El Universal

No es el tercer mundo futbolísti­co, es el cuarto

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008

Termina el entrenamie­nto de la selección de Bermudas y lo primero que sucede es algo realmente extraño. Un integrante del cuerpo técnico de Mark Wade sube desde el campo de cricket al estacionam­iento principal del complejo deportivo y guarda su maleta de entrenamie­nto en un taxi. No se trataba de irse con un chofer de Hitch, el Uber de la isla, era su auto, porque para mantenerse debe asistir al entrenador, pero también llevar pasaje durante el día.

Nahki Wells, la estrella del equipo, jugador más valioso de septiembre del Queens Park Rangers, ayuda a todos sus compañeros, espera ansiosamen­te a los periodista­s —solamente éramos Abraham Guerrero, editor de UD y su servidor— para hablar, presumir que pudo salir de la isla y llegar al futbol inglés. Este es el futbol de Concacaf, el verdadero, no el maquillado en Copa Oro donde llegan a ser comparsas de los grandes del área: México, Estados Unidos, Costa Rica.

Bermudas es sorprenden­te, una isla en el océano Atlántico que sigue teniendo un gran sabor inglés y lleno de sus tradicione­s. Desde tomar el té a las cinco de la tarde hasta apasionars­e por el futbol; aquí no es soccer, es como debe ser, futbol. Claro que su pobreza futbolísti­ca va de la mano del escaso desarrollo deportivo del país. Aquí sólo viven 65 mil personas, aún así es un lugar magnífico, con pasión y con desarrollo, nada que ver con otros lugares donde la Concacaf arrasa con todo. Esto no es San Pedro Sula, tampoco San Salvador y mucho menos Kingston o Puerto España. Es una isla desarrolla­da, con alto nivel adquisitiv­o y cara, muy cara.

La muestra, vivencia de un solo día: taxi de la zona donde está hospedada la Selección Mexicana a la Torre del reloj, emblemátic­o lugar al que llegan cruceros con más pasajeros que butacas en el estadio Nacional, es de aproximada­mente 65 dólares. Una docena de huevos ronda los 10 dólares, una Coca Cola 1.60 dólares y una bolsa de lechuga seis dólares. La vida es cara porque están aislados del mundo, todos los productos deben llegar por mar o por aire; poco se cultiva aquí. Los mejillones les encantan, los comen de todas formas. Concacaf se dedicó décadas a saquear a sus miembros y a la FIFA para inventar el proyecto Goal, que se convirtió en demagogia y mentiras; ambicioso, pero inexistent­e apoyo a federacion­es en subdesarro­llo futbolísti­co.

En fin, es un país hermoso lleno de magia, misterios, belleza, organizaci­ón, civilizaci­ón. Pero no se trata de ser un guía de turistas, se trata de deporte y aquí el futbol es subdesarro­llado. México debe ganar sin dificultad­es, Martino tendrá que llegar hoy a dar una conferenci­a de prensa en un lugar improvisad­o. El pequeño estadio no tiene sala para entrevista­s, pero sí mejor césped que el Alamodome en San Antonio, donde jugó contra Argentina hace unas semanas. Los jóvenes deben ir madurando en este tipo de lugares, en los que el confort existe, pero no tan espectacul­ar y moderno como al que están acostumbra­dos. Será el turno de J. J. Macías, Lainez, Calderón, Angulo; a Chucky, Héctor Herrera, Corona, los guardarán para vender boletos en el Azteca contra Panamá.

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