El Universal

La próxima recesión económica

- Por ENRIQUE BERRUGA FILLOY Internacio­nalista

En los próximos doce a dieciocho meses la economía mundial entrará en una etapa de recesión. La desacelera­ción ya se encuentra en marcha. Habrá que estar muy atentos para evaluar si estos signos iniciales se convertirá­n en una crisis mayor o si se trata simplement­e del final de un ciclo económico global.

Los signos de que el panorama se viene adverso están a la vista. La principal economía de Europa —Alemania— lleva un semestre sin crecimient­o, al igual que Italia, la tercera mayor después de la salida del Reino Unido de la UE. La guerra arancelari­a entre China y Estados Unidos genera inflación y afecta al conjunto del comercio internacio­nal. China misma está creciendo a casi la mitad de lo que lo hacía en la década pasada. La Reserva Federal de EUA está recortando las tasas de interés para estimularl­a economía. De por sí, cada mes que pasa Estados Unidos rompe su propio récord de crecimient­o ininterrum­pido, más de diez años al hilo. A esto debe sumarse que dentro de quince meses habrá elecciones presidenci­ales en la Unión Americana y Trump sabe muy bien que le resultará mucho más difícil reelegirse si su país se encuentra en franca recesión. De ahí que, desde ahora se encuentre presionand­o a la Fed para que reduzca aun mas las tasas de interés y pretenda quitar impuestos a las nóminas para que los estadounid­enses tengan más dinero en sus bolsillos hasta el momento de llegar a las urnas. Es probable que hasta elimine algunos de los aranceles que le cobra a China con tal de que el poder adquisitiv­o de sus electores mejore.

México debe reaccionar con inteligenc­ia y de manera urgente ante el escenario que se avecina. En buen español, si unimos la debilidad que ya viene mostrando la economía mexicana con un panorama global en recesión viviremos lo que resta del sexenio y quizá más años, sin otro horizonte que administra­r la crisis. Ya de por sí debieron prenderse las alarmas cuando por primera vez en más de veinte años el crecimient­o de México no se ha visto arrastrado por la economía de Estados Unidos. Ellos crecen al 3 por ciento, mientras que México está prácticame­nte en ceros (0.1% es el nivel). El otro dato al que hay que ponerle atención es que las tasas de largo plazo, en todo el mundo, ofrecen rendimient­os mas bajos que las de corto plazo. Esta es la prueba del ácido de que las perspectiv­as económicas globales son poco halagüeñas.

México tiene dos grandes opciones: anticipars­e a un escenario de crisis general poniendo las vacunas necesarias desde ahora o esperar a que llegue el tsunami para empezar una reconstruc­ción desde los escombros. Si tomamos la primera ruta, México podrá distinguir­se como uno de los países que logra atemperar la crisis de manera más eficaz y pronta. Y de paso, ante la escasez de buenas opciones en otras partes del mundo, podría convertirs­e en un imán privilegia­do para la inversión extranjera. Pero, si no se toman las medidas pertinente­s y oportunas, viviremos unos años aciagos, con grandes presiones sociales y un mayor deterioro en las condicione­s de seguridad. Vendrá entonces la tentación de culpar al exterior de todos nuestro males; un discurso político de sobra conocido por los mexicanos que no muestra más que una falta de planeación.

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