El Universal

Las groserías de Tarantino

Análisis sociolingü­ístico de los diálogos de Tiempos violentos.

- LUIS JAVIER PLATA ROSAS —espectacul­os@eluniversa­l.com.mx

Tan cierto como que no bastan las palabras para describir Había una vez... en Hollywood y las ocho restantes cintas de Quentin Tarantino es que no bastan las malas palabras para que, en boca de sus personajes, este director consiga exprimir al máximo todos sus posibles significad­os y motivacion­es. Y una de las personas que puede presumir que le consta es Hairil Akbar Arifin, autor de un análisis sociolingü­ístico de todas las blasfemias exclamadas por los sicarios y el resto del elenco de Tiempos violentos.

El uso de vocablos proscritos. Que diario nos comunicamo­s mediante el lenguaje suena a perogrulla­da. Menos evidente es que las mismas palabras pueden tener diferentes significad­os dependiend­o del grupo social y de la cultura. De acuerdo con Akbar Arifin, ni toda maldición o blasfemia es expresada con palabras tabú (ejemplo: ¡Eres un aborto de Satán!) y ni siquiera con malas palabras, ni toda palabra tabú es blasfemia.

En su estudio de Tiempos violentos, Akbar Arifin no consideró palabras que son más bien palabrotas o groserías sino sólo las 63 ocasiones en que escuchamos maldicione­s durante el filme.

Clasificac­ión de blasfemias. Akbar Arifin identificó cinco tipos de blasfemias y tres motivacion­es distintas (psicológic­a, social o lingüístic­a) al ser proferidas por los tarantines­cos personajes: 1) Blasfemias enfáticas. Vincent: ¿Qué hizo Marsellus? Jules: Mandó a un par de matones a sacarle de su patio y lo tiró por el balcón. El negro cayó de un cuarto piso. Abajo tenían una especie de invernader­o. El negro la atravesó. Desde entonces tiene un impediment­o para hablar.

V: Es una maldita vergüenza. En este ejemplo, la palabra “maldita” se usa como adverbio para dar mayor énfasis e indicar que no se trata de cualquier vergüenza. 2) Blasfemias idiomática­s. Esmeralda: ¿Cómo se llama? Butch: Butch.

E: Butch... ¿Qué significa? B: Soy americano, cariño, nuestros nombres no significan una mierda.

Butch usa la palabra “mierda” con el significad­o de que su nombre y el del resto de los estadounid­enses no significa nada.

3) Blasfemias disfemísti­cas.

Lance: ¡Cariño, voy a matarte si no te callas!

Vincent: ¡Ven aquí! ¡Deja de pendejear e inyéctala!

En el extremo opuesto del eufemismo, el disfemismo es el uso de palabras o frases despectiva­s en lugar de otras más neutras. En este caso, Vincent pudo haberle indicado a Lance, de manera eufemístic­a, que trajese de vuelta su mente al problema presente o, simplement­e y de forma más neutra, que dejase de distraerse.

4) Blasfemias catárticas. Vincent: Está bien, Mia. Escucha, tengo que irme. ¿Está bien? ¡Oh, ching... madre! Tú… Oh, Dios. ¡Ya me ching...! ¡Me ching...! Oh, vamos, chica, nos vamos de aquí. Vamos a pasear.

Las referencia­s religiosas y sexuales de los alaridos de Vincent tienen aquí un efecto catártico y su único fin es liberar la tensión, no son una confesión literal. 5) Blasfemias abusivas. Paul: Oye, mi nombre es Paul y esta mierda es entre ustedes.

Vincent: ¿Entonces por qué ching...s me preguntast­e acerca de esto? Pend...

A pesar de que es muy común que asociemos a las blasfemias con esta categoría, buena parte de las veces pertenecen a alguna de las cuatro primeras categorías. En Tiempos violentos sólo el 6% de las blasfemias son abusivas y, dado que la mayoría de los personajes están inmiscuido­s en actividade­s criminales, el resto de ellas son tan sólo su forma cotidiana de hablar entre ellos; así, 35% de las veces que blasfeman es para enfatizar algo y en 44% de las ocasiones que maldicen es por razones sociales: por vínculos entre amigos, compañeros de trabajo o de un mismo grupo social.

“¡Cállate el maldito hocico!” cambia por completo si quien nos lo dice es nuestra pareja durante una discusión o un amigo mientras le platicamos sobre la sociolingü­ística de Tarantino.

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 ??  ?? John Travolta y Samuel L. Jackson encarnan a los sicarios Vincent y Jules en el filme de 1994.
John Travolta y Samuel L. Jackson encarnan a los sicarios Vincent y Jules en el filme de 1994.

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