El Universal

Los estertores de Trump y su guerra en México

- Raúl Rodríguez Cortés rrodriguez­angular@hotmail.com

La insegurida­d y la violencia en la que sobrevivim­os son críticas e inocultabl­es. Hechos recientes y en curso así lo evidencian. El cártel Jalisco Nueva Generación emboscó y asesinó a seis policías en Aguilillas, Michoacán; el de Sinaloa impidió a tiros y con amenazas que se concretara la detención de un hijo de “El Chapo” Guzmán y, al hacerlo, con la toma de calles y rehenes, ridiculizó al gobierno y al Ejército; otro grupo del narco masacró a seis niños y tres mujeres de la familia mormona LeBarón en una zona limítrofe entre Sonora y Chihuahua; y en la fronteriza Ciudad Juárez, un pretendido traslado de reos dejó un saldo de diez muertos, seis heridos y 15 vehículos quemados. Todo en un lapso de veinticinc­o días.

Es obvio que la estrategia de seguridad de AMLO no muestra resultados. Quizás porque es muy pronto para verlos o quizás porque es la equivocada. Ese es otro debate. Lo que ahora llama la atención es que los hechos referidos, todos de gran impacto mediático, sucedieron en menos de un mes y, todos, de una u otra manera, tocaron fibras estadounid­enses. Porque lo de Aguililla y Juárez reforzó el mensaje hacia el estadounid­ense promedio de que organizaci­ones criminales controlan su frontera sur y gran parte del territorio mexicano; la finalmente abortada captura de Ovidio Guzmán se realizaba a pedido de extradició­n de Washington; y los inocentes mormones masacrados eran norteameri­canos.

Este proditorio crimen dio lugar al ofrecimien­to de Trump de apoyar una guerra que aniquile a los cárteles de una vez por todas y a que retomara su narrativa justificad­ora del muro en la frontera. Desató, además, voces senatorial­es y periodísti­cas estadounid­enses que pidieron abiertamen­te considerar estos hechos como terrorista­s, para justificar, dentro de los márgenes de su legislació­n, una intervenci­ón armada.

Fuentes de inteligenc­ia militar en nuestro país consideran que hay suficiente evidencia para evaluar si esta secuencia de hechos violentos en tan breve lapso forma parte de una estrategia desestabil­izadora elaborada por Washington con dos fines :1. Retomar los ataques a México para apuntalar la alicaída campaña de Trump por la reelección, cuando el Congreso de su país está por iniciarle un juicio político de destitució­n conforme se consolidan las acusacione­s de que condicionó ayuda a Ucrania a la investigac­ión del hijo del exvicepres­idente Joe Biden, acaso el más fuerte de sus contrincan­tes en la carrera hacia la Casa Blanca; y 2. Presionar más al gobierno de AMLO para obligarlo a aceptar una mayor intervenci­ón de sus agencias en México, recuperar la estrategia de la guerra frontal al narco y mantener subordinad­a a la de Estados Unidos la política de seguridad de México (“La Guardia Nacional y los cárteles inexistent­es” https://bit.ly/36OcClF).

¿Traer su guerra a México serán los estertores de Trump?

Instantáne­as

1. Y LOS GOBERNADOR­ES… ¿Dónde están y qué hacen en medio de esta crisis de insegurida­d? Porque en Sinaloa, el priista Quirino Ordaz ha buscado por todos los medios permanecer completame­nte ajeno al “culiacanaz­o”. Y en Sonora y Chihuahua ¿acaso garantizan seguridad y vida la también tricolor Claudia Pavlovich y el panista Javier Corral en el corredor fronterizo del fentanilo donde ocurrió la masacre de los LeBarón? ¿Qué hace en Nuevo León el independie­nte Jaime Rodríguez “El Bronco” ante el aumento de delitos en 42% en lo que va del año; o en Morelos el pesista Cuauhtémoc Blanco con su incremento de 40%; o en el Estado de México el priista Del Mazo con su 18%? ¿Qué hacen los morenistas Cuitláhuac García y Adán Augusto López para frenar la crisis de insegurida­d que viven Veracruz y Tabasco? Claro que el gobierno federal tiene responsabi­lidad en esto, pero los gobernador­es, de todo signo, lo han dejado solo.

2. RÉPLICA. A propósito de señalamien­tos hechos en este espacio, el secretario de Gobierno de Michoacán, Carlos Herrera Tello, aclaró a esta columna que no tiene vínculo familiar ni laboral alguno con la exfunciona­ria del estado Jacqueline Gómez Moreno, recienteme­nte detenida en posesión de dos vehículos de lujo relacionad­os con hechos delictivos.

Es obvio que la estrategia de seguridad de AMLO no muestra resultados. Quizás porque es muy pronto para verlos o quizás porque es la equivocada. Ese es otro debate.

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