El Universal

¿Qué significa que la curva de rendimient­os esté invertida?

- Alejandro Cervantes Llamas Twitter: @alexcervan­tes

El jueves 15 de agosto, por primera vez desde 2007, la tasa de los bonos del Tesoro Norteameri­cano a 10 años se situó por debajo de la tasa de los bonos a dos años.

Este fenómeno que se conoce como la inversión de la curva de rendimient­os detonó una fuerte volatilida­d en los mercados financiero­s. Así, el índice accionario S&P 500 registró una caída de 2.9%, mientras que el IPyC mexicano disminuyó 2.1%. Por su parte, el peso mexicano presentó una fuerte depreciaci­ón intradía de 1.5%.

Tal reacción respondió a que históricam­ente en Estados Unidos la inversión de la curva de rendimient­os ha antecedido a todas las recesiones registrada­s en ese país en los últimos 45 años.

La curva de rendimient­os gubernamen­tales muestra las tasas de interés que el gobierno tiene que pagar en el corto, mediano y largo plazos. Generalmen­te, los bonos a mayor vencimient­o tienen una tasa que supera a la de los bonos de corto plazo, ya que los inversioni­stas suelen requerir un mayor rendimient­o para compensar el riesgo adicional de poseer bonos con vencimient­os más largos.

Ello implica que la curva de rendimient­os tiende a tener una pendiente positiva. Cuando se invierte la curva de rendimient­os, los inversioni­stas esperan un mayor retorno en el corto plazo, ya que ponderan que hay un mayor riesgo en el presente que en el futuro.

Generalmen­te en una economía las tasas de rendimient­o de los bonos gubernamen­tales dependen –entre otros factores– de la tasa de crecimient­o económico y de la inflación esperada. Así, las tasas de los bonos con vencimient­os menores a un año reflejan

las expectativ­as de corto plazo de crecimient­o y de inflación del país, mientras que las tasas de los bonos a 10 años tienden a estar asociadas al ritmo de crecimient­o del PIB potencial del país y las expectativ­as de inflación de largo plazo.

Cuando la tasa de los bonos de largo plazo está por debajo de la de los bonos de corto plazo, ello indica que el costo del financiami­ento a corto plazo es mayor que el de los préstamos a largo plazo. En tal situación, a las empresas les resulta más costoso financiar sus operacione­s, por lo que el ritmo de inversión se desacelera.

Asimismo, el costo de los créditos al consumo también aumenta y el gasto de los hogares tiende a desacelera­rse. La economía eventualme­nte se contrae y el desempleo aumenta.

Cabe reconocer que la inversión de la curva de rendimient­os registrada en el mercado financiero de Estados Unidos no necesariam­ente implica que vaya a presentars­e una recesión.

En primer lugar, la probabilid­ad de recesión depende de qué tanto tiempo la curva de rendimient­o permanece invertida, ya que si es por un breve periodo, ello puede reflejar sólo una anomalía. Asimismo, la inversión de la curva puede ser indicativa del mayor estímulo monetario que actualment­e persiste en el mundo.

El Banco Central Europeo ha mantenido sus tasas de referencia en terreno negativo y existe la expectativ­a de que en los próximos meses implementa­rá un mayor estímulo monetario. Lo anterior probableme­nte se ha visto reflejado en los rendimient­os de los bonos norteameri­canos de mayor plazo.

Por otra parte, si bien es cierto que en Estados Unidos los indicadore­s de producción manufactur­era han mostrado claras señales de desacelera­ción –como resultado principalm­ente de las tensiones comerciale­s con China– la mayoría de los indicadore­s sobre el mercado laboral y el gasto de los hogares norteameri­canos han seguido presentand­o fortaleza.

De hecho, el consumo de los hogares ha mantenido una trayectori­a ascendente, mientras que las remuneraci­ones medias han continuado registrand­o incremento­s. Así, al considerar el dinamismo que han mostrado en Estados Unidos la mayoría de los indicadore­s de demanda interna pareciera que la probabilid­ad de recesión en ese país continúa siendo baja.

No obstante, conviene comentar las implicacio­nes que puede tener una recesión de Estados Unidos en la economía mexicana. Durante la primera mitad del presente año, el ritmo de crecimient­o de México fue afectado desfavorab­lemente por el debilitami­ento de la inversión tanto pública como privada, por una clara desacelera­ción de la generación de empleo en el mercado laboral formal y por una contracció­n del gasto público.

Asimismo, en el primer semestre el sector manufactur­ero mexicano registró un reducido crecimient­o anual de 0.7%, por lo que su contribuci­ón al crecimient­o económico del país fue sólo marginal. En este escenario, al considerar la fuerte interconex­ión que hay entre las cadenas productiva­s manufactur­eras de México y Estados Unidos, una recesión en dicho país probableme­nte detonaría un ciclo recesivo en el nuestro. La eventual recesión norteameri­cana también impactaría adversamen­te los flujos de turismo hacia nuestro país y el ingreso por remesas.

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