Despertar chihuahuense
Decir Chihuahua es apuntar a una de las regiones vitivinícolas con mayor potencial de desarrollo en nuestro país. Lo digo convencido, mirando la revolución que hoy ha logrado consolidarse en este fascinante territorio.
La semana pasada tuve la oportunidad de participar como ponente en el “Fórum Vitivinicultura Chihuahuense 2019”, encuentro vínico celebrado en las instalaciones del Museo Universitario Quinta Gameros de la Ciudad de Chihuahua. Además de intercambiar ideas con autoridades y líderes de opinión, entre ellos Gabriel Díaz García de León, director del Museo del Vino de Baja California; Gabriel Padilla Maya, director general del Consejo Mexicano Vitivinícola, y Damián Porras Flores, director de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el foro me permitió constatar el buen momento que vive el sector vitivinícola en este estado. ¡Sí, querido lector, también descubrir nuevas etiquetas!
Si bien la historia productiva chihuahuense se traza hasta la época colonial, fue durante la década de 1940 que la viticultura inició formalmente en el estado con la plantación de viñedos en Delicias. En los últimos 20 años, productores interesados en promover el cultivo de la vid lograron revivir, literalmente, la industria: personajes como Gilberto Pinoncely, de Bodegas Pinesque, o Eloy Vallina, de Viñedos Encinillas, sin olvidar a otros.
De acuerdo con cifras del Gobierno del Estado, hoy Chihuahua reúne 23 bodegas productoras, que trabajan más de 242 hectáreas de vitis vinífera en regiones como Delicias, Namiquipa, la Ciudad de Chihuahua, el Valle de Encinillas y el Valle del Papigochi. La producción, que ronda las 220 mil botellas anuales, tiene un profundo enfoque hacia la Cabernet Sauvignon, la Syrah y la Merlot; igualmente, cada vez hay más y mejores resultados sobre varietales como Chardonnay, Malbec, Cabernet Franc, Tempranillo, Mourvèdre, Durif, e incluso, como sucede en las zonas altas del Valle del Papigochi, la Pinot Noir.
¿El futuro? Es realmente positivo y es que, desde el sector público y el privado, la vitis vinífera se perfila como el cultivo alternativo que puede hacer frente a las condiciones climatológicas de la región y, más importante, a reducir la sobreexplotación hídrica. A diferencia del nogal, uno de los principales ejes agrícolas locales, la vid requiere menos agua. Es evidente la reconversión de los sistemas de riego y un enfoque hacia la producción sostenible.
Etiquetas. Sorprende la consolidación de Encinillas y Pinesque, así como la sanidad en Bodegas Piñamora, Casa Chávez, Richesse, Casa Establo, Cava Baltierra, Viñedos Palomino, Pasado Meridiano, Tres Ríos…