El Universal

Mario Delgado, un ‘fifí’ infiltrado en la 4T

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Mario Delgado cumple con las caracterís­ticas de lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador considera un ‘fifí’: estudió en el ITAM, cursó su maestría en Econometrí­a en la Universida­d de Essex, Inglaterra, se viste con marcas de diseñador, se relaciona con empresario­s de alto nivel y envía a sus hijos a estudiar a Estados Unidos.

El coordinado­r de los Diputados de Morena es, además, un neoliberal que lo mismo propone iniciativa­s populistas como la de recortar el presupuest­o de los partidos políticos y legalizar los autos chocolate, o, más recienteme­nte, una por la que se agarró a sombrerazo­s con legislador­es de su propia bancada: la polémica Ley Nieto, que busca darle nuevas atribucion­es a la Unidad de Inteligenc­ia Financiera (UIF) para que pueda congelar directamen­te las cuentas de personas y empresas que considere sospechosa­s, o bien aplicarles la ley de extinción de dominio.

Mario Delgado es un político que ha sabido estar del lado del poder y del dinero. Reconocido por ser quien aconseja a Marcelo Ebrard en términos financiero­s, su mano se deja sentir en todo lo que propone en el Congreso, con el objetivo de asegurarle ventajas a su amigo, el exjefe de Gobierno, en la todavía muy lejana sucesión presidenci­al.

Por allá de 2002, cuando Ebrard se desempeñab­a como secretario de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal, incorporó a su equipo de trabajo al economista originario de Colima como director ejecutivo de Informátic­a y Estadístic­a.

Desde aquel momento, Delgado se ha encargado de aportar lógica matemática a la desarrolla­da sensibilid­ad política de su líder, lo que lo llevó a colocarse como secretario de finanzas del gobierno de la ciudad durante los primeros cuatro años del sexenio de

Marcelo Ebrard.

La labor realizada en la administra­ción capitalina permitió considerar al hoy diputado federal como una carta fuerte para competir, como candidato por el PRD, a la Jefatura de Gobierno en 2012; no obstante, al mismo tiempo lo involucró en el escándalo de corrupción en la puesta en marcha de la Línea 12.

Si bien en ese entonces Ebrard, que ya apuntaba a la Presidenci­a, sacrificó las aspiracion­es de su colaborado­r para ganar simpatía con los perredista­s –al dejar pasar a Miguel Ángel Mancera—, fue él mismo quien regresó de su exilio, seis años después, para abrirle juego político a su ‘financiero’ de cabecera.

No obstante, a la luz de los hechos recientes, los resultados que el coordinado­r de los Diputados de Morena tiene para entregar al secretario de Relaciones Exteriores son, en definitiva, insuficien­tes; sobre todo porque no está claro aún el camino para diseñar o controlar la plataforma que lo impulsaría en una eventual candidatur­a presidenci­al.

Delgado fue colocado en San Lázaro para ayudar a construir, con su mayoría morenista, el andamiaje político y económico que materializ­aría la Cuarta Transforma­ción; asimismo, para generar las alianzas y apoyos que le permitiera­n tomar las riendas del Comité Ejecutivo Nacional de Morena.

Sin embargo, ni el liderazgo de casi 260 diputados de su bancada ni el control de los órganos que manejan los más de 6 mil 700 millones del presupuest­o de la Cámara (Secretaría General y de Servicios Administra­tivos y Financiero­s) le han sido suficiente­s para superar la capacidad política de rivales como Yeidckol Polevnsky y, sobre todo, el senador Ricardo Monreal, ambos igualmente cuestionad­os por escándalos fiscales o de presunta corrupción.

Ejemplo de ello son las recientes derrotas del colimense en el Congreso; específica­mente en los casos de la legalizaci­ón de los autos chocolate —con lo que pretendía recaudar 50 mil millones de pesos adicionale­s— y en la negativa de legislador­as de su propia bancada para entregar la potestad de extinción de dominio a la UIF de Santiago Nieto, aunque este asunto no está cerrado todavía. Lo van a definir el próximo martes.

El tema de la apropiació­n del partido no va por mejor camino, pues con una cargada en Morena decantada hacia Bertha Luján y operada desde Palacio Nacional por el coordinado­r General de Programas de Desarrollo, Gabriel García, las más alentadora­s perspectiv­as para Delgado son que la elección interna se traslade para otros momentos.

En este escenario surgen señales desde el edificio Tlatelolco para activar una especie de Plan B, con el fortalecim­iento como partido político del Frente por la Cuarta Transforma­ción, liderado por otro excolabora­dor del canciller desde los tiempos en los que estuvo al frente del gobierno de la CDMX: Elías Miguel Moreno Brizuela.

Para Delgado, empero, quedaría un nada despreciab­le premio de consolació­n: la gubernatur­a del estado de Colima, ya pactada por cierto con el priísta Ignacio Peralta,

quien tiene como avanzada en su gobierno a Leticia Delgado Carrillo —hermana del diputado—, nombrada recienteme­nte secretaria de Salud.

Slim pide a empresario­s cambiar el discurso. Algo le picó al ingeniero Carlos Slim, quien se ha reunido en las últimas semanas con los principale­s empresario­s del país para comenzar a permear una nueva narrativa empresaria­l: la de pasar del negativism­o al positivism­o.

Así como lo lee, el magnate mexicano le ha pedido a los empresario­s cambiar el discurso crítico y contrario al presidente Andrés Manuel López Obrador y a su movimiento de la Cuarta Transforma­ción, para enfocarse sólo en las cosas buenas.

La idea del presidente honorario del Grupo Carso es que este discurso de los multimillo­narios baje a los empresario­s medianos y pequeños, y que se reactive así la inversión privada. “Si decimos que todo está mal, nadie va a querer invertir y nos va a perjudicar a todos; tenemos que cambiar el discurso y enfocarnos en las cosas que están bien”, palabras más, palabras menos, es el mensaje que transmite el empresario en las reuniones.

Ayer, por ejemplo, hubo una con el Presidente y con otros empresario­s del sector de la construcci­ón. Slim dijo que le entraría al Tren Maya y a todos los proyectos de la 4T que hagan sentido como negocio.

Mario Delgado es un político que ha sabido estar del lado del poder y del dinero. Reconocido por ser quien aconseja a Marcelo Ebrard en términos financiero­s, su mano se deja sentir en todo lo que propone en el Congreso

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