Presentan vinos chilenos
Verónica Cousiño, heredera de la histórica bodega andina Cousiño Macul, presentó sus etiquetas con una comida maridaje en CDMX
Durante años, el vino chileno ha sido descrito por muchos como un vino barato, palabra que la mayoría asociamos con mala calidad. Sin embargo, esto no podría estar más alejado de la realidad.
“Efectivamente, la relación calidad-precio [del vino chileno] es inigualable. Si compras una botella barata, vas a recibir un vino cuya calidad corresponde a ese precio. Ahora, el buen vino chileno es uno que sorprende.
“La gente tiene que cambiar esa percepción y arriesgarse a tomar el buen vino porque no se van a decepcionar”, comenta Verónica Cousiño, directora de marketing y exportaciones de Cousiño Macul, una de las mejores bodegas de este país sudamericano y, también, de las más antiguas.
Verónica, quien pertenece a la séptima generación de esta vinícola fundada en 1856, describe al vino chileno como una mezcla distinta y hasta divertida a lo que se ve en otros países productores.
“Históricamente, Chile es un país muy tradicional, bastante conservador y esta conservaduría se aplica también a su vino. Sin embargo, ha tomado un giro drástico hacia la innovación y creo que pocos países conviven con un mundo tan tradicional y moderno al mismo tiempo. Entonces, podemos encontrar viñas muy tradicionales, como la mía, y La bodega Cousiño Macul vinícolas que son de súper vanguardia y con proyectos bastante interesantes que buscan innovar dentro de esta tradición: hacer una reinterpretación del vino del viejo mundo dentro del nuevo mundo,” explica.
La bodega Cousiño Macul cuenta con una amplia variedad de caldos que van desde los clásicos tintos hasta los blancos y rosados e, incluso, posee un late harvest. De esta amplia selección, se puede encontrar en México una considerable parte. “Para mí, el mercado mexicano es uno de los de mayor potencial. Existe tanta diversidad que podríamos decir que hay un vino para cada momento, comida y bolsillo”, confiesa Verónica quien, con una comida maridaje en el restaurante Meroma, presentó los vinos insignia de la bodega.
“Tenemos la tradición de que cada generación tiene su propio vino. Nuestro caldo insignia es el Antigua Reserva, un vino que data de 1927 (creado por mi bisabuelo) y que ha sido la carta de navegación de la viña. Después viene Finisterrae, que es el vino que hizo mi abuelo y cuyo precio-calidad es impresionante. “Más tarde llegó Lota, nuestro vino ícono y que fue elaborado por mi papá y sus hermanos para la celebración de los 150 años de la bodega. Se trata de un vino extraordinario que creíamos era lo máximo en calidad y que nunca podríamos superar hasta que llegaron los Jardínes de Macul, un par de monovarietales (Merlot y Cabernet Sauvignon) con los que comprobamos que una sola uva puede hablar tanto como una mezcla.
“Finalmente llegamos hasta el vino de mi generación: La Dama de Plata, un caldo que amo mucho y en el que trabajé durante año y medio. A éste lo describiría como un vino muy femenino definitivamente” concluye la experta, quien extiende una invitación a probar y atreverse a elegir vino chileno. Veronica Cousiño, Jardín de Macul