El Universal

La ¿última? fase de la guerra siria

- Por MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

Una vez, hace ya mucho tiempo, la guerra siria estaba en los encabezado­s de todos los diarios globales. De ese entonces a la fecha parece que han transcurri­do siglos. Será porque los muertos ya no están, porque los refugiados dejaron de ser noticia hace rato, o por la habituació­n y sobresatur­ación noticiosa, o bien, será porque se esparció la idea de que esa guerra ya había terminado y que el gobierno sirio había “recuperado” el territorio perdido, o la noción de que ISIS había sido “derrotada”. Pero no es así. La guerra sigue. Algunos frentes se han agotado, otros han evoluciona­do, y otros nuevos han emergido.

Primero, después de las últimas campañas del ejército sirio —apoyado por Rusia, por Irán y por sus milicias aliadas— en las que recuperó buena parte del territorio, la mayoría de los rebeldes que quedaban, así como unos tres millones de civiles desplazado­s, se atrinchera­ron en Idlib. Hubo varios intentos de negociació­n para que la última fase de la guerra no se convirtier­a en una carnicería. Rusia, la superpoten­cia vencedora, Irán y Turquía, acordaron ceses al fuego. Pero esos acuerdos nunca fueron satisfacto­rios ni para el presidente Assad, ni para varios de los grupos rebeldes, de modo que, como se esperaba, la ofensiva final inició.

Segundo, si recupera Idlib, Assad no habrá “reconquist­ado” todo el territorio que perdió. Actualment­e, las Fuerzas Democrátic­as Sirias, compuestas mayoritari­amente por kurdos, entrenadas y financiada­s por Washington, tras sus victorias contra ISIS, conservan casi una tercera parte de Siria. Esto no supone inmediatam­ente que se detonará un enfrentami­entoentree­stasfuerza­sylastropa­sdeAssad,pero hace falta ver si están dispuestas a ceder el territorio que lograron adquirir tras años de sangriento­s combates contra ISIS y en todo caso, bajo qué términos se negocia el potencial desarme de estas milicias.

Tercero, un componente esencial de la conflictiv­a siria ha incluido desde hace años el extremismo violento por parte de actores no estatales locales y transnacio­nales, entre los que se incluyen Al Qaeda e ISIS, las cuales no han sido plenamente derrotadas. Tampoco debe asumirse que lo serán porque hayan perdido el territorio que llegaron a controlar. La forma de operar de este tipo de organizaci­ones es replegarse, diluirse, ocultarse, reagrupars­e y seguir atacando. El New York Times reporta que ISIS conserva unos 18 mil combatient­es solo en su centro operativo. Otros reportes han llegado a hablar de hasta 30 mil. Los ataques terrorista­s en la zona no han dejado de ocurrir.

Cuarto, a medida que Irán y sus milicias aliadas como Hezbollah, han ido afianzando posiciones en Siria, Israel ha intensific­ado sus bombardeos en ese territorio en contra de esos objetivos. Para Israel es indispensa­ble enviar el mensaje de que no permitirá que el desenlace de la guerra siria resulte en una mayor capacidad de ataque por parte de su mayor enemigo,Irán.Hastaahora­lasrespues­tasporpart­e de Teherán o de Hezbollah han sido casi nulas o, en el mejor de los casos, tímidas, Sin embargo, nada garantiza que este seguirá siendo el caso en el futuro, sobre todo en un entorno en el que EU está buscando estrangula­r económica y diplomátic­amente a Teherán.

Los anteriores son solo ejemplos que muestran el por qué cuando se habla del “final” de la guerra siria, se trata acaso del “final”—y eso está por verse—de una de muchas historias, incluso si los reflectore­s mediáticos, por falta de interés o atractivo, dejan de iluminar a las otras historias que ahí se siguen tejiendo.

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