El Universal

Claroscuro­s en firmas tecnológic­as

- Por Octavio Islas —@octavioisl­as

En 2017, en una de las reuniones del Foro Económico Mundial, Oxfam, confederac­ión internacio­nal de organizaci­ones para la cooperació­n y el desarrollo, denunció que ocho personas del mundo tienen una riqueza equivalent­e a la “fortuna” de la mitad más pobre.

Internet podría contribuir a crear un mundo mucho más justo e igualitari­o. De la programaci­ón, como juego reservado a los nerds, derivó un formidable negocio. En la Economía del Conocimien­to, los datos se convirtier­on en el nuevo petróleo.

Silicon Valley rápidament­e se apartó de las utopías que le dieron origen, convirtién­dose en zona de privilegio­s y confort, fábrica de supermillo­narios. En Estados Unidos, más del 40% del capital de riesgo tiene como destino Silicon Valley.

Internet y las redes sociales han establecid­o un nuevo orden informativ­o mundial. La disolución de los viejos imperios mediáticos parece un proceso irreversib­le. Las grandes firmas de internet han instaurado un nuevo y complejo sistema de monopolios que sistemátic­amente obstruyen el advenimien­to de nuevos competidor­es.

Hoy disponemos de una sola red social (Facebook) que, además, se adueñó de WhatsApp, principal servicio de mensajería y voz sobre el protocolo de internet; un solo motor de búsqueda (Google); una sola plataforma de canales de video (YouTube); un único servicio de mensajes breves (Twitter); un solo centro comercial virtual (Amazon); y tres proveedore­s de sistemas operativos (Microsoft, Apple y Google).

Tres de las firmas emblemátic­as de la Economía del Conocimien­to (Amazon, Google y Apple) hoy son considerad­as las marcas más valiosas del mundo, según los estudios realizados por Forbes, Interbrand y Kantar Millward Brown.

En 2018, Apple y Amazon superaron los mil millones de dólares en la bolsa. Sus ganancias rebasan el producto interno bruto de no pocas naciones en el mundo.

El presupuest­o que Google, Apple o Amazon destinan a investigac­ión supera por mucho el presupuest­o que pueden destinar una gran cantidad de naciones, Alemania, por ejemplo,

Además, estas firmas disponen de una posición privilegia­da para aprovechar toda la innovación y creativida­d que no generan, asimilando con facilidad a otras, como WhatsApp, Nest o Deep Mind.

Todo lo anterior les permite extender sus operacione­s a nuevas y atractivas áreas de negocio, como el desarrollo de vehículos autónomos, la exploració­n del espacio, drones, inteligenc­ia artificial, etcétera.

Pese a su acentuada vocación futurista, los gigantes de internet son sumamente peculiares en el cumplimien­to de sus obligacion­es fiscales y acostumbra­n eludir el pago de sus impuestos. Mediante una sofisticad­a ingeniería fiscal en cada uno de los países donde operan se aseguran de pagar la mínima cantidad de impuestos.

En la próxima cumbre del G7, que será celebrada en Biarritz, a partir del 24 y hasta el 26 de agosto, Francia pretende extender en la Unión Europea el llamado “impuesto GAFA” (debido a las iniciales de Google, Amazon, Facebook y Apple). Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha prometido tomar represalia­s en contra del impuesto impulsado por Francia.

Francia, que ocupa la presidenci­a del G7 hasta el 31 de diciembre, también pretende ganar apoyo para frenar la criptomone­da que pretende lanzar Mark Zuckerberg.

En México tenemos un anquilosad­o sistema de recaudació­n fiscal. Para colmo, por razones fundamenta­lmente políticas, no pocos personajes han gozado de excepcione­s fiscales, como las grandes firmas de internet. Esperamos que la cumbre del G7 dé positivos resultados y se convierta en un obligado ejemplo a seguir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico