“Vivos los queremos” cimbra al Senado
• Claudia Piedra lleva la voz de su madre a la tribuna
La mujer que enfrentó presidentes de la República, Rosario Ibarra, en la hora de gloria de recibir la Medalla Belisario Domínguez, aunque ausente, por medio de su hija Rosario acepta el galardón; en el mensaje, su hija Claudia anuncia la decisión de dejar el reconocimiento en manos de Andrés Manuel López Obrador.
En unos minutos, tres latigazos pegan en la conciencia de los presentes en la sesión solemne del Senado, que reúne a los poderes del Estado: se expresa la aguda crítica de doña Rosario de denuncia a lo largo de 40 años de cámaras de tortura en campos militares, en las bases navales y aéreas, y en tanto aparecen los hijos y familiares que por miles se buscan deja en manos del Presidente la custodia del galardón.
La conciencia de los desaparecidos que representa Rosario Ibarra se escucha en voz de su hija Claudia Piedra Ibarra, quien en tribuna se dirige a López Obrador: “Querido y respetado amigo, no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia; no quiero que mi lucha quede inconclusa”.
Asisten los secretarios de la Defensa Nacional, Cresencio Sandoval González; de Marina, José Rafael Ojeda Durán, y de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño; el consejero Jurídico del Ejecutivo federal, Julio Scherer Ibarra. También el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, quien fue compañero de escaño de Rosario Ibarra, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Ifigenia Martínez luego de que la senadora Verónica Delgadillo (MC) da lectura a la proclama que cuesta la vida de Belisario Domínguez, quien fue la primera senadora de oposición (1988-1994), expone que Rosario Ibarra “es una ciudadana lastimada por la violencia, una madre a la cual le fue arrebatado un hijo, sin siquiera tener la certeza de su destino”. Recibe aplausos, cariño, como el beso en la mano que le da la presidenta Mónica Fernández, y un abrazo presidencial.
La voz de Claudia Piedra Ibarra, en el turno de la galardonada, libera el dolor que toca a miles cuando exclama: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, que ha sido el motivo de vida de Rosario Ibarra.
Piedra Ibarra lleva al pecho una fotografía de su hermano, Jesús Piedra Ibarra, detenido y desaparecido el 18 de abril de 1974.
En el primer piso, López Obrador ha develado el nombre de la galardonada y antes de entrar a la oficina de la Jucopo, que preside Ricardo Monreal, el senador Manuel Velasco Coello con un ademán consigue que se saluden el líder de la 4T y el coordinador del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong.
El ritual de cada año, en honor de Belisario Domínguez, tiene los decibeles del Comité Eureka, la organización que fundó Rosario Ibarra, y que con bravura expresan sus consignas. Una de ellas: “Ahora, ahora; se hace indispensable presentación con vida y castigo a los culpables...”.