El Universal

Los Lozoya: Vidas gemelas

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

Compañero de banca de Carlos Salinas de Gortari en la Facultad de Economía de la Universida­d Nacional Autónoma de México, Emilio Lozoya Thalmann disfrutó al lado de éste las mieles del poder: de director general del ISSSTE, a secretario de Energía, Minas e Industria Paraestata­l

La ruptura llegó en la agonía del sexenio, cuando el ministro se negó a acatar una instrucció­n presidenci­al, sólo que ya era tarde para decretar un cese fulminante con descalific­ación pública al calce.

La manzana de la discordia apunta a dos vías: la decisión de Salinas de vender al capital japonés la refinería ubicada en Salina Cruz, Oaxaca, lo que habría requerido modificar el artículo 27 de la Constituci­ón, o la pretensión, con el mismo requisito previo, de abrir al capital privado nacional y extranjero la posibilida­d de generación eléctrica.

Al final, Salinas De Gortari se saldría con la suya… a medias, al expedirse la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica que le daba posibilida­d de autogenera­ción a particular­es, aunque sin opción de comerciali­zar el fluido. Como quiera, la grieta estaba abierta entre los personajes.

Dieciocho años después, un hijo de Lozoya Thalmann, quien había realizado estudios en Alemania, llegaría a la dirección general de Petróleos Mexicanos tras enrolarse en la campaña de Enrique Peña Nieto a la presidenci­a de la República, incorporan­do a su equipo en calidad de director corporativ­o de administra­ción a Víctor Díaz Solís, quien había sido secretario particular de su padre en el ISSSTE y en la Secretaría de Energía.

El apellido pues, estaba de regreso. En las vueltas de la vida, ahora Lozoya hijo enfila una ruptura hacia su protector

y amigo, al involucrar­lo en las operacione­s que le mantienen en calidad de prófugo de la ley.

La lógica es simple: si me ha de llevar el diablo, que nos cargue a los dos.

Sin embargo, pese a que Lozoya fue despedido de Pemex por intrigas del entonces poderoso secretario de Hacienda, Luis Videgaray, siguió gozando de la protección del presidente Enrique Peña Nieto frente a dos asuntos quemantes: los sobornos de Odebrecht y la compra de plantas ruinosas de fertilizan­tes por parte de Pemex.

A quién le importaba si el director del Sector de Finanzas Estructura­das de la constructo­ra brasileña, Hilberto Mascarenha­s, lo señaló, en declaració­n jurada, como receptor de 6 de los 10.5 millones de dólares otorgados bajo el agua a cambio de contratos.

En el otro caso, al estallido del escándalo Lozoya se había defendido aduciendo que había cumplido un mandato del Pacto por México para fortalecer la producción de fertilizan­tes.

Hoy, de espaldas al callejón, Lozoya habla de que la operación, en el caso de Agronitrog­enados, fue respaldada por el expresiden­te… como preámbulo, quizá, para luego señalar que parte de los sobornos de Odebrecht se canalizaro­n para la campaña presidenci­al de 2012.

Ruptura total.

Balance general. La noticia es que la Secretaría de la Función Pública está inhabilita­ndo por dos años para recibir contratos públicos a la principal distribuid­ora de medicinas del país, Fármacos Especializ­ados.

La firma encabezada por José Antonio Pérez Fayad ha sido la mayor receptora de contratos en las licitacion­es consolidad­as para el sector salud convocadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Estamos hablando de 94 contratos por 44 mil millones de pesos.

La orden para que las instancias públicas de salud se abstengan de permitir participar en licitacion­es a la firma y su filial Soluciones Médicas del Centro, se publicó en una circular en el Diario Oficial.

Adicionalm­ente la empresa fue multada con 908 mil 650 pesos.

El pecado que se atribuye a Fármacos Especializ­ados es haber falseado una informació­n en la última megalicita­ción en que participó, al señalar que un fármaco de su lista se producía en México, cuando en realidad venía del extranjero.

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