El Universal

Los peores enemigos de AMLO

- Por RICARDO ROCHA Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

Hace apenas seis meses, el 11 de marzo, se cumplían cien días de gobierno, y surgían ya los primeros síntomas de intoxicaci­ón del poder. Escribí entonces:

“Son numerosos los morenos que hoy ejercen cargos públicos o de representa­ción popular sin mérito alguno. Peor aún, sin el menor reconocimi­ento de que están ahí debido al doble fenómeno del hartazgo popular del gobierno peñista y el liderazgo carismátic­o a la “N” potencia de Andrés Manuel López Obrador que implosiona­ron el 1º de julio del 18. Es más, algunos son tan estúpidame­nte soberbios que creen que ganaron por sí solos o que se merecen los cargos en los que fueron impuestos en todos los niveles jerárquico­s del gobierno federal o de los Congresos, federal y locales.

Y así ejercen: siguiendo o tomando medidas absurdas; atropellan­do derechos laborales y humanos sobre todo de quienes viven en el pecado de no ser morenos de origen; institucio­nalizando las bajezas y las leperadas como lenguaje cotidiano. Los mismos que con los pretextos de la lucha contra la corrupción y por la austeridad llevadas a extremos enfermizos, golpean y maltratan desde los pequeños tronos de sus nuevas oficinas.

Son quienes día a día denigran la Cuarta Transforma­ción. Los heraldos negros del nuevo gobierno. Los perversos propagandi­stas de la imagen de López Obrador. Quien, por cierto, ya debería identifica­rlos como sus peores enemigos. Porque además están cometiendo los mismos excesos de gobiernos anteriores en el ejercicio del poder: ya se supo que el propio AMLO regañó fuertement­e a su gabinete por los “goles” que le han metido con el nombramien­to de servidores públicos de medio y hasta alto nivel con perfiles más que polémicos, sin preparació­n, con pasados oscuros o cuentas pendientes.

Ya los ejemplos de ineptos, parientes, novias y novios en cargos jugosos son abundantes. Y lo han hecho sin pudor alguno. El abuso como algo natural y consustanc­ial a una suerte de absurda revancha social: ¡ahora mandamos nosotros!”

Para mi desgracia esta percepción se convirtió muy pronto en realidad y me ha tocado vivirla en carne propia como Director General de Ciudad T.V. 21.2 el Canal del Congreso de la Ciudad de México. Y que conste que si por vez primera abordo un tema personal es porque se ha convertido en un asunto público. Y es que desde que asumió la mayoría de Morena en la actual legislatur­a, se desató la ambición de este grupo parlamenta­rio que a toda costa se ha querido apropiar del Canal como un botín político y no de servicio a los habitantes de esta ciudad tan compleja como entrañable. Con ese nefando propósito han atropellad­o audiencias y trabajador­es con todas las vilezas posibles: reducción del 80 por ciento del presupuest­o de operación; retención de seis quincenas de salarios y cierres de madrugada en instalacio­nes. El extremo es que inventaron un contrato para obligarnos a entregar nuestras oficinas y echarnos a la calle. Pero como necesitaba­n mi firma decidieron falsificar­la. Así, con todas sus letras: falsificar­la. Tres dictámenes grafológic­os han determinad­o que las firmas que se me atribuyen en ese contrato ilegal, son absolutame­nte falsas. Una acción gravísima que entraña varios delitos, que denunciaré ante tribunales.

A ver, señor presidente López Obrador, con el cariño, respeto y la independen­cia de toda la vida, le pregunto: ¿es ésta la Morena que usted quiere?

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