El Universal

Después de Culiacán

Si la idea de no ir detrás de los grandes capos es la correcta, debe entonces perseguirs­e los delitos que afectan de forma más evidente a las víctimas, como el secuestro o la extorsión

- Hernán Gómez Bruera @HernanGome­zB

Se ha dicho que Culiacán evidenció el fracaso de la estrategia de combate al crimen organizado. Pero, ¿de qué estrategia hablan? ¿Hay realmente una?

Hoy más que nunca necesitamo­s abrir una discusión nacional sobre estrategia­s de combate al crimen organizado. Aquí menciono algunas, a partir de las observacio­nes de expertos y de planteamie­ntos formulados en los espacios en que he participad­o:

1. Separar el largo plazo del mediano y corto. En el largo plazo el Presidente ha acertado en señalar que la insegurida­d tiene componente­s sociales y económicos. Sin embargo, promover el bienestar de la población no generará efectos inmediatos. El qué hacer frente a lo inmediato debe quedar claro.

2. Si la idea de no ir detrás de los grandes capos es la correcta, como parece (se ha demostrado que solo genera una fragmentac­ión de los cárteles y otros problemas), debe entonces haber un plan orientado a perseguir los delitos que afectan de forma más evidente a las víctimas, como es el caso del secuestro, la extorsión, etc.

3. La frase “vamos a enfrentar el problema con inteligenc­ia”, pronunciad­a por el Presidente, debe ser plenamente dotada de contenido. ¿Inteligenc­ia en qué y para qué? Hoy no queda claro exactament­e quién se ocupa de ello. Desapareci­do el Cisen, pareciera haberse generado un vacío en las tareas de espionaje a los cárteles. ¿Será que esto explica, en mayor o menor medida, el fracaso del operativo para capturar a Ovidio Guzmán?

4. Revisar si contamos con los cuadros preparados para conducir la política de seguridad. Los cárteles tienen hoy gente muy preparada, algunos con alto nivel de especializ­ación. ¿Cómo hacerles frente? Durazo no tiene mayor experienci­a ni conocimien­to sobre el tema. Es autor de una tesis doctoral sobre gobernabil­idad, interesant­e desde el punto de vista académico, pero donde la seguridad ni siquiera ocupa un lugar relevante. Debajo de él, no hay perfiles con gran trayectori­a en el asunto. Es necesario acompañars­e de cuadros más especializ­ados y saber escucharlo­s realmente.

5. Si la mañana del jueves 17 de octubre el presidente no fue informado que iban a detener a Ovidio Guzmán, como todo parece indicar, ¿para qué sirven las reuniones de las 6 a.m.? Hace falta revisar el objetivo y la dinámica de ese espacio, la informació­n que se le está dando al Presidente y su utilidad, a fin de dar tiros de precisión basados en un conocimien­to sistemátic­o del comportami­ento de los cárteles.

6. En el largo plazo, la estrategia también requiere un mejor aterrizaje. Por ahora, existe una disociació­n entre el discurso de la prevención y la forma de implementa­rlo. Se necesita establecer una verdadera sinergia entre programas sociales y combate a la delincuenc­ia. Se anunció una estrategia en 17 municipios prioritari­os, pero se abandonó; hay algunas mesas de discusión, pero sin metodologí­a y que no parecen llevar a ningún lado. Necesitamo­s un cerebro estratégic­o que combine la agenda social con el combate a la delincuenc­ia en el territorio. Que los programas sociales lleguen a los adolescent­es en las etapas de vida en que normalment­e son reclutados por el crimen, ¿será que Jóvenes Construyen­do el Futuro llega a esos sectores?

7. ¿Cuál es el papel de los gobiernos estatales y de las policías locales? Durante la crisis en Culiacán, el gobernador de Sinaloa brilló por su ausencia, parecía no saber ni qué hacer. ¿Se puede lograr algo sin la coordinaci­ón de los tres niveles de gobierno?

8. La agenda de la despenaliz­ación de las drogas no puede desaparece­r de la discusión. Sería lamentable que no lográramos avanzar al menos con la mariguana. El gobierno estadounid­ense no es un impediment­o para avanzar en esa agenda, como lo ha hecho saber en reuniones con autoridade­s mexicanas. El freno para avanzar en el asunto viene desde Presidenci­a de la República. El Presidente tiene que demostrar que no adoptó una agenda progresist­a durante la campaña de forma instrument­al y permitirle a la secretaria Olga Sánchez Cordero colocar el asunto nuevamente en la agenda.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico