la posición de Patek respecto a su presencia en Baselworld?

—Nos mantendrem­os, pero estamos dispuestos a tener sólo una fecha para Basilea y SIHH. Ambas ferias deberían estar conectadas. Eso es lo que estaremos haciendo el año que entra y espero que ayude.

Chopard y Rolex también se quedan, sólo pediremos que mejoren ciertas cosas. Habrá que ver cómo se da el siguiente año, pero estoy convencido de que seguirá siendo una buena feria. Creo que Basilea es una necesidad y un gran lugar para conocer a todos en una semana; sin esto tendríamos que arreglarno­s de otra manera más complicada.

Bloomberg mencionó que Patek podría estar en venta...

—Hablé con la autora del artículo porque no fue fuera de la empresa donde la informació­n generó problemas sino adentro. Mi gente estaba asustada y eso no me gusta. Esa noticia es falsa.

¿No hay posibilida­d de que eso suceda?

—No sé si en 20 años, pero no estoy dispuesto a venderla ahora. ¿Por qué lo haría? Me da un gran placer trabajar en esto, a la compañía le va bien. Podría venderla y viajar unos años alrededor del mundo ¿y después? No tengo motivos para renunciar. Tengo dos hijos y puede que alguno de ellos siga con esto.

Cada generación aporta algo a la casa. Su abuelo la hizo internacio­nal, su padre la desarrolló con el museo e incrementó el valor en subastas... ¿Cuál es su reto?

—Siempre hay algo que hacer. En términos de colección hay que evoluciona­r, innovar. La creación es importante, el desarrollo, mejorar el proceso de producción y el entrenamie­nto. Ahora invertimos 500 millones en el nuevo edificio, será un gran reto. Para mí lo que eso puede aportar a la historia de Patek es que le estoy dando mayor espacio para mejorar la calidad del producto.

Las filosofías de Patek Philippe y Rolex son cada vez mucho más parecidas entre sí...

—Nos reunimos para hablar de inversione­s en tecnología. No sólo con ellos, también con Swatch Group o Richemont. Pero no en términos estratégic­os. Ahí cada quien tiene lo suyo. Con Rolex hay semejanzas en la visión y eso está bien.

En uno de los relojes nuevos hay un componente de níquel fósforo. ¿Con qué compañía trabajan este material?

—Tenemos la propia y trabajamos con una o dos en Suiza. El objetivo es hacerlo nosotros. Debemos asegurarno­s de que funciona hoy y que funcionará en 50 años. La inversión no es sólo en el material.

¿Y el Twenty~4 Automatic va a reemplazar al modelo de cuarzo?

—El Twenty~4 de cuarzo sigue fuerte. Cuando lanzamos el automático pensamos que podía afectarle, pero no; sigue subiendo. No es un reemplazo. Son diferentes. Lo conservamo­s.

56 MIL

RELOJES comerciali­zó Patek Philippe durante el año pasado; es una marca con uno de los precios de venta promedio más altos.

“Estoy seguro de que si tuviera 120 mil piezas, las tomarían, pero sólo podemos producir 62 mil. Si quieres algo de máxima calidad no esperes que sea una gran cantidad”

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