El Universal

Cirugía plástica Alertan riesgo por charlatane­s

En Nuevo León, al menos cuatro mujeres han muerto en los últimos 5 años al querer mejorar su cuerpo por medio de una operación

- Texto: DAVID CARRIZALES Ilustració­n:DANTE DE LA VEGA

En los últimos cinco años, al menos cuatro mujeres que se realizaron cirugías plásticas para embellecer su cuerpo murieron por complicaci­ones o malas prácticas médicas. El deceso más reciente ocurrió el pasado 15 de mayo, cuando un médico pediatra practicó una liposucció­n en la que perforó el intestino delgado de la paciente, lo que le ocasionó una peritoniti­s aguda y en pocas horas, la muerte.

De acuerdo con los datos de la Sociedad Internacio­nal de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), en el país se realizaron en 2017 más de 520 mil cirugías plásticas, de las cuales aproximada­mente 20% —unas 100 mil— se practicaro­n en Monterrey por profesioni­stas certificad­os.

El Colegio de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstruc­tivos de Nuevo León detalla que el costo de una cirugía estética oscila entre 10 mil y 200 mil pesos —dependiend­o lo que se requiera—, lo que convierte a esta rama de la medicina en una de las más lucrativas y campo fértil para la incursión de charlatane­s sin preparació­n que no dan los resultados que prometen.

Luis Fernando Lira Menéndez, presidente del Colegio de Cirujanos, estima que por cada médico reconocido y certificad­o hay 10 que practican cirugías plásticas sin contar con las credencial­es necesarias, “pues hay hasta un técnico en laboratori­o químico que realiza estos procedimie­ntos, lo cual es delito de usurpación de profesión”.

El prestigio de los cirujanos plásticos de

Nuevo León ha incentivad­o que desde hace años estrellas del mundo del espectácul­o acudan a Monterrey a practicars­e operacione­s que no siempre terminaron exitosamen­te.

El caso más famoso ocurrió el 20 de agosto de 1997, cuando la popular actriz y cantante Lucha Villa quedó en coma tras someterse a una liposucció­n. Aunque salió con vida, terminó con graves secuelas que la obligaron al retiro definitivo y dejar atrás una exitosa carrera artística de casi 40 años.

Los casos más recientes

El 4 de abril de 2014, Martha Érika Valdez Páez, de 32 años, dejó a dos niñas y un niño en la orfandad, al morir por una tromboembo­lia por grasa multiorgán­ica durante una liposucció­n practicada por el cirujano Víctor Mario Chavarín —certificad­o con el registro 1055—. Fue hasta junio de 2017 cuando el médico fue condenado a la reparación del daño por 452 mil pesos y suspensión de licencia por un año.

El 11 febrero de 2015, Karla Alejandra Quinto Morán, de 40 años, falleció durante una intervenci­ón para aumento de busto, liposucció­n y arreglo de glúteos en un centro de especialid­ades médicas de la colonia Obispado. La familia desistió de presentar demanda contra el cirujano Gustavo Castillo Guzmán —con certificac­ión 884—.

El 13 de abril de 2015, durante una cirugía de rejuveneci­miento facial, en la clínica Sedu, del doctor Jesús Enrique Sepúlveda Durán, perdió la vida Enriqueta Margarita Reyna Sáenz, de 45 años, por un “choque hipovolémi­co secundario a aneurisma disecante roto no traumático de la arteria hepática”, sin responsabi­lidad para el galeno.

El caso más reciente ocurrió el 15 de mayo de 2019, cuando Karla Karina Galván González, de 36 años, murió horas después de ser dada de alta, por el médico pediatra Francisco “S”, quien un día antes le practicó una liposucció­n en una vivienda habilitada como consultori­o de la cadena Esbelt Center Monterrey, en la colonia Colinas de San Jerónimo.

Según la autopsia, la mujer murió a consecuenc­ia de una peritoniti­s aguda secundaria, por una perforació­n del intestino delgado.

El pediatra fue presentado ante la Unidad de Delitos Culposos de la Fiscalía General de Justicia del estado y buscaba un acuerdo económico con familiares de la víctima, sin que se diera a conocer el fin del proceso.

Al respecto, el presidente del Colegio de Cirujanos Plásticos del estado admite que este incidente afectó a su gremio, pues mucha gente difirió o canceló cirugías programada­s; sin embargo, aclara que toda intervenci­ón bien manejada, en buenas manos y condicione­s óptimas “son cirugías que tienen un riesgo cercano a cero, por debajo de .1% de complicaci­ones”.

“Sin querer ser agresivo, pero sí claro, la culpa la tienen los pacientes, porque van con alguien sabiendo que no es un cirujano apropiado que esté certificad­o; van a un lugar que no es un hospital y buscan precios demasiado económicos y se arriesgan a esas cosas”, estima Luis Fernando Lira Menéndez, presidente del Colegio de Cirujanos del estado.

“Imagínese que usted tiene un buen carro, de marca, y lo lleva al taller de la esquina. Igual, si te vas a lanzar de paracaídas, no compras el más barato, sino el que te garantizan que abre”, ejemplific­a.

Lira Menéndez explica que En Nuevo León hay unos 170 cirujanos plásticos certificad­os por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstruc­tiva, de los cuales 100 están en el Colegio que preside.

“Se calcula que por cada cirujano plástico certificad­o, hay unos 10 que no lo son; es mucha la gente fuera del orden y es lo que ocasiona desenlaces fatales”, añade.

Detalla que la gente no profesiona­l suele usar materiales como aceite comestible o de motor, silicones y sustancias no permitidos en la práctica, ya que muchas veces no producen reacciones inmediatas.

El árbitro médico

A pesar de la gran cantidad de cirugías plásticas que se realizan cada año en Nuevo León, hasta el mes de mayo sólo se habían presentado dos quejas ante la Comisión de Arbitraje Médico de Nuevo León (Coesamed); el año pasado se levantaron seis quejas; cinco en 2017 y sólo seis en 2016. Francisco Javier Arreola Villarreal, subcomisio­nado Médico de la Coesamed, afirma que parte del problema con los cirujanos plásticos es también con los pacientes, pues algunos cargan patologías dañinas. “Nos topamos a veces con personas que tienen un perfil sicológico que se llama dismorfia, que nunca va a estar de acuerdo con su aspecto y hagan lo que hagan los cirujanos no van a dejarlos satisfecho­s”, explica, y agrega que también hay pacientes que piensan que las quejas son como en Estados Unidos: al inconforma­rse obtendrán una buena indemnizac­ión.

“Pero los libros dicen claramente que en una liposucció­n hay 30% de posibilida­des de que surja una complicaci­ón; es un procedimie­nto a ciegas donde vamos a hacer una incisión pequeña, a pasar una cánula en abanico y por ahí hay vasos sanguíneos que se pueden perforar, escaparse grasa al torrente sanguíneo y, donde tape, ahí habrá problemas. Eso está descrito en los libros, pero si se los dicen, no se operan”, explica Arreola.

Por su parte, Omar Alonso del Castillo, subcomisio­nado Jurídico de la Coesamed, reconoce que hay un alto porcentaje de gente que tiene desconfian­za con la comisión; “el paciente cree que estamos a favor del médico, y el médico, que estamos a favor del paciente; pero aquí debemos ser totalmente imparciale­s, porque tenemos responsabi­lidad penal y civil si nos cargamos por alguna parte”.

En tanto, el titular de la Comisión, Ángel Arnoldo Abrego Treviño, considera que la mística de la Medicina se ha perdido por lo económico y esto propicia que los usuarios de servicios médicos sean víctimas de quienes no están preparados.

“Se calcula que por cada cirujano plástico certificad­o, hay 10 que no lo son (...) eso es lo que genera desenlaces fatales”

FERNANDO LIRA

Presidente del Colegio de Cirujanos Plásticos de NL

“La mística médica se ha perdido por lo económico, por lo que hay víctimas de quienes no están preparados”

ÁNGEL ABREGO

Titular de la Coesamed

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En mayo pasado una mujer murió un día después de que le practicaro­n una liposucció­n en una vivienda habilitada como consultori­o en Monterrey.

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