BIBLIOTECA INTELIGENTE
José Pedro logró fundar un centro cuya construcción está en armonía con la naturaleza y cuenta con más de 55 mil títulos
Un coleccionista de libros decidió compartir su acervo y construyó un edificio sustentable.
El piso tiene una característica: además de ser de piedra del Tepozteco, está ordenado de tal manera que toda el agua que cae en el edificio se puede recolectar”
“El objetivo [de la biblioteca] es provocar el amor por los libros desde pequeños, para buscar la transformación de la sociedad”
JOSÉ PEDRO LÓPEZ ELÍAS Abogado y economista
Diariamente las portadas de revistas como Memín Pinguín, La Familia Burrón,
Tarzán y Kalimán atrapaban las miradas de los niños que acompañaban a sus madres al mercado de Sinaloa. José Pedro López Elías tenía entre seis y siete años de edad cuando decidió aprovechar un espacio en el negocio de sombreros de su padre para apilar sus revistas y cobrar 20 centavos por lectura, pues muchas de las mamás dejaban a sus hijos en ese sitio mientras realizaban sus compras.
Sin embargo, recuerda que la situación económica de su familia no era muy buena; cuando tenía que leer pedía los textos en las bibliotecas y fue hasta los 17 años que tuvo su primer libro: fue uno de física editado por Limusa, que uno de sus compañeros le regaló.
Su relación con la lectura creció a medida que avanzaba en sus carreras de abogado y economista. Leyó varios títulos importantes como El Quijote de
la Mancha, pero no eran suyos. Cuando comenzó a ganar dinero, compró libros y libros hasta juntar más de 35 mil ejemplares de todas las disciplinas. Primero los alojó en la sala, luego les dedicó un espacio, pero el acervo aumentó, y cuando se dio cuenta tenía su casa llena de puros libros.
Pensó en conseguir una biblioteca para uso personal, ordenar y clasificar los textos; sin embargo, fue su hija Fátima quien le hizo una recomendación que cambió sus planes.
“Papá, si vas a hacer una biblioteca, un sitio, un espacio, por qué no lo haces de carácter sustentable”, sugirió Fátima y así surgió la idea de construir la biblioteca 100% sustentable en Tepoztlán: el Centro Cultural Pedro López
Elías —inaugurado en agosto de 2014—, que superan los 55 mil ejemplares al servicio del público.
Amigable con el ambiente
José Pedro comenzó a estudiar los temas relacionados con la sustentabilidad y vio que podría usar materiales reciclados, energías renovables y darle uso al agua de lluvia.
Fue así como el Centro Cultural Pedro López Elías ahora utiliza un sistema de aire acondicionado y de calefacción que no tiene ningún otro país y, de manera integral, es un modelo único, unido con una serie de partes.
“Por ejemplo, si se habla del sistema de refrigeración, aire acondicionado y de calefacción, eso lo creó un arquitecto de México que se llama Armado Deffis, pero si el tema son los vitrales y el domo que está en la parte central, corresponden a una idea de la Universidad Heidelberg en Alemania”, explica.
La biblioteca es como si fuera un edificio inteligente; ningún espacio tiene apagadores, pues todo funciona con un sistema de sensores de movimiento, las lámparas tienen iluminación LED para el ahorro de energía, la cual proviene de 42 paneles solares.
Las columnas están revestidas de un material que solamente hay en Guanajuato y es el mismo con el que se edificó la universidad de ese estado, así como el Teatro Juárez. “Esa cantera es totalmente natural, no está pintada ni tiene ninguna protección”, asegura.
Los pisos son de piedra del cerro del Tepozteco y la forma de acomodamiento la hicieron los trabajadores con su creatividad sin usar cemento.
“Fue el trabajo más pesado que hubo, tardó cerca de ocho meses solamente en colocar el piso de afuera, que tiene una característica: además de ser de piedra del Tepozteco está ordenado de tal manera que toda el agua que cae en el edificio se puede recolectar, entonces tenemos un mecanismo de recolección de agua de lluvia en una cisterna”.
A la cisterna le caben 650 mil litros de agua —alrededor de 65 pipas de agua— y con eso abastecen el edificio, porque en esa zona en Tepoztlán no hay un sistema de agua potable.
Acercamiento a los libros
Con el fin de atraer la atención de las nuevas generaciones, la biblioteca organiza recorridos diarios con alumnos de distintas escuelas del municipio. Les cuentan cuentos, les dan tiempo para leer, recorrer el espacio y les permiten divertirse con los juegos que tiene el edificio. El objetivo, dice José Pedro, es provocar el amor por los libros desde pequeños para buscar la transformación de la sociedad.
—¿Comparte su biblioteca porque tiene que ver con su origen?
—Sí tiene que ver con mi origen, una condición económica precaria, por un lado, estudiar en universidades públicas como la UNAM, donde prácticamente la educación es regalada, y ahora quiero regresar a la sociedad parte de lo que me ha dado. Este es un concepto más de solidaridad social y apoyar a la gente sin ningún ánimo de otro tipo.
Los tesoros especiales
El Centro Cultural Pedro López Elías cuenta con un salón donde se guardan tesoros literarios, así como documentos históricos.
En este lugar se puede encontrar la primera obra original del libro Cien años
de Soledad, de Gabriel García Márquez; una obra de Amado Nervo de 1904 —correspondiente a sus poesías— que se editó en Francia en idioma español, además de una primera edición de El llano
en llamas, de Juan Rulfo. También se pueden leer las Cartas de
Francisco I. Madero a su novia, un año antes de su casamiento y una misiva firmada por José Vasconcelos recibiendo emolumentos por una obra que escribió. Las cartas fueron conseguidas en subastas de México, Nueva York o Inglaterra, explica, donde se participa y se lidia con otros coleccionistas de libros.
La carta de Francisco I. Madero, cuenta José Pedro, la consiguió en una subasta de la casa Morton de México a un precio aproximado a los 15 mil pesos hace 20 años.
Hay también una misiva de Benito Juárez, fechada el 21 de diciembre de 1867 y dirigida a un amigo de Chihuahua en la que le informa que ha tomado posesión como presidente.
La biblioteca aloja libros incunables, es decir, aquellos que se imprimieron entre 1450, cuando se inventó la imprenta, y 1500. Del acervo sobresale una de las primeras biblias del luteranismo, aprobada por Martín Lutero, escrita en alemán en 1723, y que consiguió hace unos años en Alemania.
Otros libros son de 1565 y corresponden a Las siete partidas del rey Alfonso Décimo, El Sabio.