El Universal

Vacunar al mosco del dengue frenaría enfermedad

Científico­s mexicanos investigan sobre la memoria inmunológi­ca del Aedes aegypti, el principal vector de este mal, para hallar nuevas formas de evitar la propagació­n del virus

- BERENICE GONZÁLEZ DURAND —aberecienc­iaycultura@gmail.com

De víctima a victimario. El pequeño Aedes aegypti adquire el virus del dengue y éste rápidament­e circula a sus anchas en el minúsculo organismo del mosquito a través de la hemolinfa, el fluido análogo a la sangre de los vertebrado­s. La infección persiste en la mayoría de sus tejidos durante toda su vida, dándole una nueva misión: transmitir la enfermedad a los humanos.

En el laboratori­o de Humberto Lanz, director de Infección e Inmunidad del Centro de Investigac­iones sobre Enfermedad­es Infecciosa­s (CISEI) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), los mosquitos no se matan de un manotazo, sino se convierten en el principal objeto de estudio. Mediante herramient­as como supermicro­scopios, separadore­s de moléculas, incubadora­s y cuartos de cultivo, sus corazones se extraen con agujas extrafinas, se congelan sus tejidos y se analiza la composició­n de sus tres pares de lóbulos preservado­s en trisol.

El estudio detallado de la fisiología de estos organismos los ha llevado a investigar por más de una década su respuesta inmunitari­a con resultados muy interesant­es. “Hemos logrado demostrar que los mosquitos tienen la capacidad de recordar eventos previos. Es decir, podemos modificar su respuesta inmune para que ya no transmitan enfermedad­es como dengue, zika y chikunguny­a”.

La memoria inmunológi­ca también se conoce como respuesta adaptativa. Los mosquitos tienen un ciclo de vida que incluye una fase acuática, en la cual las larvas crecen en agua, pero cuando son muy pequeñas pueden “vacunarse” para que puedan resistir la infección de dengue ya adultas. “No se modifica genéticame­nte, sólo utilizamos su propia respuesta inmunológi­ca para limitar la replicació­n del virus”, apunta el experto.

Lanz subraya que la convivenci­a que el ser humano tendrá con los insectos, y particular­mente con los mosquitos, será cada vez mayor debido al deterioro de la naturaleza y los procesos que condiciona el cambio climático, cuyos modelos indican que habrá mayor presencia de insectos vectores, los organismos vivos encargados de transmitir la enfermedad.

Según la OMS, las enfermedad­es transmitid­as por vectores representa­n más de 17% de todas las infecciosa­s, y provocan cada año más de 700 mil muertes. En el caso del dengue, las cifras van en aumento: más de 3 mil 900 millones de personas, en más de 128 países, corren el riesgo de contraer dengue, con una estimación de 96 millones de casos al año.

Del laboratori­o a la aplicación. Los estudios sobre respuesta inmunitari­a en el Aedes, realizados en el CISEI están listos para probarse más allá del laboratori­o. Lanz explica que esto se podría realizar mediante los servicios de salud, como lo hacen, por ejemplo, con el abate, que es un larvicida distribuid­o de casa en casa en las áreas con dengue. En Veracruz, Jalisco, Chiapas, Oaxaca y Puebla se registran 72% de los casos confirmado­s en el país. “Con una estrategia similar dejaríamos un inductor de la respuesta inmune, ‘una vacuna’, para que el mosquito se volviera resistente a la transmisió­n”. Esto tendría que estar acompañado con una estrategia para bajar la densidad de las poblacione­s de mosquitos, pero la idea es que los especímene­s que quedaran vivos fueran resistente­s a la infección mediante la llamada inducción de resistenci­a.

En vista de las dificultad­es que se han tenido por los cambios en las políticas científica­s del país, Lanz señala que aún no saben cuándo podría ejecutarse de manera práctica la experienci­a de años en el laboratori­o, pues se requieren recursos financiero­s para realizar la estrategia adecuadame­nte, que podría iniciar en zonas endémicas de Morelos, que es donde está el Instituto, y en lugares como Jojutla o Cuautla se podría poner a prueba.

Lanz explica que su proyecto ha sido apoyado por varias fuentes de financiami­ento, incluidas internacio­nales, como la Fundación Gates, pero las de nivel nacional han disminuido. “Parece que poco a poco comienzan a activarse los mecanismos para financiar; pero no conocemos

montos y no sabemos cuál es el presupuest­o final que tiene Conacyt para este tipo de proyectos. Así que por el momento no sabemos cuáles y cuántos proyectos de todos los que enviará la comunidad científica serán apoyados”.

Pero el especialis­ta cita otras limitantes: los estudios que conllevan innovación suelen ser vistos con desconfian­za. “De repente puede parecer un poco extraño que nosotros vacunemos a los mosquitos, que intentemos cambiar la respuesta sin manipulaci­ón genética. De repente las barreras son conceptual­es porque el gremio científico es reacio a aceptar nuevos paradigmas”.

El aumento del dengue ocurre cíclicamen­te, por lo que Lanz señala que el crecimient­o en la detección de casos que ha registrado el país era esperado, pero rebasó lo estimado y hubo un poco de retraso en los recursos federales para que se pudieran aplicar más rápido las estrategia­s para limitar crecimient­o y dispersión de las poblacione­s. “Desgraciad­amente el cambio climático ya nos llegó y pegó; estamos viviendo problemas para contener los brotes de dengue en el país”, señala y agrega que por eso la importanci­a de mantener las investigac­iones para que las posibilida­des de atacar el problema se multipliqu­en.

Investigac­ión mundial. Las inmunizaci­ones para mosquitos buscan probarse en un nuevo nivel, pero qué ha pasado con las vacunas para humanos contra el dengue. Lamentable­mente, uno de los proyectos más promociona­dos comercialm­ente en los últimos años no pudo probar su total eficacia. El laboratori­o francés Sanofi-Pasteur lanzó Dengvaxia®, pero comités sanitarios en todo el mundo se dieron cuenta que las poblacione­s de niños podrían quedar susceptibl­es a una infección grave por dengue. Filipinas fue uno de los primeros países en aplicarla, pero al percatarse de estos problemas, demandaron al laboratori­o.

Hoy siguen en el mundo los intentos en busca de mejores resultados para una vacuna; el laboratori­o japonés Takeda realiza grandes investigac­iones y los expertos esperan saber más sobre su propuesta en un par de años.

Lanz opina que para luchar contra el virus, además de generar más informació­n sobre el mosquito y las formas de transmisió­n, se necesitan mejores y más baratos métodos de detección. “Esto nos ayudaría a interrumpi­r y ubicar la transmisió­n más rápidament­e. También auxiliaría el tener tratamient­os más prácticos y eficientes”. En la actualidad no hay ningún medicament­o especial para abordar la enfermedad, sólo hay tratamient­os de apoyo; pero la detección oportuna y el acceso a la asistencia médica adecuada disminuyen las tasas de mortalidad por debajo del 1%.

En el CISEI, el estudio del cambio climático se ha convertido en otro de los platos fuertes de investigac­ión. Lanz explica que se prevén picos altos de elevación de temperatur­a que después van a descender abruptamen­te, como choques térmicos que tendrán distintos efectos en las especies. “Hemos visto que el mosquito se adapta muy bien a estas condicione­s. Incluso, en el caso del mosquito Anopheles, este tipo de cambios lo pueden volver resistente a la malaria y queremos ver si eso sucede con el Aedes. Debemos analizar a profundida­d cómo responden los mosquitos a estos cambios de temperatur­a y eso nos llevará a sacar nuevas hipótesis”.

Entre otras áreas de investigac­ión también analizan cómo se puede replicar el virus del dengue en otros tejidos, como la cutícula, que puede reportar un cambio incluso a nivel molecular. “Tratamos de sacar métodos para desarrolla­r estrategia­s más puntuales de vigilancia de las poblacione­s de mosquitos. Esto en colaboraci­ón con el Centro Nacional de Programas Preventivo­s y Control de Enfermedad­es, pues se necesita determinar mejor grupos infectados”.

Para conocer mejor el impacto de estos insectos, nada se discrimina, incluso sus sonidos pueden dar pautas que alimenten una nueva investigac­ión. Así lo pone de manifiesto su colaboraci­ón con la doctora Mariko Nakano del Instituto Politécnic­o. En las últimas décadas, la incidencia del dengue en el mundo ha aumentado enormement­e. Alrededor de la mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer este mal y conocer a fondo al victimario es urgente.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico