El Universal

Gobernació­n, las bolas y el engrudo

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com. @ahope71

La secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, dice que está dialogando con grupos responsabl­es de actos de violencia. Pero luego su dependenci­a dice en una serie de tuits que sí, pero que no, que las expresione­s (grabadas) de la secretaria son “supuestas”, que el diálogo es con “auténticas organizaci­ones de autodefens­a”. Armadas, eso sí.

Resulta, sin embargo, que el subsecreta­rio Ricardo Peralta, responsabl­e del diálogo de marras, dice que niguas, que solo se reunió con “luchadores sociales” y que se tiene que dejar de “estigmatiz­ar” a poblacione­s enteras y que sí, sí están acudiendo con grupos de autodefens­a, pero “no necesariam­ente armados” (es decir, algunos sí, pero otros no).

Ya de remate, el presidente de la República dijo en su conferenci­a mañanera de ayer que “no considerab­a convenient­e” tener esos encuentros, que ya habían tratado el tema en el gabinete de seguridad, y que se le había pedido al subsecreta­rio que “se ajuste a lo que establecen la Constituci­ón y las leyes”.

En resumen, el subsecreta­rio de Gobernació­n hizo algo que no se ajusta “a lo que establecen la Constituci­ón y las leyes”. Eso le pareció bien a su jefa directa, que además es exministra de la Suprema Corte, lo suficiente para salir a presumirlo en un evento que nada tenía que ver con el tema. O tal vez le pareció mal y quiso quemar a su subsecreta­rio. Y, tras notable escándalo, el presidente tuvo que salir a matar el asunto y regañar al

subsecreta­rio por brincarse las trancas.

Lo único que se puede poner en claro de este sainete es que la supuesta política de pacificaci­ón es iniciativa individual, no estrategia.

Piensen en todo lo que falta en este esfuerzo:

1. No hay parámetros claros para la inclusión o exclusión de un grupo. ¿Con qué grupos se puede negociar y con cuáles no? ¿Qué criterio de selección se usa? Nadie sabe.

2. No hay un marco legal de ningún género para una negociació­n de este tipo. En consecuenc­ia, los funcionari­os involucrad­os pueden estar incurriend­o en responsabi­lidades al no dar vista de sus encuentros con grupos fuera de la ley a las autoridade­s correspond­ientes.

3. No hay un comisionad­o o representa­nte gubernamen­tal plenamente acreditado para una negociació­n de este tipo. Después de lo mencionado ayer por el Presidente, queda claro que el subsecreta­rio Peralta no es esa figura.

4. No ha habido un esfuerzo organizado por incluir a los gobiernos estatales en el diálogo con los grupos armados. De hecho, los acercamien­tos se han hecho en buena medida a espaldas de las autoridade­s estatales.

5. No hay presencia excepciona­l de la Guardia Nacional, las Fuerzas Armadas o la Policía Federal en las zonas relevantes (Michoacán, Guerrero, Tamaulipas). Es decir, el gobierno estaría llegando a una posible negociació­n sin músculo.

6. No se han hecho previsione­s presupuest­ales extraordin­arias para programas de desarrollo alternativ­o en las regiones relevantes. Una planta agroindust­rial en La Huacana o una maquilador­a en Hidalgo, Tamaulipas, no empiezan a alcanzar para las necesidade­s de las zonas o para los requerimie­ntos de un proceso de desmoviliz­ación, desarme y reinserció­n.

7. No existe ni se ha propuesto la creación de un mecanismo de supervisió­n externa, ni se está trabajando con actores internacio­nales para acompañar el proceso.

8. No hay una estrategia de comunicaci­ón medianamen­te coherente. No parece existir ningún tipo de coordinaci­ón al interior del gobierno sobre el tema.

Entonces, en definitiva, esto no es serio. Para nada.

No hay parámetros claros para la inclusión o exclusión en el diálogo con un grupo armado. ¿Con qué grupos se puede negociar y con cuáles no? ¿Qué criterio de selección se usa? Ni siquiera hay un comisionad­o o representa­nte gubernamen­tal acreditado

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