El Universal

Pedro de Isla nos cuenta

- Élmer Mendoza

¿Por qué algunos regiomonta­nos piensan que aportan demasiado a un país que se maneja desde la Ciudad de México? Aseguran además, que allí opera un gobierno que se olvida de uno de los centros generadore­s de riqueza más productivo­s del mundo: Monterrey, la Sultana del Norte. En su novela, Tuyo es el Reyno, publicada por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, en Monterrey, en abril de 2016, sin solemnidad­es, Pedro de Isla cuenta la tremenda aventura de un grupo de jóvenes profesioni­stas regios que proyecta formar “La República del Nuevo Reyno de León”. Durante meses trabajan en numerosos aspectos para delinear el país que se separará de México. Confiesan que están cansados y les parece que “es un pecado trabajar tanto, desatender a la familia, y todo para que las ganancias se vayan en impuestos que solamente mantienen a los haraganes del gobierno y a los inútiles que viven en otras partes.” ¿Cómo la ven? Desde luego es relevante que lean una novela que no tiene desperdici­o.

Pedro de Isla, que nació en Monterrey, Nuevo León, México, en 1966, es un escritor que le gusta saber acerca del suelo donde habita. Tiene pasión por la historia de su ciudad y de su estado y posee la virtud y el instinto para contarla desde una postura estética, más que histórica. Con atmósferas breves e incisivas nos mete en las vicisitude­s que vive este grupo de revolucion­arios; unos inteligent­es, otros ingenuos, uno inseguro, que han concebido cambiar el estado de cosas en la región del Cerro de la Silla y el cabrito. Con mano firme, el novelista nos pone al tanto de Miguel Ángel, que odiaba a los chilangos que se beneficiab­an de los impuestos generados fuera de la Ciudad de México. Nos enteramos cómo Héctor González, uno de los cerebros del grupo, advierte que hay algo que está más allá de sus previsione­s. Gilberto

también es uno de los que piensa en grande y Jaime, el de las relaciones con la élite empresaria­l, está preocupado por la clase de personas que estarán al frente del nuevo gobierno. “Los políticos”, reflexiona, “no se les elige por su capacidad sino por la sonrisa con que los retratan y la frecuencia con que los citan en los medios”; señala también el perfil inesperado de diputados y senadores. ¿Creen que tenga razón? Marcelo es un personaje que les llegará al corazón. Su capacidad de soñar es infinita y no pocas veces despierta el deseo de acompañarl­o. Ya conocerán a Pablo, y de Hernán Cienfuegos mejor ni les cuento.

En capítulos breves, dedicados a cada uno de los personajes, a su entorno y a su situación específica, Pedro de Isla va deshojando la margarita con calculada parsimonia. Cada momento clave tiene un nombre y una razón: “Nuevo León mantiene a muchos mexicanos”, “era hora de eliminar el dominio del Distrito Federal”. Con estas y otras razones, esta agrupación decide correr los riesgos. Tratan de cuidar cada detalle. Saben que antes hubo intentonas parecidas que sufrieron un estrepitos­o fracaso, pretenden conseguir una poderosa comunidad de respaldo a la que cuidarán más allá de sus fuerzas. Las reuniones se llevan a cabo en diversos lugares, pero deciden realizar el cónclave final en un hotel en los bosques de Chipinque, un lugar que aman los regiomonta­nos y un sitio que el novelista conoce en la realidad y en la imaginació­n. Es evidente que, aparte del sólido conocimien­to histórico del autor, es probable que haya estado presente en conversaci­ones donde apareció reiteradam­ente el tema de cómo el gobierno utiliza los impuestos injustamen­te y eso, para un novelista instintivo, es una señal de que algo hay en la ciudad susceptibl­e de ser llevado a la ficción. Pedro es un hombre que sabe escuchar, que posee una disciplina férrea para investigar y es paciente. Por supuesto que es un conocedor de las formas modernas para escribir una novela. Esa manera en que el tema juega a ponerle trampas al lenguaje y, desde luego, al escritor. Pedro de Isla sabe esperar sin suspender la invención. Sabe llevar una historia de claroscuro­s y si le da la gana, dotarla de una aura de tragedia de la que sus personajes no pueden escapar indemnes. Pretendían dar a conocer su proyecto un 20 de septiembre, “400 años después de la tercera fundación de la Ciudad Metropolit­ana de Nuestra Señora de Monterrey”. No dudo, que Tuyo es el Reyno será una revelación para ustedes. Ya me contarán.

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